«El Antropoceno nos obliga a repensar no solo nuestra tecnología, sino nuestra ética y nuestra política.»

Bruno Latour.

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Carmelo Gallardo

Carlos José Vivas Sanchez

Médico. Especialista en Administración de Hospitales

Desde Caracas, Venezuela

La historia de nuestros países latinoamericanos ha estado sumergida en el culto a los hombres de armas como herencia de la guerra de la independencia, a pesar de existir próceres civiles que parecieran estar en segundo plano.

En Venezuela podemos citar innumerables profesionales de la medicina que califican como ejemplo de civilidad, basta citar tres casos, José María Vargas,  primer rector de la Universidad Central de Venezuela, abierta a instancias de Simón Bolívar, fue el primer presidente civil que tuvo el país; José Gregorio Hernández, docente de la misma universidad a inicios del siglo XX, hizo reformas importantes de los estudios médicos, con unos firmes principios religiosos,  llamado “medico de los pobres” por su ejercicio altruista, está en proceso de canonización, y Arnoldo Gabaldon, que armó un ejército de hombres y mujeres, que fueron al campo de batalla, porque eso fue la lucha contra el paludismo en los años 40, logró dominar esta plaga, y seria posteriormente el primer Ministro de Sanidad, en la incipiente democracia recobrada en 1958.

Hacerse profesional médico es una tarea ardua, requiere entre 3.500 y  4.500 horas de formación académica, entre clases magistrales, seminarios, asistencia a laboratorio, etc., aprobar materias científicas como Anatomía y Fisiología, hasta humanísticas como Historia de la Medicina o Deontología (ética médica), sin menoscabo de las horas robadas al sueño, los fines de semana sin fiestas; y la dedicación al estudio no termina al graduarse, porque hay que mantenerse actualizado sobre nuevos medicamentos, avances tecnológicos, nuevas técnicas y esquemas de tratamiento, y cuando un paciente “no responde” al tratamiento, le toca vuelta de nuevo a la biblioteca, la consulta a los antiguos profesores, mas trasnocho en búsqueda de una explicación para conseguir el camino que ayude al paciente.

De esa estirpe, proviene Carmelo Gallardo, un joven médico, que asumió transitar uno de los dos difíciles caminos que enfrentan los galenos venezolanos  en esta encrucijada, porque emigrar significa para muchos comenzar desde cero; y quedarse como hizo Carmelo significa ejercer en condiciones precarias, con una alta probabilidad de frustración ante el panorama de ver a pacientes que pueden recuperarse o no morir, porque existe el conocimiento y la tecnología pero sin embargo la falta de recursos, no permite ofrecer lo mejor, y que muchas veces pueden verse perseguidos judicialmente cuando no hacen lo debido porque no hay con que hacerlo.

Carmelo es especialista en hematología, tiene el cargo de Jefe del Banco de Sangre del Hospital Central de Maracay, prácticamente es el único banco de sangre del estado Aragua que tiene una población de más de millón y medio de habitantes, y un área de influencia que puede llegar a los 2,5 millones de personas.

Su ejercicio profesional lo pone al frente de situaciones que van más allá de  su nivel de gobernabilidad; la crisis humanitaria compleja que afecta el sector salud, ha hecho que estos servicios estén casi cerrados, la falta de material para el manejo y conservación de la sangre, la falta de reactivos de laboratorio para analizar y así garantizar la inocuidad de la sangre que aportan los donantes, es asunto que sufren a diario pacientes y profesionales del sector salud.

Le corresponde la atención de quienes sufren enfermedades hematológicas, solo como ejemplo, en este ámbito debe atender a pacientes con  leucemia, muchos de ellos niños, y precisamente los pacientes oncológicos en general desde hace varios años, viven el drama de no recibir todos los medicamentos que establecen los protocolos, y los pocos que reciben muchas veces son incompletos.

La dedicación del Dr. Gallardo, le ha valido el respeto de sus colegas, y es  por eso que preside la Sociedad de Médicos Especialistas de su hospital, además de sus compromisos profesionales y familiares (tiene dos hijos de 11 y 4 años), ha asumido el activismo dentro de su gremio, con un solo objetivo, que haya  servicios de salud de calidad para la gente.

De unos años para acá, el régimen venezolano ha venido creando  mecanismos “legales” para criminalizar la protesta, es así como miles de venezolanos han sido detenidos de manera arbitraria, aislados varios días sin que familiares o abogados puedan comunicarse con ellos, imputaciones de cargos que van desde “instigación a delinquir” hasta “traición a la patria”, quienes corren con suerte, son excarcelados con medidas cautelares que los obligan a no participar en ningún acto de protesta so pena de ser recluidos en prisión por largo tiempo. Pero eso es solo una parte de la historia, los organismos policiales amenazan a los familiares para que los casos no sean denunciados o se hagan públicos los atropellos porque a los detenidos “les puede ir peor”.

El pasado 30 de abril, mientras participaba en una protesta pacífica en Maracay, Carmelo Gallardo, fue detenido arbitrariamente, cayendo sobre él todo el proceso de atropello que desde hace tiempo y de manera sistemática ejerce el régimen contra los profesionales médicos que protestan y denuncian.

Actualmente se encuentra privado de libertad por orden de un juez, en un  proceso donde se le han violado todos sus derechos, comenzando por el más básico, la presunción de inocencia,  los cargos que se le imputan son resistencia a la autoridad, obstaculización de la vía pública, agavillamiento e instigación para delinquir, buscan una condenatoria amañada para disuadir a sus colegas de protestar, su caso no es el único, ese mismo día fueron detenidos otros doce médicos en todo el país, incluido Gabriel Flores en la misma ciudad de Maracay.

El caso de Carmelo Gallardo, viene a engrosar la lista de galenos que han  debido enfrentar atropellos policiales y procesos judiciales en los últimos años, algunos han sido víctimas de torturas con posteriores secuelas, mientras tanto la causa de sus protestas sigue sin solución y visible, servicios ambulatorios y hospitalarios sin medicamentos ni equipos suficientes para prestar atención medica digna y de calidad a los ciudadanos.

Al momento de ser detenido al Dr. Gallardo le quitaron los zapatos deportivos que tenía puestos…y ¡no se los devolvieron!

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