
De la Inteligencia Artificial a la Tontería Natural
Nuestro país vive una aguda crisis que no solo es económica o social como pretenden hacernos creer, sino que alcanza ribetes valóricos o morales que derivan de la decadencia de la política.
La realidad evidente no tiene derecho a disfrazarse.
Por un lado, tenemos a un sector de centro izquierda ejerciendo el Poder Ejecutivo por voluntad de la ciudadanía, no porque haya concitado la adhesión de una mayoría sino porque a sus “adherentes duros” (más / menos un 35%) sumó el voto de quienes vieron en Boric un “mal menor” frente al extremismo de Derecha.
Por la vereda del frente, caminaron los derrotados que en lugar de ejercer la función opositora propia de un régimen democrático, se han empeñado en jugar todas sus cartas al fracaso de los noveles gobernantes. Los llamados “poderes fácticos” (grupos económicos y comunicacionales, especialmente prensa escrita y televisión abierta) se esmeran en exhibir los déficits de gestión del Gobierno (para lo cual este realiza semanalmente sus propios aportes).
Si a este cuadro dibujado en sus líneas más gruesas sumamos la escandalosa fragmentación de los partidos y el desconocimiento de los acuerdos suscritos, la mirada ciudadana se espanta.
Hay hechos que confirman lo dicho y que es necesario relevar.
Hace un año se aprobó la ley que establece la jornada laboral de cuarenta horas semanales, concordándose su implementación paulatina especialmente para atender las preocupaciones de las medianas y pequeñas empresas. Pues bien, las grandes empresas, en vez de reconocer este beneficio que buscaba favorecer la vida familiar otorgando una hora adicional de descanso a trabajadoras y trabajadores, optaron por la ingeniosa fórmula de reducir la jornada en 12 minutos diarios diluyendo así el beneficio y burlando el espíritu de la ley.
Ante la derrota sufrida por la Oposición en la elección de la mesa de la Cámara de Diputadas y Diputados, la parlamentaria RN Ximena Ossandón ha declarado: “No queremos que el Gobierno y el Partido Comunista estén en la testera”. La ramplonería de la frase es evidente. No existe razón alguna que impida que las fuerzas de Gobierno (de éste o de cualquiera) controlen las mesas parlamentarias si tienen los votos para lograrlo. Ahora, si la preocupación es por la presidencia del Partido Comunista, la crítica es muy liviana ya que guste o no guste, esta colectividad tiene existencia legal con todos los derechos consecuentes. Muy distinto sería el caso si la gestión de la nueva mesa cometiera abusos administrativos o políticos inaceptables que ameritaran su censura en su momento.
Pero queremos apuntar en un sentido un poco más alto.
El diputado republicano Urruticoechea ha sido denunciado por su ex cónyuge por el hecho de haber usado fondos del Estado para consumos personales o familiares de combustible absolutamente ajenos a su función parlamentaria, diciéndole a ella que los devolvía religiosamente. El delito lo ha estado cometiendo durante cinco años y el fraude suma decenas de millones de pesos.
El diputado por La Araucanía Mauricio Ojeda, afín al mismo sector político (fue Seremi y Gobernador de Cautín bajo el mandato de Sebastián Piñera) y electo como parlamentario como independiente en cupo republicano, aparece ahora cuestionado en el caso Convenios por el acceso irregular a $700.000.000 a través de sus fundaciones Folab y Educ, obtenidos desde el Gobierno Regional, único en el país ganado por la Derecha. Un elemento clave para la investigación – su celular – fue totalmente destruido por su hijo de tres años en “un acto fortuito”. La cobertura periodística del caso ha sido, por supuesto, muy débil en comparación con las horas y páginas dedicadas a los “convenios “del Norte.
Ha llegado la hora de que los ciudadanos enfrenten la crisis de la política chilena. Los partidos políticos más formales deben asumir sus responsabilidades y perder, sin derecho a reemplazo, los cargos logrados. Las otras colectividades, surgidas del populismo, las traiciones y deslealtades, simplemente deben desaparecer.
Los problemas del país son demasiado graves y requieren acuerdos básicos para avanzar en su solución. Continuar en este juego insensato no solo atenta contra la esencia de una democracia seria sino que constituye, a todas luces, una inmoralidad ya que impide construir soluciones para la gente que lucha día a día por su subsistencia vital.
Felicito al autor de este increíble artículo, que nos demuestra una vez más, que la ciudadanía chilena, junto con la democracia que crémos que existe en Chile, han sido completamente engañados por individuos elector por el pueblo, asumiendo que harían un trabajo a favor de nuestra nación, pero que desafortunadamente se está demostrando con hechos evidentes que se nos ha engañado abiertamente, con un abuso de poder. Gracias a La Ventana Ciudadana nos hemos podido dar cuenta la clase de individuos que tenemos en el gobierno chileno, porque el resto del periodísmo a nivel nacional, ni lo ha mencionado.
Muy de acuerdo con su comentario, Guilmo. Es el resultado del descalabro en toda la Eduación chilena y de la idiotización de los ciudadanos de Chile y del mundo entero. Ya sabemos quienes son los responsables y culpables.
Todo ello está magistralmente presentado por Ana Campos y Antonio Aretxabala en su nueva entrada: El IDIOCENO. (https://www.eldiario.es/cienciacritica/bienvenidos-idioceno_132_10327662.html)