«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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Invasión Lingüística

Ana María Pandolfi Burzio

Docente Inglés, Alemán. Traductora Inglés-Español. Magister en Arte c/ Mención en Lingüística.

¿Con armas bélicas? – se preguntarán ustedes. Pues no, simplemente con palabras; en particular, con palabras del idioma inglés. ¿Por qué sucede este fenómeno que llena nuestro estándar castellano de términos foráneos? Las razones son múltiples: el avance científico-tecnológico, la invasión  de terminología digital, también la robótica y últimamente  la AI (“artificial intelligence”), de donde el castellano ha tomado la expresión IA (“inteligencia artificial”).

         No pretendemos ser puristas y no aceptar ningún término ajeno a nuestro castellano; pero, a decir verdad, siendo nuestro idioma tan prolífero en sinonimia y florido en expresiones cotidianas, por qué aceptar que nos llenemos de palabras o expresiones extranjeras como CEO (“Commercial Executive Officer”), si ya antes teníamos al Gerente General, Ejecutivo o Comercial. Además, ¿quién entiende estas siglaciones, a no ser los especialistas que trabajan con el capital, los importadores y exportadores a nivel nacional e internacional?

         Ahora todo es “coaching” (entrenamiento, preparación, monitoreo); así decimos “personal coacher” (entrenador personal) y “personal shopper” (persona que compra a nombre de un cliente y se comunica con éste por celular, en caso de no encontrar una mercadería o marca determinada de un producto, hacerle sugerencias de sustituciones, etc.). El verbo “to coach” del inglés no podría, en ningún caso, traducirse por  “coachear”. Lamentablemente esto llegaría a suceder, si el uso mayoritario lo impone y llega a estandarizarse, acabando por ser ingresado como entrada léxica neológica en el Diccionario de la Lengua Española (DEL) con el beneplácito de la Real Academia de la Lengua. No por nada estamos inundados de anglicismos en el campo digital, tecnológico-técnico-científico, puesto que, como no tenemos aún equivalencias castellanas, simplemente derivamos del inglés sin pensarlo dos veces. ¿Qué diría Cervantes, Unamuno u otros grandes?

         En el campo de la moda y el vestuario, no cabe duda que mientras más palabras extranjeras usemos, más “in” (“más a caballo”, ¿suena feo quizás?) estamos en el tema y no quedamos “out” (“fuera de tiesto”). Pero la frivolidad femenina y masculina admite todo, tema que hemos tocado en otras oportunidades.

         Usamos también las palabras “heavy” y “light” para cualquier cosa: comida “light”, persona “light”, estilo “light”, etc. ¿Por qué no decir alimentos dietéticos, o bajos en calorías; o persona  con poco intelecto, pobre en inteligencia – quizás sea muy ofensivo, pero es eso mismo en el fondo – “persona livianita”. Un estilo “light” apunta a la simpleza, sencillez, no recargado ni barroco, en la moda y decoración. Pero se prefiere el anglicismo.

         Es usual escuchar, sobre todo a los jóvenes, decir: la prueba estuvo “heavy”, o me dieron un trabajo “heavy” por “pesado” o “complicado”. Pareciera ser que la dificultad radica en el término inglés y se queda en su jerga juvenil.      

         Así vamos, si no deformando el idioma castizo, al menos menospreciando su uso, en circunstancias que nuestro idioma tiene infinidades de sinónimos que jamás empleamos, haciendo que nuestra conversación – si es que la hay en tiempos del whatsapp, google, twitter, etc. – sea repetitiva, monótona y falta de color. No olvidemos que el estándar chileno cuenta con una palabrita – que antes se consideraba grosería – y que ahora sustituye a la mayoría de las clases morfológicas, es decir, puede reemplazar al sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio y admite todos los elementos morfológicos para convertirse en aumentativo o diminutivo. Sólo bástenos oír conversar a las personas, por desgracia de todas las edades y condiciones, sin hacer distinción alguna entre mujeres y hombres; aquí no hay diversidad, sino odiosidad verbal y soez. Podríamos atribuirlo a la forma de hablar de los jóvenes varones, hecho que es falso, porque actualmente las jóvenes “damitas” se pelean por llevarse la delantera en su vocabulario conversacional lleno de improperios, lo que llena a una pobreza léxica activa digna de no creer en futuros profesionales. Quizás a ello se deba que el castellano de Chile sea conocido como  el estándar más pobre en léxico activo de Sudamérica y ni hablar del pasivo, lo que redunda en la fama que tenemos de la falta de comprensión lectora.

         Por todo lo argumentado es que disminuimos no sólo nuestra comprensión de lo escrito, sino también se destaca el empobrecimiento del idioma hablado. Son hechos difundidos ampliamente y a diario en estadísticas  de órganos educativos especializados.

