
Comenzando El 2018, Nada Normal ( II )
Tal como les prometí la semana pasada, hoy continuaré señalando que absolutamente nada de lo que diga Donald J. Trump puede ser creído. No hay normas que se sigan, como tampoco hay límites que se respeten. Este señor no tiene interés en un liderazgo efectivo.
Por ejemplo, tomen las respuestas de Trump a la crisis que se está viviendo en la actualidad, con respecto a «Opioid». Después de prometer declarar la epidemia, que ha hecho fallecer a más de 200.000 personas desde el año 2.000, como una emergencia nacional, lo cual podría haber tenido un acceso económico de U.S.$23 mil millones de dólares de los fondos federales, él cambió de parecer. En vez de eso, Trump anunció una emergencia en la salud pública nacional, envolviendo un recurso financiero diferente, porque podría perjudicar a sus seguidores millonarios, y ahora solamente ofrece una ayuda de 57.000 dólares para contraatacar la epidemia opioid.
La peor demostración de la ignorancia de Trump sobre las causas de la crisis, se presentó cuando él dijo que la mejor forma de evitar los problemas con opioid es «no comenzar». Como lo ha reportado el periódico The New Yorker recientemente en forma bastante detallada, esta crisis fue generada deliberadamente, por empresas farmacéuticas como Purdue Pharma, fabricante del Oxy-Contin, iniciando una campaña de mercadeo que disminuía los peligros adictivos, y naturalmente aumentaba sus ventas. Las compañías fabricantes de las drogas medicinales han ganado miles de millones de dólares, conociendo la adicción de millones de personas, y causando a la vez, cientos de miles de personas muertas. La gente se puso adicta escuchando los consejos de sus doctores, que también reciben un beneficio económico de las empresas farmacéuticas por la promoción de sus productos.
Pero Trump es, y tenemos que aceptarlo así, mucho peor que la cantidad de sus fracasos, 6 veces en una bancarrota, y la ignorancia política, además de ser un racista homofóbico. Por eso los críticos republicanos se dirigen, no a sus formas de trabajo, sino a su propia persona. Tal como el senador del Estado de Arizona, Jeff Flake, lo ha señalado: «El carácter personal cuenta mucho. El liderazgo no nos anima ni nos mal alimenta, como tampoco nos ofrece datos que nos mantengan sobreviviendo».
Donald John Trump no tiene principios personales, es una persona indisciplinada, no se preocupa de los precedentes ni de la propiedad individual. Se ha rodeado de gente inclinada hacia la criminalidad, como lo demuestra la investigación de Robert Mueller, el antiguo Director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, siglas en inglés), la cual se está comenzando a revelar. Sus nominados en el gobierno arrojan vulgaridades a la vez de malos usos de los recursos gubernamentales. Su aspereza y deshonestidad es contagiosa. Consideremos a John Kelly, el Jefe del Personal de Trump, un hombre que una vez fue reconocido por su integridad individual. Cuando Trump peleó con una afligida viuda millonaria y él no tuvo la habilidad de demostrar una falsa simpatía por su pérdida personal, John Kelly se adhirió a la defensa de su jefe. En otra ocasión, Kelly acusó a una integrante de la raza negra en el Congreso, de hacer declaraciones en un evento público, que sólo la favorecían a ella, y después rehusó pedirle disculpas cuando se presentó un video sobre ese evento demostrando que él estaba equivocado. Ahora su reputación se ha destruido. Para colmo, después, en otra oportunidad, Kelly proclamó que el general confederado Robert E. Lee fue un «hombre honrado». Es algo increíble poder decir algo así de un reconocido racista dueño de esclavos, que cometiera no sólo una traición al país, sino que fue el culpable de miles de muertes durante su época.
Hasta aquí es donde nos ha traído Donald John Trump, y es suficiente razón para oponernos a su estilo de gobierno en esta nación, no solamente por grupos progresistas, sino por todos los que se preocupen de mantener los valores básicos de una ciudadanía, tales como los hechos reales, ya que los presidentes de esta nación no debieran comportarse de manera que no sean aceptables ni por nuestros propios hijos. Lo que está sucediendo en este país en la actualidad, demanda una respuesta colectiva. Resistir y vencer a Trump se ha transformado como algo imperativo a nivel nacional. Aún George W. Bush lo ve así.
No existe ninguna duda de que Donald J. Trump ha soltado a quienes se escondían por décadas, por tener fuerzas muy obscuras dentro de la política estadounidense. Algunas de esas fuerzas son, como ya lo hemos visto, muy violentas. Esto también ha iniciado que se comience a identificar un movimiento que se llama a sí mismo como antifacista, lo que realmente es una mala idea, porque muchos extremistas ahora explotan su sentido de importancia para reforzar su fanatismo e intolerancia, incluyendo el estratégico uso de la violencia contra la propiedad ajena y contra la ciudadanía de esta nación.
Como pueden ver, estimados lectores de La Ventana Ciudadana, este 2018 ha comenzado con situaciones que en realidad no tienen absolutamente nada de normal, así que a enfrentar la realidad que tenemos por delante.
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