«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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ACTUALIDADES EN UN MUNDO DISTÓPICO

Carlos Bonifetti Dietert

Ingeniero C. Mecánico UdeC. Ambientalista.
«Biólogos, climatólogos, oceanógrafos, edafólogos y otros muchos científicos de las diversas disciplinas que se dedican a auscultar el pulso de nuestra maltrecha biosfera llevan decenios aterrados: y básicamente seguimos sin hacerles caso».
«Hay una gran probabilidad de que la mayor parte de la humanidad sea exterminada antes de que finalice el siglo XXI».

EXTRACTOS DESDE LA FUNDACIÓN ESPACIO PÚBLICO, del artículo del periodista Marià de Delàs,

¿Es inevitable el colapso ecosocial? [1]

El filósofo y politólogo ecologista Jorge Riechmann, lo afirma rotundamente y lo ratifica en uno de sus últimos libros, Simbioética, ‘Homo sapiens’ en el entramado de la vida, con una exposición ordenada y exhaustiva de datos y argumentos.

«La distopía que Susan George esbozó con su Informe Lugano en 1998 se ha ido haciendo más probable en los años transcurridos desde su publicación», señala el ecologista sin ánimo alguno de deprimir a sus lectores.

«Nuestro sistema actual es una máquina universal para arrasar el medio ambiente y para producir perdedores con los cuales nadie tiene ni la más mínima idea de que hacer», escribió George en su premonitorio libro hace 25 años.

Hoy el grito de alarma también lo da el secretario general de la ONU, que se hace eco del último informe de la Organización Mundial de Meteorología, y reconoce que las temperaturas récord ya queman la Tierra y que los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más virulentos, empujan a millones de personas hacia el hambre. Se prevé que 670 millones de habitantes del planeta quedarán sin alimentos a finales de la presente década.

«Hemos abierto las puertas del infierno», insistió más recientemente António Guterres en un nuevo llamamiento ante la Asamblea General de Naciones Unidas para referirse a las temperaturas más altas de la historia, a las sequías de larga duración, a los incendios que no se pueden extinguir, a las inundaciones catastróficas, a las tierras que se vuelven inhabitables y a los efectos terribles de todo ello sobre la vida en nuestro planeta.

Poco a poco parece que más y más personas, gobiernos, actores políticos y sociales, incluso grandes empresas, asumen que la crisis climática existe, y reconocen en cierta medida la gravedad de sus efectos, pero los gobiernos siguen empecinados en políticas de «desarrollo sostenible» y de crecimiento económico; a los inversores, naturalmente, lo que les interesa son las oportunidades de negocio que pueda ofrecer la llamada «transición energética», los hábitos de consumo no cambian, las invocaciones en favor de la utilización de energías renovables ignoran tanto la escasez de materias primas como los daños que causan sobre el territorio los macro instalaciones eólicas y fotovoltaicas, y en las cumbres internacionales nunca se ha abordado el problema de raíz: la extralimitación en la explotación de los recursos del planeta.

Ahora el gran problema es que aquello que sería «ecológicamente necesario es cultural y políticamente imposible», explicó Riechmann en entrevista realizada por Crític. Lo necesario sería, ha escrito, “salir a toda prisa del capitalismo, redistribuir radicalmente la riqueza, olvidarnos de la hipermovilidad y del turismo, reducir rápidamente la población humana, construir sistemas productivos biomiméticos, desarrollar una cultura de simbiosis con la naturaleza… Cultivar la música en vez del crecimiento económico, el amor en lugar de la competitividad, la espiritualidad en vez de la mercantilización, la educación en lugar del poder militar…”.

Hasta aquí los extractos, a modo de introducción. El artículo completo lo encontrarán en:

[1] https://espacio-publico.com/es-inevitable-el-colapso-ecosocial#md=modulo-portada-bloque:4col-t1;mm=mobile-big

En síntesis, lo que cabe tomar, desde estas lecturas y hacer, es emprender los cambios que se están clamando desde hace ya 50 años por las corrientes ecologistas, ecosocialistas [2] y científicas serias mundiales: el fin del capitalismo, del crecimiento de la economía, de la industria y de todo lo que signifique seguir extrayendo de la tierra y el mar, por el Homo sapiens, los bienes naturales comunes a toda la fauna y la flora que habita este planeta Tierra, más allá de las cantidades mínimas indispensables. Ningún ser viviente utiliza esos bienes que están a disposición de todos, en cantidades mayores a las justas y mínimas que necesita para vivir y reproducirse, excepto el Homo sapiens, que los extrae hasta su exterminio para satisfacer su ambición y su hedonismo.

Estamos viviendo ya el infierno en la Tierra, con el exterminio de pueblos empobrecidos y avasallados, como lo estamos viendo hoy en la Franja de Gaza, y la gente que migra de África hacia el continente europeo huyendo acicateados por el hambre y que mueren por miles ahogados en el mar Mediterráneo.

Debemos aplicar el «freno de emergencia», nos dicen filósofos y científicos, y seguimos haciendo oídos sordos a sus advertencias. La negativa a emprender el camino del decrecimiento (Parrique, Hickel, Valladares) nos ha conducido hacia el abandono de la «reverencia por la vida» (Max-Neef), a eliminar otras formas de vida y a degradar radicalmente la biosfera.

Leemos en el artículo de referencia: ¿De cuánto tiempo disponemos todavía para evitar el colapso? Riechmann comparte con el físico Antonio Turiel la idea de que “nunca es tarde” para evitarlo, pero al mismo tiempo asegura sin tapujos que «nos empobreceremos colectivamente por las buenas o por las malas”. Hay que impulsar, dice, «dinámicas de decrecimiento material y energético, redistribución masiva, educación en libertad e igualitarismo, relocalización productiva, tecnologías sencillas, retorno en el campo de nuestras sociedades, renaturalización de zonas extensas de la biosfera, cultivo de una Nueva Cultura de la Tierra…”.

Es lo que se está aplicando desde hace ya ca. 30 años en el Centro de Educación y Tecnología (CET) de Yumbel, con la práctica de la agroecología con recuperación de suelos y agua. Lo podrán apreciar en la entrevista de La Ventana Ciudadana (LVC) a su director, el ingeniero agrónomo Agustín Infante, publicada en esta edición de LVC.

Agustín hace tiempo ya, con fe y audacia, se atrevió a dar ese primer paso que, como apuntaba el filósofo Lao-Tse, constituye el principio de un largo camino por recorrer. Y es el camino que debemos recorrer todos los habitantes de Chile y del planeta. “Nunca es tarde”.

«Lo extraordinario del capitalismo es que produce el apocalipsis y después intenta venderse como la única solución razonable al apocalipsis».   Jason Hickel  

Referencias:

[1] https://espacio-publico.com/es-inevitable-el-colapso-ecosocial#md=modulo-portada-bloque:4col-t1;mm=mobile-big

[2] https://espacio-publico.com/intervencion/componer-e-improvisar-ecosocialismo-en-el-tiempo-roto

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2 Comentarios en ACTUALIDADES EN UN MUNDO DISTÓPICO

  1. Extraordinario artículo Carlos, una muy buena y clara síntesis de las advertencias que no queremos asumir y que a la vez sabemos que son LO QUE HAY QUE HACER. Pero son los grandes líderes los que deben apuntar a eso: ?por qué NO lo hacen? Hay una gran falla en el Homo sapiens, ..y nos lleva al desastre….

    • Gracias Antonio, transcribí partes de ese artículo periodístico y al final agregué unos comentarios con caracter un poco como arenga, con la intención de influir de alguna medida para seguir con rumbo correcto.

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