«El mayor peligro para nuestro planeta es la creencia de que alguien más lo salvará.»

Robert Swan.

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Deficiencias de los Sistemas de Gestión Energética en Chile.

Carlos Bonifetti Dietert

Ingeniero C. Mecánico UdeC. Ambientalista.

Óscar A. Valenzuela

Auditor Líder ISO 19011:2018 Gestor Energético ISO 50001:2018

En la intervención realizada el día lunes 16 de octubre en la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara Alta, las organizaciones unidas CILAT – ATAVID – CODEFF – PENCO SIN MINERAS y representantes de las regiones de Ñuble, Maule y Biobío, se expuso una buena parte de las afectaciones de proyectos de energías renovables eólicos y fotovoltaicos que están invadiendo agresivamente el territorio nacional. En la sesión se entregó un “Informe de No Conformidad” de los procesos de Gestión Energética en Chile, documento que da cuenta de los incumplimientos de requisitos legales y técnicos de los procesos, calificados por los expertos del GRUPO ASEC CHILE como “graves” por su origen y sus efectos.

La intervención -con sólidos fundamentos- dio lugar a que la Comisión de la Cámara formalizara mediante oficios una investigación de los hechos a cinco estamentos del Poder Ejecutivo: Consejo de Defensa del Estado, Contraloría General de la República, Ministerio de Medio Ambiente, Ministerio de Vivienda y Urbanismo y, Coordinador Eléctrico Nacional.

A continuación, compartimos el OFICIO N°202-2023 emanado desde la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales:

La deficiente gestión energética en las instituciones del Estado deviene así en una barrera que obstaculiza alcanzar las metas pretendidas de la agenda gubernamental en materia de Eficiencia Energética. A pesar de la implementación de la Ley 21.305 basada en la norma ISO 50001, algunas entidades gubernamentales, como los ministerios de Medio Ambiente y de Energía, muestran notables deficiencias en su aplicación. Esto tiene consecuencias negativas en cuanto al desarrollo adecuado de los sistemas energéticos nacionales frente a los déficits de materias primas energéticas y de bienes naturales comunes, en general, que se avecinan a nivel local y mundial, afectando directamente a comunidades y comprometiendo la calidad de vida de las personas, incluso generando problemas como atentados y vulneraciones contra la propiedad privada y el patrimonio familiar.

Las deficiencias observadas, como la falta de rigurosidad en los procesos y de compromisos sin resultados, reflejan un actuar deficiente de la autoridad, falta de voluntad política y nula toma de conciencia de la gravedad de las diversas situaciones investigadas. La norma ISO 50001, como estándar de calidad, requiere un enfoque integral en todos los niveles de las instituciones, sin embargo, algunas entidades gubernamentales han fallado en establecer una cultura que promueva el orden y la eficiencia como actitudes permanentes en sus operaciones.

La falta de preparación, capacitación y concienciación de empleados públicos para los cargos que detentan se presenta como un obstáculo adicional. Aquellos organismos del Estado que no invierten adecuadamente en programas de formación y concientización encuentran dificultades para sensibilizar a su personal sobre la importancia de la excelencia en la gestión de la energía y la optimización de los recursos.

La gestión ineficaz y la falta de evaluación permanente, especialmente evidente en entidades como la Municipalidad de Cauquenes, entre muchas otras, comprometen la capacidad de medir los impactos en el desempeño de manera regular. Este descuido no solo afecta el medio ambiente, sino que también tienen otros impactos negativos, como los económicos, generando empobrecimiento y desperdicio de recursos públicos, con costos adicionales que podrían destinarse a áreas críticas de desarrollo y de servicios.

Para lograr mejoras en los Sistemas de Gestión Energética, las instituciones del Estado deben reconocer la importancia de estos procesos y conocer a cabalidad la delicada situación energética por la que atraviesa actualmente la humanidad para así poder fortalecer sus compromisos con la gestión eficiente de los recursos. Esto implica implementar programas de capacitación, crear una cultura organizacional que promueva la eficiencia como principio fundamental y adoptar los desafíos de las nuevas tecnologías de manera responsable.

La mejora permanente en la gestión energética no solo beneficia a las instituciones gubernamentales y consumidores, sino que también contribuye a la reducción de la huella ambiental y al ahorro de recursos económicos. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para abordar estas deficiencias de manera efectiva y avanzar hacia un futuro más seguro y energéticamente eficiente, evitando cortes de energía constantes y prolongados que afectan a los usuarios. La gestión adecuada de la energía es una responsabilidad compartida que impacta directamente en el bienestar de la sociedad y el medio ambiente.

Además, es esencial implementar sistemas de gestión de calidad efectivos y mantener una atención constante en la retroalimentación de los usuarios finales. Las instituciones que logran gestionar eficientemente la mejora continua y la cadena de valor no solo aumentan su competencia, sino que también fomentan la innovación y construyen relaciones sólidas con las comunidades y usuarios que pueden verse afectados por una mala toma de decisiones.

En última instancia, reconocer y abordar las deficiencias en la cadena de valor, son actitudes indispensables para la mejora continua y constituyen una inversión para lograr un desarrollo equilibrado y permanente de las comunidades e instituciones. La adaptabilidad y la búsqueda constante de la excelencia son elementos clave para superar los desafíos y construir un camino hacia el éxito a medio y largo plazo.

Finalmente, es pertinente dejar constancia ante las comunidades de la nación, que los proyectos desprolijos y fraudulentos denunciados en detalle en la reunión de la Comisión, se repiten con características similares en otras regiones del país. También cabe destacar que dichas graves irregularidades, se han impuesto como hechos consumados, a espaldas de las personas y comunidades, sin consultas ciudadanas (PAC) o con consultas mal informadas y poco transparentes. 

Ante el desorden que vemos desde la sociedad civil en la mala forma en que están desarrollándose los proyectos energéticos y la llamada “transición energética”, la “descarbonización” y el “hidrógeno verde”, cabe emprender un urgente y radical cambio de actitud en los entes de gobierno responsables de la energía y del medio ambiente hacia una planificación del desarrollo energético a medio y largo plazo científica, coherente y hacia adentro, descartando las intenciones “soterradas” de exportar energía hacia otros países y continentes a costa de transformar Chile en territorio de sacrificio como lo estamos observando día a día. Es lo que corresponde hacer en un mundo inmerso en un proceso de colapso generalizado en pleno desarrollo.

En apariencia el Producto Interior Bruto (PIB) rige nuestros destinos y define en un número si vamos bien y progresamos. Ahora sabemos que no es indicador de prosperidad, ni salud, ni bienestar, ni… ¡felicidad!
Fernando Valladares

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