
Decrecimiento
El decrecimiento [1] es una corriente de pensamiento que busca un cambio desde una economía capitalista basada en el crecimiento continuo en un planeta de bienes naturales comunes finitos hacia una economía en la que la sociedad pueda alcanzar un bienestar necesario y suficiente respetando y cuidando de la naturaleza y, de esta manera, recuperar el equilibrio ecológico con el homo sapiens actuando verdaderamente como parte de ella y no como su explotador.[2]
Sin lugar a dudas, para hacer de esto una realidad, es necesario que la humanidad cambie su estilo de vida, de forma que prevalezca la solidaridad, la justicia, la cooperación y la mayor igualdad posible entre todos para hacer del planeta un lugar verdaderamente digno y sostenible.
Hoy observamos con preocupación como el hombre moderno ha basado su bienestar y felicidad en un consumismo exacerbado de bienes y servicios que está acabando con los recursos materiales, minerales y energéticos del planeta, dejando a un lado lo que debe ser primordial como es que los seres humanos gocen de un lugar habitable, sostenible y seguro para todos.
Esta tendencia socio-económica hacia una economía del decrecimiento comenzó a estudiarse en los años ’70 a partir del notable libro del economista Nicolás Georgescu-Roegen La Ley de la Entropía y el proceso económico.
Los escenarios de decrecimiento se entronizan con la situación mundial de la crisis climática y el calentamiento global. Ya estamos viendo que la tecnología no nos traerá soluciones a todo ello por el agotamiento de los combustibles de origen fósil que no tiene alternativa de sustitución, puesto que las llamadas energías renovables no serán capaces de producir las enormes cantidades de energía que aquellos nos han estado proporcionando hasta hoy porque, además, dependen totalmente de ellos.
Por donde busquemos, las relaciones entre la extracción de bienes naturales comunes y su cada vez menores cantidades disponibles, nos señalan que estamos chocando ya con los limites del crecimiento en todo orden de cosas. Como la disociación entre el elevado consumo de energía y el PIB no es posible, seguiremos con las fósiles aumentando la emisión a gran escala de dióxido de carbono de la atmósfera y, por ende, el calentamiento de la Tierra.
Las premisas del crecimiento sostenido atraviesan todo el espectro político de las naciones del Norte y del Sur global. En el último siglo, tanto la acumulación como la distribución de riqueza suponen mantener un crecimiento continuo del PIB, incluso cuando se trata de satisfacer demandas sociales y esto ya está tocando fondo.
El decrecimiento y los enfoques post crecimiento pueden facilitar la consecución de una mitigación y mejoramiento de los resultados sociales, están tratados en profundidad en el libro ‘Menos es más: cómo el decrecimiento salvará al mundo’, de Jason Hickel (2020).
El decrecimiento ha abierto un debate en el que se están haciendo grandes esfuerzos para imaginar transformaciones políticas profundas, incluso dispuestas a a desmantelar las bases de la economía y las premisas de desarrollo vía crecimiento tradicionales tal como las conocemos. Esto es indispensable de asumir, debemos reconocerlo y aceptarlo frente a la crisis actual. Los grandes problemas mundiales requieren grades soluciones. Así lo hemos visto a lo largo de la historia.
Muchos consideran el decrecimiento como un camino al empobrecimiento y se niegan a considerarlo como una propuesta. Argumentan que el concepto no tiene sentido para quienes viven en situaciones de pobreza y subordinación. También objetan que su postulación provenga del norte global, del mundo desarrollado.
Debemos, entonces, enfrentar sin temor el debate y revisar profundamente conceptos, la mayor parte de las veces falaces, a los que nos hemos estado acostumbrando por su uso abusivo en los medios, como: “sostenibilidad”, “energías limpias”, “industrias verdes”, “acero verde”, “innovación”, “inteligencia artificial” y otros de poca sustancia.
El decrecimiento es una gran apuesta por la justicia ambiental y por la reverencia por la vida hacia todos los seres del planeta; no hay duda de ello y se nos está agotando el tiempo disponible para los grandes cambios indispensables e ineludibles en el modelo vigente.
Los recientes desatres invernales nos están dando una magnífica oportunidad para acometer la tarea. Sin embargo, esto implica erradicar las bajezas en las que ha caído la política tanto en el país como a nivel mundial.
Esperemos los resultados de la decimoquinta Conferencia de la Sociedad Europea de Economía Ecológica (ESEE) -que engloba tambien la 10ª Conferencia Internacional de Decrecimiento- en la que se reunieron los días 19-20-21 y 22 de junio en Pontevedra, Galicia, más de 1.200 académicos, investigadores y activistas, procedentes de numerosos países europeos, y también de Estados Unidos, Brasil, África del Sur, Japón y Nueva Zelanda con motivo de la ESEE-Decrecimiento 2024. [3]
Organizado por el grupo de investigación de la Universidade de Vigo Post-Growth Innovation Lab, este congreso internacional celebró en la tarde del martes 18.06 en el Pazo da Cultura su acto inaugural, que daba inicio a cuatro días de debate sobre sostenibilidad económica y social, cambio climático y transición ecológica.
Se trató, además, de una de las ediciones con mayor participación, según recordó en el acto inaugural el director del Post-Growth Innovation Lab, Mario Pansera. El investigador definió como «una gran victoria científica» que en esos días, en las diferentes sesiones académicas, se presenten cerca de 950 estudios, «lo que significa que la economía ecológica y el movimiento del decrecimiento tienen algo que decir a la comunidad académica».
Pansera recordó también que ciencia, tecnología e innovación son los ejes temáticos de esta edición, con el propósito de poner el foco en que su desarrollo no poder estar ligado «a un crecimiento económico indefinido y continuo, porque es social y ambientalmente insostenible». En el acto intervino también el presidente de la ESEE, Dan El´Neill, que explicó que el objetivo de esta sociedad es «mejorar el conocimiento de las relaciones entre los sistemas económico, ambiental y social», con un objetivo tanto científico como de contribuir «a mejorar la calidad de vida de las personas en todo el mundo».
CBD
23/05/2024
REFERENCIAS:
[1] https://youtu.be/d7B3ruQOzl0
[2] https://www.youtube.com/watch?v=_RsneEMrUpM
Gracias por tu buena recepción a mi artículo, Ana Dall’Orso. Así es, estamos viviendo un momento absurdo de caos, desorden y colapso, y lo peor, por la voluntad del homo sapiens (no tan)sapiens. Es fáci entender la sabiduría de la Pachamama, de la naturaleza, para nosotros, mientras otros no logran comprender o son tan egoístas que no quieren comprender.
No explotándola, permitiendo que lo destruido se restaure por sí mismo con ayuda de los humanos, el mundo alterado se puede recuperar bastante rápido, en 30 a 40 años ya se pueden ver resultados, y hay muchos casos que demuestran que es posible; uno entre muchos más es el CET, Centro de Estudios y Tecnología, de Yumbel.
Excelente artículo Carlos Bonifetti.
El problema es que ese indispensable decrecimiento que no debe ser entendido sino como un desarrollo consciente de los límites de la utilización de la naturaleza por los seres humanos choca con el sistema capitalista, más aún el neoliberal que estamos viviendo persiguiendo ganancias…
En un momento histórico en que menos del 1% de la población forman la cúpula del poder mientras en un continuo movimiento centrífuga expulsa al resto hacia los bordes.
Qué momento absurdo estamos viviendo Carlos!!!
Un ejemplo son las migraciones de seres humanos desesperados en lugar de organizar este mundo de modo que puedan ellos tener una vida decente en sus territorios…
Felicitaciones