«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

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Editorial: Entrampados en la complejidad

Equipo laventanaciudadana.cl

Periodismo ciudadano.

Hoy podemos hablar, sin temor a equivocarnos, de crisis, explosión, estallido, revuelta, revolución, agregando siempre a esos sustantivos el adjetivo “social” para que quede claro que no se trata de un fenómeno meramente político, o económico, o institucional, sino de “algo” que abarca una diversidad de aspectos que difícilmente  pueden esclarecerse y deslindarse.

Al mismo tiempo, si se hurga en las entrañas de la sociedad pesquisando las causas del fenómeno inquietante que estamos viviendo,  se señalarán como causas originales la pobreza, la injusticia, la inequidad, la desigualdad, el abuso persistente e insolente de las clases dominantes, las carencias en salud, educación, seguridad social, vivienda, en un país que matemáticamente tiene los ingresos y las riquezas propios de una nación de nivel medio de ingresos pero en cuyas calles campean la cesantía y la desocupación, el comercio informal, el narco tráfico.

Nuestras ciudades, y la dominante capital en particular, constituyen una radiografía de lo que somos y de cómo vivimos.

Mientras tres o cuatro comunas (las mismas de siempre) viven al nivel de los desarrollados países nórdicos en viviendas de 600 o más metros cuadrados, con avalúos que se acercan y a veces superan los mil millones de pesos, con cuatro autos a la puerta y un ejército de guardias de seguridad, a pocas cuadras pululan bajo los puentes infinidad de familias marginales y carenciadas o sobreviven en medio de la miseria la basura, y la carencia de los servicios más elementales, en una situación de rasgos comparables a los de las poblaciones del África subsahariana..

Ese es Chile. Nuestro Chile. El indesmentible Chile. Sin tomar en cuenta, por supuesto, el país rural que solo conocemos a través de siúticos reportajes acerca de la belleza de la vida campesina pero cuyas carencias de educación, agua, salud, saneamiento básico se silencian porque se trata de un tema incómodo que podría avergonzar a los exportadores que enriquecen nuestras  Cuentas Nacionales.

Ninguna de las causas arriba mencionadas deja de jugar un rol significativo en el origen de los graves problemas por los cuales estamos pasando. La cuestión es que todas suman, todas aportan puntos para densificar la crisis.

Si bien la crisis ha implicado ciertos cambios, es claro que hasta ahora nada apunta al corazón del asunto.

Una simple revisión de la prensa nacional correspondiente al período comprendido entre el 18 de octubre y el 15 de noviembre de 2019, demuestra que muchas de las cosas que en ese entonces se dijeron y muchas de las decisiones que tan categóricamente se anunciaron, estaban motivadas solo por el temor y por la necesidad apremiante de descomprimir una realidad que se les  estaba saliendo de control.

A poco andar, el “Acuerdo por la Paz Social y por una Nueva Constitución” se diluyó y muchos de los suscriptores que generosamente lo rubricaron, tras tomarse la foto del caso quemaron lo que habían adorado y volvieron al punto de partida ideológico que nunca abandonaron. Las excusas y justificaciones que nunca les faltan a los “señores políticos” (y que explican su más absoluto descrédito) no alcanzaron ni siquiera para cubrir sus vergüenzas. Para la historia quedarán grabados los nombres de los senadores Allamand y van Rysselberghe (unida ésta ahora a José Antonio Kast en lo que podría denominarse el “frente bolsonarista”) y sus devaneos.

Un desconcertado Presidente de la República que no atina a comprender la gravedad y complejidad de la crisis, que es incapaz de entender que si no aborda cambios de fondo al modelo económico social todo rebrotará en marzo, que ha demostrado no tener el coraje suficiente para herir a los grandes intereses económicos (entre los que se encuentran los suyos propios), será, sin duda, el gran responsable ante lo que vendrá.

Las fuerzas opositoras, declaradamente adherentes al cambio constitucional, no han mostrado hasta ahora un liderazgo sólido y propositivo y es posible que paulatinamente se vayan ahogando en las interminables discusiones procedimentales sin que el ciudadano medio, aquel que tiene una fuerte dosis de madurez y responsabilidad, los vea como una alternativa válida.

Es obvio (sería de tontos desconocerlo) que las fuerzas gobernantes, férreas defensoras de la realidad actual, se jugarán todas sus cartas al amedrentamiento ciudadano, contando para tal efecto con un poder económico y comunicacional prácticamente ilimitado. Si a ello se suman personajes como el vocero del frente “No + AFPs” Luis Mesina, que torpemente les proporcionan los insumos indispensables para su campaña del terror, poco quedaría por decir. “Se puede dar el fenómeno que, dada la capacidad de movilización, que los constituyentes se constituyan en la primera reunión, se autodeclaren soberanos realmente y se acabó todo, cierren el Congreso inmediatamente. Esa creo que es una apuesta que dependerá única y exclusivamente de nosotros” (sic).

El panorama es tremendamente complejo. Si en los próximos días no logra generarse un liderazgo colectivo fuerte, audaz, innovador, dispuesto a jugarse entero por una democracia más auténtica y profunda y por un nuevo modelo institucional que determine el rol esencial del Estado en los desafíos más acuciantes de una sociedad agobiada, los resultados serán misérrimos.

Una vez más habremos fracasado.     

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3 Comentarios en Editorial: Entrampados en la complejidad

  1. Hummm.
    Para la derecha y el gobierno está todo claro, provocar a los manifestantes, reprimir, mantener las calles sucias, no reparar semáforos, generar caos y, con una contundente campaña del terror, asustar y …
    Que todo siga igual, para ello, cuenta con el apoyo de parlamentarios de todos los sectores.
    Creanme, ellos no quieren ningún cambio.

  2. ¡BRILLANTE!
    Una editorial, de alto vuelo, un análisi certero y d una calidad y claridad muy interesante.
    Felicitaciones.
    Estaba esperandolos…

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