De fe y filosofía
Las religiones se construyen esencialmente a partir de la fe. Es la fe la única que puede provocar que la gracia de Dios (del que se invoque) recaiga en el creyente. Es la fe en Dios la que supone el único camino a la salvación, unida a la humildad. De aquí una de las grandes contraposiciones con la filosofía, que se supone de naturaleza arrogante y vanidosa, ya que también busca salvarnos, pero no de la muerte (nos guste o no, todos nos vamos a morir), sino que de la angustia que nos produce este fenómeno. Y es arrogante, por cuanto la salvación no estará en otra vida, sino que en esta, y no fuera de nosotros, sino que radica en nuestras propias fuerzas y en virtud de las emociones y pensamientos que están en uno. Vemos al envejecimiento y a la muerte como enfermedades en lugar de procesos naturales y las combatimos de modos muchas veces absurdos, con tal de impedir que ocurra lo inevitable, en lugar de aceptarlo. Nos aferramos a una idea de “vida eterna”, y la filosofía nos llama a vivir esta y no otra, que para muchos es una quimera hasta hoy no comprobada. Es más, en casos extremos e irracionales conducen a los más fanáticos a consumar las más brutales acciones o a inmolarse por lo que creen irrebatible, manipulados por los que se arrogan “la verdad”, como única. Para Luc Ferry: “Antes que creer sólo en un Dios salvador, la filosofía es aquella propuesta de conocer el mundo, de comprenderse a sí mismo y comprender a los otros tanto como nos los permite nuestra inteligencia, la que permitirá alcanzar, más bien por lucidez en lugar de sólo con una fe ciega, la superación de nuestros miedos”. No es ser contrario a la religión, sino aceptar que pueden existir otros caminos, otras formas de entender la existencia. Son visiones que no tienen porque imponerse unas sobre otras. De hecho, hasta pueden complementarse y dialogar. Para un creyente Dios está en nosotros y puede entenderse que se expresa a través de la reflexión filosófica. Ya Epícuro definía a la filosofía como “la medicina del alma”. Dejar de un lado el miedo a morir que sólo envenena nuestra voluntad de vida y oscurece los colores de la existencia. Según los estoicos, es esta una buena lucha para lograr ser libres y vivir bien. Superar la angustia que significa asumir que el curso de nuestra vidas resulta ser irreversible, que el pasado se quedó donde está, que no podemos volver aunque nos esforcemos a tiro de nostalgia, sentimiento de culpa, remordimiento y arrepentimiento, ni lo haremos volviendo en busca de los paraísos perdidos por mucho que invoquemos los buenos recuerdos. Ahora es el momento, mirando hacia el futuro para construirnos un justo pasado.
Interesante, complejo y necesario de enfrentar y conversar.
Un Temazo!
Le tenemos tanto miedo a la muerte…que no somos capaces de hablar de lo único que tenemos certeza… Todos nos vamos a morir.
El miedo cruza toda nuestra existencia y no nos deja razonar con claridad!!!