«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

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Gabriela: de lo árido a lo fecundo

Ronald Mennickent Cid

Astrónomo, Doctor en Física. Ex Director Departamento Astronomía Universidad de Concepción. Director de Investigación y Creación Artística de esta misma casa de estudios.
Gabriela vive parte de su niñez en Montegrande, rodeada de cerros áridos.
Las montañas del valle del Elqui son secas y áridas, a veces se vislumbran destellos a lo lejos, descargas eléctricas gigantes. El río en su nacimiento, en medio de la cordillera, recoge las aguas de los deshielos, y de las lluvias y nieves.
Sin embargo, en medio de lo árido surge Gabriela y su fecundidad, transformada en poesía.
¿Cómo la mirada perdida en los cerros secos produce una vorágine de poemas ricos en contenido y humanidad? ¿Cómo un paisaje agreste da lugar al nacimiento de una premio Nobel de literatura?¿Cómo una niña en un pueblo perdido, rodeada de casas de barro lejanas del pulso vital de la civilización, es capaz de capturar la esencia del ser humano y transformar su hablar en lengua universal?
¿Es decir en poesía?
No es extraño que el desierto nos sorprenda.
Cada cierto tiempo florece.
Se transforma en una alfombra de colores, de aromas, rebosante de vida.
Es que albergaba sin saberlo las semillas de la vida. Las guardaba en lo secreto. Habían llegado desde lejos, arrastradas por el viento, en la plumas de las aves. Las semillas guardaban el tesoro de la vida. Solo esperaban el momento.
Y el momento llegó, cuando llegó el agua, como fina llovizna, o como abrupto caudal, abriendo las durezas y produciendo el germinar.
El desierto nos sorprende, de lo árido a lo fecundo.
Gabriela nos sorprende, de lo árido a lo fecundo.
¿Y qué produce la fecundidad? ¿No es el amor aquella fuerza atemporal que hace brotar los hijos como ramilletes de flores que salen del corazón y de las raíces de la tierra?
El amor como lluvia hace germinar al desierto.
El amor hace hablar la lengua de los mudos.
El amor despierta a Gabriela, la hace mirar al mundo, a sus compañeras de escuela, a los cerros de Montegrande, a los hombres y mujeres como son, sin velos.
… y la hace fecunda en su prosa, en su timbre en su cercanía a cada uno de nosotros, en su palabra hecha poema.
De lo árido a lo fecundo somos todos, todos somos Gabriela.
Cuando creemos pasar por el desierto, o cuando despertamos al susurro del amor, que nos perdona, nos hace simples y profundos.
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6 Comentarios en Gabriela: de lo árido a lo fecundo

  1. Una gran Obra Literaria que además nos adentra a los confines » árido y lo fecundo…»

    Maestro, gran Maestro Ronald.

  2. Gran obra, maravillosa ilustración!!!
    Gran Científico gran escritor.
    Gracias Ronald… Cuentos para niños y adultos

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