
A SINRAZÓN SE IMPONE A LA INTELIGENCIA
Cuando escribo estas líneas, mañana del jueves 24 de febrero de 2022 en España, Rusia ha iniciado un intenso bombardeo sobre distintas zonas de Ucrania. Las amenazas de hace semanas, se van cumpliendo con una violencia que aterra.
En forma inédita, un sólo hombre, Vladimir Putin, ha decidido enfrentarse a la oposición del resto de occidente. El Mandatario ruso ha anunciado por televisión, que “ha tomado la decisión de una operación militar en Ucrania, atendiendo el pedido de ayuda de los separatistas pro rusos y por la política agresiva de la OTAN hacia Moscú”. Luego hizo un llamado a los soldados ucranianos a “deponer las armas y regresar a sus casas”.
Más adelante, en su sorpresivo comunicado, Putin aseguró que “no quiere la ocupación de Ucrania, sino su desmilitarización y desnazitización de aquel país”. Y advirtió a “quienes intenten interferir que deben saber que la respuesta de Rusia será inmediata y conducirá a consecuencias que no han conocido jamás».
Todo esto nos retrotrae a las horas negras de la Segunda Guerra Mundial. La utilización de la fuerza, el ataque armado, masivo e indiscriminado, que sólo llevará dolor y muerte. ¿Quién será el responsable?. No importa quién, lo que importa es que muchas vidas inocentes será segadas por balas irresponsables.
Mientras desde Estados Unidos se habla de respuesta dura, implacable y aleccionadora, desde la Unión Europea se critica la acción de fuerza rusa y adopta medidas de sanciones económicas muy graves en contra del agresor.
La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que “esta no es una cuestión de bloques. Es de vida o muerte. Putin está trayendo la guerra de nuevo a Europa”. Y agregó con dramatismo: “Estamos viviendo una agresión sin precedentes, cuyo objetivo es la estabilidad en Europa y el orden mundial”.
Por su parte, el Jefe de la Diplomacia Europea, el español Josep Borrell, señaló: “Europa vive el peor momento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Una potencia nuclear ha atacado a su vecino y amenaza a quien le ayude. Es la mayor violación de la ley internacional y está costando vidas con consecuencias incalculables. La Unión Europea quiere responder”.
Este panorama se completa con las reuniones urgentes de la Unión Europea y de la OTAN. Llueven las condenas y las amenazas. Se van adoptando medidas económicas en contra de Rusia que alcanzarán niveles catastróficos para aquel gigante. Y al final, ¿Quién paga las consecuencias?
En toda confrontación, ninguno sale ganando. Unos pierden vidas, otros pierden muchos años de avances, de progresos, de calidad de vida de sus ciudadanos. O sea, pagamos todos porque la Humanidad se debilita. La barbarie de la guerra se quiere imponer. La inteligencia se retrae, es avasallada por la canalla violenta. Y sufre la gente. Sufrimos todos.
¿Acaso no hemos aprendido nada de nuestra propia Historia? Debemos usar la palabra, las ideas y las razones. No podemos dejar que la sinrazón se imponga, que la violencia sea alternativa a los avances del ser humano. No es posible que la brutalidad llegue a decidir la vida de millones de inocentes que se pierden en este tipo de confrontaciones. Es necesario, por tanto, eliminar a quienes promueven los conflictos y debemos imponer la vida en paz en un planeta bello habitado por una Humanidad Inteligente. Con la ley del más fuerte, corremos el riesgo de convertirnos en “especie en peligro de extinción”.
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