«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

Anónimos pero sobradamente conocidos.

Las sociedades anónimas constituyen el corazón del capitalismo. Mientras la  economía de occidente mostraba una evolución que estaba marcada por el creciente surgimiento de “sociedades de personas” cuyos integrantes aportaban sus habilidades y conocimientos específicos, las  “sociedades de capital” hicieron posible que se acopíaran enormes recursos que hicieron posible el desarrollo del industrialismo moderno.  El control de las empresas así conformadas (teóricamente en base a pequeños aportes de miles de accionistas desconocidos) fue siendo tomado paulatinamente  por grupos financieros poderosos que las administraron en función de sus propios intereses. La historia ha demostrado que así como el gran capital no tiene patria ni nacionalidad y emigra hacia lugares donde paga menores salarios y menores impuestos, y donde también  maximiza sus utilidades, tampoco tiene moral ni vergüenza.

Los últimos días nos han traído dos notables casos.

Caso Uno. El  Club Social y Deportivo Colo-Colo, es, sin duda, la entidad más popular del fútbol profesional chileno. Entregado en concesión a la sociedad anónima “Blanco y Negro”,  ha pasado por importantes vicisitudes en un poco tiempo. Sus hinchas vieron hace algunos años, con sorpresa, que un poderoso hincha de Universidad Católica (uno de sus más enconados rivales) tomada el control del club de sus amores. Pero no era para preocuparse tanto. El empresario solo perseguía fines político-electorales. Al igual que Joaquín Lavín con la concesionaria de Santiago Wanderers, una vez fracasados sus propósitos desapareció su amor por la camiseta.

En esa época, la presidencia de la entidad la asumió Gabriel Ruiz Tagle quien luego sería Subsecretario de Deportes del primer gobierno de Piñera. Ahora, desplazado de su cargo  el accionista principal luego de una gestión mediocre y personalista que al fracaso deportivo suma un endeudamiento cercano a los 10 millones de dólares, su principal adversario Leonidas Vial toma el control y coloca al mismo Ruiz Tagle  como presidente.

Pero ¿quién es Gabriel Ruiz Tagle, el nuevo mandamás albo? Un empresario en cuyo papel de antecedentes se registran los siguientes datos: a) Financiamiento ilegal de la Garra Blanca; b) Financiamiento ilegal de las divisiones inferiores de Colo Colo vía Subsecretaría del Deporte (dineros públicos para un negocio privado); c) No rendición  de cuentas en relación con los 2.000 millones de pesos entregados para el desarrollo de los Juegos Panamericanos; d) Involucramiento personal en la “colusión del papel Tissue” entre su empresa PISA y la “Papelera”. En relación con este último punto, Ruiz-Tagle ha proclamado, no su inocencia, sino que la decisión de la Fiscalía y del Tribunal de la Libre Competencia, ha sido “no levantar cargo alguno en mi contra”. Sin embargo, el TDLC con fecha 28 de diciembre de 2017 “dio por probado” que “la colusión se habría iniciado a partir de reuniones en las Brisas de Chicureo, en el año 2000”, reuniones que se realizaron entre los señores Morel (ex gerente general de CMPC Tissue) y Ruiz Tagle (ex dueño de PISA). Al respecto, el periodista Esteban Abarzúa ha comentado: “La colusión representa la peor cara del neoliberalismo. Hablan de libre competencia pero ni siquiera tienen el coraje de competir. Es cobardía, además de que traicionan sus propias ideas”.

Caso Dos. SQM, empresa controlada por Julio Ponce Lerou, yerno de Augusto Pinochet. Luego de un largo conflicto, Ponce trata de recuperar el control de la empresa, acusada de financiamiento ilegal de la política por sumas no suficientemente cuantificadas pero que oscilan entre 500 millones de pesos  y 11 millones de dólares para el período 2009/2014.

El autor confeso de los ilícitos es el ingeniero forestal Patricio Contesse González, gerente de SQM.  Los políticos financiados son, al menos 43,  de diversos colores. Contesse, impávido, ha declarado que todo esto lo decidió el solo,  que jamás  le informó a Ponce de lo que estaba haciendo, que su propósito nunca fue la evasión tributaria sino contribuir a financiar la actividad política. No se necesita ser muy sagaz para colegir que Contesse lo único que persigue con estas afirmaciones, es proteger a Ponce y su directorio, ya que no se puede olvidar que, una vez desatado el escándalo, fue despedido de SQM con una indemnización, léase bien, de DOS MIL MILLONES DE PESOS.

Ponce Lerou retoma el control de la empresa que otrora fuera propiedad del Estado. Su paquete accionario le permite designar como directores a Laurence Golborne, Hernán Büchi Buc y Patricio Contesse Fica. Golborne fue precandidato presidencial en 2009 y debió renunciar al descubrirse que poseía depósitos en “paraísos fiscales”, hecho que había negado reiteradamente. Büchi fue por años director de SQM con honorarios cercanos a los 19 millones de pesos,  por dos o tres reuniones al mes. Pese a su experticia nunca se dio cuenta de lo que estaba haciendo Contesse y optó por emigrar a Suiza ya que Chile no le daba seguridades. Patricio Contesse Fica es el hijo del inculpado y pastor presbiteriano,  Patricio Contesse González.

Estas son algunas de las facetas que se conocen del mundillo empresarial chileno.

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1 Comentario en Anónimos pero sobradamente conocidos.

  1. El repaso de estos turbios casos nos indica que delante de cada pez gordo hay un esbirro muy bien remunerado que expone el pecho a las balas. Los capos casi nunca dan la cara.

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