
Fantasías de un Poeta Marinero
Mucho se habla de nuestro poeta chileno Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, nacido en Parral un 12 de Julio de 1904, quien tomó el nombre de un escritor checoeslovaco que se llamaba Jan Neruda, y de ahí en adelante nuestro poeta fué conocido como Pablo Neruda. De él estamos muy orgullosos todos los chilenos; aunque no mucha gente conoce realmente parte de la vida de este gran poeta, razón para querer indicarles algo que talvez ustedes, lectores de La Ventana Ciudadana, desconozcan por completo. Él falleció en Septiembre de 1973, pero sigue vivo en la mente de todos nosotros. Aquí les dejo algunas de sus fantasías.
Pablo Neruda adoraba el mar y todo lo que con él guardase relación : la arena, las conchas, los barcos en botellas, los hermosos mascarones de proa. En su casa costera de Isla Negra, en Chile, más de 700 conchas coronaban las tapas de las cómodas, estaban alineadas en los estantes de sus bibliotecas o se hallan engarzadas como joyas en los pisos. Neruda no se limitó a coleccionar las cosas que le gustaban. Se consagró a ellas con un fervor religioso, con la creencia de que los objetos amados protegen el espíritu de su dueño. Nuestro poeta adoraba sus objetos sin reservas ni disculpas.
Su residencia en Isla Negra fue abierta al público en abril de 1990, y hasta la fecha ingresan diariamente entre 100 y 300 visitantes a la casa del poeta chileno ganador del Premio Nobel de Literatura, considerado como uno de los más grandes de este siglo. De las tres casas que Pablo Neruda poseyó en Chile, es en el amplio conjunto de bloques grises de Isla Negra donde la presencia del poeta es más fuerte. La casa de piedra y madera está asentada sobre un roquerío costero, al sudoeste de Santiago. Neruda amplió la casa luego de comprarla en 1939, siempre construyendo las adiciones en los extremos norte y sur, de modo que todas las habitaciones tuvieran una vista hacia el océano. Si no lo sabían, Pablo Neruda relató su relación personal con el océano en su libro «La Casa en la Arena«, que es una colección de poemas y anécdotas sobre Isla Negra, y once de ellos llevan por título “El Mar”. Neruda escribió «el Océano Pacífico se salía del mapa, no había dónde ponerlo, era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte, por eso lo dejaron frente a mi ventana«. El mar de Isla Negra inspiró uno de sus obras más aclamadas “Canto General” que incluyó el poema «Alturas de Macchu Picchu«. En su autobiografía él escribió que «la idea de un poema central que agrupara las incidencias históricas, las condiciones geográficas, la vida y las luchas de nuestros pueblos, se me presentaba como una tarea urgente. La costa salvaje de Isla Negra, con el tumultuoso movimiento oceánico, me permitía entregarne con pasión a la empresa de mi nuevo canto«.
Como ustedes pueden ver, estimados lectores, Isla Negra, además de vincular a los seguidores de Pablo Neruda con su poesía y su persona, también lo vincula con la historia, porque la casa fue un lugar de reuniones de artistas, además de ser un salón donde los visitantes desplegaban sus vidas y sus ideas. La artista española Roser Bru, que escapó a la guerra civil de su país con la ayuda de Pablo Neruda, recordaba constantemente esa corriente de visitantes que afluía a Isla Negra, diciendo que su presencia no parecía distraerlo de su trabajo, y que el poeta podía debatir sus ideas con ellos durante horas.
En la vida y la poesía de Pablo Neruda, el amor es palpable y verdadero, una fuerza de poderío y creatividad, como el mar, diciendo : «Aquí se detuvo tu reino; tu última nave es mi pequeña vida«.
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