«Si no somos capaces de entender que los problemas de la comunidad en que vivimos no son solo de responsabilidad de los demás sino también de cada uno de nosotros, difícilmente podremos salir adelante.»

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ESA CASA EN LOS MORROS DE COLIUMO

J. Antonio Zelada Espinosa

Arquitecto Premio Regional de Arquitectura y Diseño Consejo de la Cultura y las Artes 2012

Escribo de vacaciones casi largas en Coliumo, en mi casa de veraneo construida en 1981 y que hacía ya dos años que no la ocupaba en verano por razones sólidas, pero nada buenas al final, menos si no me dejaron disfrutar de Coliumo, del paisaje marino por lado y lado, de mi casa de pura madera, muy sencilla pero premiada en una bienal de arquitectura.

Además del paisaje espectacular, allí disfruto solo con mirar las cosas o “cachureos” que hemos ido acumulando por ya tantos años con Ximena. Como el velero de mimbre que cuelga del cielo, hecho por el reputado mimbrero Manzanito y que me lo hiciera, en una de las ferias municipales de artesanía del verano penquista, una de las pocas veces que vino desde la capital del reino. Yo sabía de sus prodigiosas manos y había apreciado  algunas cosas de su autoría en la casa de un gran amigo de él, Pablo Neruda. – “Venga en dos noches más y se lo tengo (el velero)”- me dijo. Cuando volví dijo: “¡¡Uff!!, no sabe la cantidad de gente que me presiona para que se lo venda, pero usted me lo encargó y aquí está”.

Hay un grabado de Santos Chávez, una cara humana fusionada con la de una cabra, bien deteriorado por una impertinente gotera invernal y por el tiempo. Pero cuando Santos Chávez estuvo en esa casa se sorprendió, diciendo:…“Pero si yo no tengo el original de este grabado, casi no me acordaba de él”, y entonces, es casi único. Después le envié una fotocopia de calidad para su archivo.

También hay un colorido dibujo sobre tensa tela de un gallo, con los  firmes trazos a plumón de H. Herrera, también del clan artesanal de Neruda. Y otro gallo de dos que peleaban, hecho con resinas epóxicas y esmaltes fundidos y de gran colorido y texturas notables; obra del escultor Jorge San Martín, que fuese pionero en esas técnicas  en Santiago, con las que  después en su exilio, hiciera estatuas de Bolívar encargadas por el gobierno venezolano de los 70.

Y bueno, en un rincón de mi dormitorio, dando la luz del día con singular vista de la bahía de Coliumo-Dichato a la cama-sofá donde dormía nuestra ahijada Andrea, hay allí un gran ojo de buey de bronce y acero, proveniente de un barco de guerra de la U.S. Navy, veterano de la segunda guerra mundial, después desguazado en la Base Naval de Talcahuano, cuando el gran barco cumplió su vida útil. Pero yo me conseguí esa ventana mágica, y ahí está reluciente y operativa, con un vidrio de 3 centímetros de espesor y sus tapas y argollas de apriete de bronce.

Entro a un segundo dormitorio por una mampara doble de madera vidriada y curva, no curva en vertical, sino en curva horizontal, de esas que rara vez se ven. La vi en una venta de demoliciones en la pencopolitana en calle Maipú, me la llevé, y la restauré personalmente, y ahí está roja y ondulada como si viniera de Bélgica, donde después vi las más lindas puertas de acceso hechas en madera, en los barrios de Lieja.

En la casa hay varios cuadros originales  y reproducciones convencionales, pero con motivos marinos, productos de compras, herencias y regalos, de Iván Contreras, A. Bustos, otros. También un librito pequeño y viejo: ..“20 poemas de amor y una canción desesperada”, ya se sabe de quién, en edición rústica y barata que le compré al autor en una feria de libros de esas de antes, en el Parque Forestal de Santiago en  mi época de estudiante en el INBA. La gracia, además de su contenido tan conocido y reconocido por los enamorados del mundo, es que me la firmó Neruda, con su gruesa pluma fuente con tinta verde, claro.

Además de un bosque de pájaros de lana multicolores ecuatorianos, de excepcional colorido que se sostienen flotando sobre la escalera del desnivel de medio piso que da sello a la arquitectura de la casa, hay una vieja faja mataca, diseño aborigen de una de las etnias que aun se encuentran en el norte grande de Chile, rescatada en otra feria de artesanía, de esas que solíamos recorrer.

Pero de todo lo que hay en esa casa navegante y marina, la estrella es el modelo de una de esas grandes lanchas chilotas, con todos sus implementos, cuerdas  y velamen. Me lo hizo mi cuñado Humberto Carrasco Crovetto, mientras sobrellevaba la enfermedad que terminó con él. Lo hizo con cariño y detalles impensados para un aficionado. Es absolutamente la estrella de la casa, aunque aun tenga yo que restaurarlo pues el terrible terremoto del 2010 lo sacudió como a toda la construcción, y cayeron sobre él otras joyas de greda de esas que también tenemos, como el gran pavo que sucumbió y también la guitarrera de doña Práxedes Caro, Quinchamalí súper star. Ese  velero-goleta-lancha representa, además de lo físico, el cariño de un pariente político, que siendo yo casi un niño, congenió conmigo por siempre, además de haber sido hecho con el sello de su fina sensibilidad que lo hacía disfrutar de todo, pero especialmente de la música clásica, el arte mayor-mayor para mi, y que compartíamos de vez en cuando.

Los Morros de Coliumo, febrero de 2020

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7 Comentarios en ESA CASA EN LOS MORROS DE COLIUMO

  1. Hola Antonio, soy coke Valencia y debo felicitarte por tus poeticas relatos de tu maravillosa casa de coliumo. Como no olvidar el estrecho contacto que tuvimos y el honor de compartir tu sabiduría al construirnos nuestra casa majestuosa en Chiguayante que aún la amamos con si hubiera sido ayer.
    Ahora ambos pensionados en el campo de Santa Cruz de Cuca arrancando del corona-virus. Saludos afectuoso a Ximena y un gran abrazo.

  2. Hola tio!!, soy sebastian valencia carrasco, nieto de humberto y su hermana teresa, hijo de teruca, un gran saludo, tengo en mi poder unos escritos suyos de los años 90′ de sus vacaciones y viajes a coelemu, digame a donde se las puedo enviar, un abrazo!

  3. Gracias Paula, Miguel, Rene por vuestros comentarios, me sobrepasan, pero me estimulan, obvio. Un abraxo a cada uno.

  4. Una clase de arquitectura cuando entramos a esa bella casa. Y junto a la belleza del lugar, el mítico Coliumo y el mar presente, y majestuoso!

  5. Junto al relato y fantástico croquis he podido pasear en la hermosa casa de madera mirando la bahía y a ratos saboreando los tesoros que han reunido junto a Ximena , maravilloso !!!! Un abrazo a los dos

  6. Hermoza descripción de tu casa en coliumo, gracias por compartirla primo, al leerla detenidamente es como hubiese estado en el lugar, puedo decir que la conozco.

  7. ¡ Qué hermoso relato ! Expresa al cien por ciento la valorización de la belleza y de las cosas sencillas. Ante la prohibición sanitaria de los abrazos, codazos y coces para el autor.
    René.

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