
EL VIBRANTE SILENCIO DEL HUMEDAL
La serpenteante lengua del río Cruces se hace visible desde el aire a pocos minutos de despegar de la ciudad de Valdivia. A primera vista aparece inerte, como una gran extensión desmembrada de tierras inundadas. Pero a medida que se avanza, la atmósfera limpia que precede a las tormentas de lluvia características de estas regiones australes permite distinguir con toda claridad cómo se desarrolla la vida sobre el gran humedal. Los detalles aparecen lentamente, y con un poco de atención, es posible ver cientos de cisnes de cuello negro como pequeños puntos blancos sobre la superficie del agua. Las garzas, con su vuelo soñoliento, cruzan de una orilla a otra y se posan sobre alguna rama. Un bote a remo proveniente del poblado de Punucapa deja una fina estela que interrumpe la tranquilidad de las aguas.
El Santuario de la Naturaleza del río Cruces, también conocido como Santuario Carlos Anwandter, tiene 25 kilómetros de largo, 2 kilómetros de ancho y una superficie total de casi 5 mil hectáreas. Con el correr de los años, se ha convertido en albergue de más de 90 especies de aves, numerosos mamíferos, peces e insectos y una impresionante cantidad de flores silvestres. En algunas regiones, el bosque nativo se mantiene vírgen.
Sitio de depósitos y sedimentos marinos desde el Período Terciario, la cuenca del río Cruces presenta un clima templado cálido, con una estación seca que dura menos de 4 meses y lo convierte en un lugar ideal para que prosperen varias especies de aves acuáticas. Los niveles de precipitaciones alcanzan los 2,000 milímetros anuales. Mayo, Junio y Julio son los meses más lluviosos, por lo que el Invierno parece eterno y la llegada de la Primavera, una bendición. La densa capa de nubes que se evaporan de la selva valdiviana no dejan ver a los pilotos que viajan en avión por esa área, porque las nubes penetran en los valles interiores, agazapándose cerca del cerro Oncol, el más alto de la cordillera de la costa que se eleva 715 metros sobre el nivel del mar. En el idioma Mapuche, Oncol significa «cerro escarpado», y en esta zona la profusa selva alberga una gran variedad de árboles, entre los que se incluyen gigantescos coigues, robles, maitines, olivillos, ulmos, lumas, pitras y arrayanes.
Pero la diversidad de la fauna se aprecia mejor desde el agua, y un Kayak es el mejor vehículo para desplazarse rápida y silenciosamente entre las abundantes plantas acuáticas. Si viajan desde el fuerte histórico de San Luís de Alba, a 2 horas al norte de Valdivia, y reman por un angosto corredor rodeado de suces, la suave corriente los llevará lentamente hacia la confluencia de los ríos Cruces y Calle-Calle, que se encuentran aproximadamente 50 kilómetros río abajo. Plumas de cisnes arrastradas por el viento flotan a la deriva sobre la superficie del agua. El silencio profundo tarda en hacerse familiar, y en las orillas las mariposas revolotean entre miles de flores silvestres que salen al encuentro y luego desaparecen en el follaje de los sauces.
Una de las mariposas que más abunda entre las flores del Santuario es la «Colias Vanthierii» que decora los campos con su alegre colorido, el macho con sus vividas alas anaranjadas y la hembra que agrega un blanco verdoso. Prefieren los terrenos planos y suelen visitar plantas silvestres como el Diente de León. También es posible encontrarlas en sembradíos de alfalfa. En las praderas del Santuario es común observar el travieso cortejo que los identifica como los lepidópteros más comunes de Chile. Por su parte, las abejas son casi invisibles, pero es posible escucharlas zumbando en grandes enjambres entre los arbustos. Los lugareños extraen su deliciosa miel del Ulmo, un árbol nativo que crece principalmente en lugares muy húmedos.
El refugio del río Cruces alberga la mayor colonia reproductiva de la garza cuca (Ardea Cocoi), que se sienta inmóvil, estirando su azulado cuello, pacientemente a la espera de algún pez, esta ave, junto al cuervo de pantano (Pregadis Chihi), y el gaviotín piquerito (Sterna Trudeaui), están en peligro de extinción. También sorprende la presencia del cisne coscoroba (Coscoroba Coscoroba). Esta zona protegida también se ha convertido en el habitat del Huillín (Lutra Provocax), una enorme nutria de río que sólo se deja ver en rarísimas ocasiones, ya que la caza desmedida la ha puesto en peligro de extinción.
En la próxima edición de La Ventana Ciudadana continuaré señalándoles la segunda parte de lo interesante de este Vibrante Silencio Del Humedal. No se lo pierdan.-
Hermosa descripción del humedal y del SN Carlos Andwanter, santuario que debemos cuidar como el preciado tesoro natural que es. Muchas gracias Guilmo por el relato.