
Energías renovables: la revolución francesa inversa [*]
La Revolución Francesa llegó cuando el carbón sustituyó a la agricultura como principal fuente de riqueza de la sociedad. Hoy nos enfrentamos a una repetición de esos acontecimientos con la energía renovable reemplazando a los combustibles fósiles. Vuelven varios detalles, incluidos los tres estamentos (nobles, clérigos y plebeyos) que lucharon por el poder en el momento de la revolución. La nobleza moderna es el lobby de los combustibles fósiles, la burguesía es la creciente economía basada en las energías renovables y el clero está representado por el movimiento «catastrofista». (Imagen de Robespierre y torres eólicas realizada con Dezgo.com) |
La mejor manera de interpretar la Revolución Francesa es utilizando la lente de la Economía Biofísica. Todos los sistemas, incluidos los sociales, son estructuras disipativas que generan complejidad al procesar energía y crear entropía. Sin energía, no hay sociedad compleja. Luego, cuando una fuente de energía se agota, se produce un colapso. Cuando es reemplazada por otra fuente, es una transición a una estructura diferente que puede ser más grande y compleja.
Esto es lo que ocurrió con la Revolución Francesa, que tuvo lugar cuando el carbón reemplazó a la agricultura. El carbón se extraía y quemaba en Europa ya durante la Edad Media, pero la producción no empezó a adquirir importancia hasta el siglo XVIII. Hasta entonces, la sociedad europea dependía de la agricultura para proporcionar energía metabólica («alimentos»). El carbón no podía proporcionar directamente energía metabólica, pero podía transformarse en alimento mediante un proceso que incluía fundir acero, usarlo para fabricar armas, conquistar grandes extensiones de tierra en el extranjero, esclavizar a la población local y ponerla a trabajar en plantaciones que proporcionó alimentos a los europeos.
La transición llevó a los nobles terratenientes y a la nueva burguesía mercantil a enfrentarse en busca del dominio. La lucha se prolongó durante unos dos siglos. En algunos casos, la transición fue suave, como en Inglaterra; en otros, implicó mucho derramamiento de sangre, como en Francia en 1789, en Estados Unidos en 1861 y en Rusia en 1917. En todos los casos, el resultado final fue el mismo. No es sorprendente que el término «King Coal» (“El Rey Carbón”) se convirtiera en algo común.
El paso de la agricultura al carbón cambió profundamente la estructura de la sociedad europea. El poder ya no estaba en manos de los nobles regionales, sino que pasó a concentrarse en manos de poderosas élites nacionales que podían controlar la producción de carbón y, con ella, todo lo demás. Lenin entendió las razones del proceso cuando afirmó que la revolución bolchevique tenía que ver con el control de los medios de producción. No dijo que no podría haber producción sin carbón, pero estaba implícito en el concepto.
El poder de las nuevas élites era inmenso, pero todavía necesitaban a los plebeyos como soldados y trabajadores. Así, la estructura de los nuevos estados nacionales fue manejada de tal manera que daba la ilusión de que «el pueblo» estaba a cargo. En la práctica, el poder estaba en manos de lobbies arraigados en Europa occidental y de estructuras burocráticas como el Partido Comunista de la Unión Soviética. Pasar del carbón al petróleo cambió poco en la estructura de poder; la principal diferencia era que el petróleo podía transformarse más fácilmente en alimento mediante procesos químicos que producían fertilizantes. Condujo a un nuevo paso adelante en el dominio, con las elites volviéndose globales.
Hoy en día, las energías renovables en forma de fotovoltaica y eólica tienen la capacidad de cambiarlo todo. Su bajo costo les permite romper el control de las elites globales sobre la producción y recuperar una economía que se parece al viejo mundo agrícola, donde la tierra era la principal fuente de riqueza. Una verdadera «Revolución Francesa a la inversa», que devuelva los medios de producción a manos de centros regionales en lugar de a los globales. No esperemos que el capitalismo desaparezca en una nube de humo como resultado de la energía renovable, pero la capacidad de las elites globales para controlar la producción de energía, sí, desaparecerá o, al menos, quedará muy disminuida.
No es de extrañar, entonces, que el rápido crecimiento de la producción de energía renovable esté generando una fuerte reacción negativa por parte de sectores de la sociedad que se ven amenazados. Aquí vemos paralelismos con la histórica Revolución Francesa. Quizás recuerde que antes del ataque a la Bastilla en 1789, el rey Luis XVI convocó a los tres «États Généraux», los Estados Generales, para gestionar la respuesta a las crecientes crisis financieras y políticas en Francia a finales del siglo XVIII. Estaban formados por los nobles, el clero y los plebeyos. Fue desde el principio un choque entre los dos estamentos atrincherados; los nobles y el clero que representan la agricultura y el tercer estado; los plebeyos que representan el carbón. Los plebeyos decidieron crear su propia Asamblea Nacional y entonces, como dicen, eso fue historia.
Hoy en día no tenemos un rey que convoque a los tres estamentos de la sociedad en asamblea, pero la presencia de entidades similares es detectable. Los nobles modernos son los lobbys petroleros que controlan el funcionamiento del Estado mediante su poder financiero. Su adversario es la «burguesía basada en las energías renovables» (*), una nueva clase social que obtiene su riqueza del creciente poder de las energías renovables. ¿Y quiénes son el equivalente moderno del clero? En la época de la Revolución Francesa, su función era brindar apoyo ideológico a los nobles asustando a los plebeyos para que se sometieran. El método utilizado fue la amenaza del castigo eterno si se atrevían a intentar elevar su estatus a algo más que la mera supervivencia.
Actualmente existe un equivalente del antiguo clero religioso en el movimiento «catastrofista». Comparten una visión apocalíptica del castigo divino por los pecados humanos, y su papel actual es mantener viva la economía fósil convenciendo a los plebeyos de que las energías renovables son una quimera, que volverse pobre e indigente es una virtud y que deberían ser felices con adoptar el «decrecimiento». Eso permitirá a los lobbys fósiles mantener su control sobre la producción de energía fósil mientras intentan cambiar a la energía nuclear, otra fuente centralizada que puede controlarse a nivel global. En el proceso, los plebeyos quedarán abandonados a su suerte y tendrán que valerse por sí mismos lo mejor que puedan. Si pueden.
El nuevo clero del movimiento catastrofista está teniendo cierto éxito. La propaganda occidental es un arma poderosa y las nuevas redes sociales basadas en la Web se están utilizando plenamente para denigrar la energía renovable. Pero las energías renovables están creciendo rápidamente, están creando riqueza y están aumentando a tal velocidad que es difícil pensar que puedan detenerse. Se está librando la batalla por la energía. No habrá necesidad de decapitar a nadie, pero los próximos años decidirán el destino de la humanidad.

(*) Descubrí el concepto de «burguesía de base renovable» en un libro reciente de Mauro Romanelli, «La Respuesta». Un buen libro que explica los conceptos básicos de las energías renovables. Lamentablemente, sólo está disponible en italiano.
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Fuente: 26.06.2023, desde el blog de Ugo Bardi “The Sunflower Paradigm (“El Paradigma del Girasol”), construyendo Resiliencia para una Sociedad Sustentable. Autorizado por el autor.
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