         Otro término que sustituye a casi todo lo que implica la idea de “completamente, totalmente, en todo aspecto, etc.”, es “full”, “full trabajo”, “full pega”, o “full new”- como se decía en un programa de televisión de un automóvil totalmente nuevo que era el premio mayor. ¿Ridículo no? Son los extremos del problema: una inmobiliaria que se precie de moderna en diseño y construcción ofrece viviendas – casas o departamentos – “full” equipadas en cocina y estares, “full” diseño, para disfrutar a”full” de la vida hogareña. Esta última es más antigua en el uso, porque tenemos de antaño la expresión “acelerar a full” (a todo dar o lo que da la máquina por su capacidad tecnológica); ahora todo es “full” o se puede hacer “a full”.

         No hay que olvidar que el término “show” es bastante antiguo en nuestra lengua, tenemos, por ejemplo: “show man show woman” por animador/ora, pero en  el presente se ha extendido tanto el uso de este ítem, que decimos “show” por cualquier presentación o evento de algún tipo: “show finance”(financiero), “show food” (gastronómico), “show tech” (tecnológico) e incluso “show room” (sala de exhibiciones).

         Usual es también la expresión inglesa “meet and great” para referirse al hecho de “conocer y saludar” a un VIP (“very important person”), en cualquier  ámbito del quehacer humano. Y hoy en día todo es “smart” (inteligente) : “Smart phone”, “Smart TV” y si un famoso viene a un establecimiento de educación superior a dictar una clase magistral, debe decirse que viene a dar una “master class”.

         Con razón la AI (“artificial intelligence”) o IA (“inteligencia artificial”) en su equivalencia castellana, está implementando la robótica y  domótica. Quizás, en un futuro no muy lejano, tengamos que hablar con un Arturito en casa para darle instrucciones y toda la familia se entienda por máquinas. ¿Seguiremos hablando – porque para qué decir conversando – en el futuro y qué sucederá, en ese caso, con nuestra hermosa y ancestral lengua castellana y las otras lenguas del mundo que ya en un par de décadas se pierden cerca de 30 lenguas, según los estudiosos? ¿Se inventará un idioma robótico para evitar el contacto con los otros y no perder tiempo conversando?         

Esta ajenidad no puede aportar, a nuestro juicio, contacto emocional, sino simulacros mecánicos de emisiones articuladas. Se perdería el “espíritu” del lenguaje: la comunicación y el contacto verbal entre los humanos que nos hace  ostentar la calidad de tales. ¿Acaso vamos a congelar nuestra lengua? Piénselo y esfuércese por usar nuestras palabras. Son parte de nuestra idiosincrasia. Gracias, muchas gracias, mil gracias, miles de gracias, agradecida, muy agradecida, eternamente agradecida a quien lo intente.

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20 Comentarios en Invasión Lingüística

  1. Disculpe Ana Marìa, no solo nos han invadido, han embarrado, ensuciado nuestra lengua.

  2. Contundente comentario Constanza, no sólo estoy muy de acuerdo con sus precisiones si no que por la valoración a los artículos en general y a este de Ana María, quién siempre aporta con inteligente precisión!

  3. Si bien los préstamos lingüísticos han sido parte del proceso de desarrollo de las lenguas a lo largo del tiempo, convengo con la autora en que el uso frecuente de voces de origen anglosajón entre los chilenos en la actualidad no responde a una necesidad léxica sino a otros aspectos de la comunicación: moda, prestigio social atribuido, afectación, ausencia de una política lingüística, etc. Estas columnas de opinión contribuyen a generar conciencia respecto de estos recursos a los que muchos chilenos echan mano sin ayor miramiento.

  4. A defender nuestro origen, nuestra cultura(modo de ser) nuestro idioma y tradiciones.

    Gracias por sus enseñanzas y lecciones MAESTRA.

  5. Clarito, entretenido y sólida argumentación.
    Pulcra y fina su escritura.
    Felicitaciones Ana María.

  6. ¡Qué bueno lo que nos comenta Ana María! Este es un tema apasionante, que merece que nos preocupemos de él. Cada día se suman más anglicismos a nuestro idioma ‘chilensis’ que, a poca andar así como vamos, poco se parecerá al castellano. Otro temas interesantes para otros artículos, de alguno de nuestro colaboradores, serían comentar, lo mal que se habla y lo mal que se escribe en Chile.

    • Gracias, Luisa, eso da ánimo para seguir.

      Carlos, toda la razón. Vamos de mal en peor. Ya nadie escribe ni conversa. ¿Cómo mejoramos entonces la expresión escrita y oral?

  7. Es usted adorable Ana María, hasta sus comentarios son impecables.
    Se pasó, brota de usted el conocimiento…Fluye natural y sólidamente.

  8. Me encantan sus Columnas Ana María.
    Usted, siempre amena y profunda en sus lecciones para aprender…

    • No exagere, Claudio, cualquiera con dos o más dedos de frente, podría criticar el habla de los chilenos, quienes ,sin saber lo que dicen, lo dicen igualmente. Gracias mil.

      Gracias, Norita, para aprender se requiere voluntad y ésa la tienes. Agradecida.

  9. Su trabajo es impecable Ana María felicitacione!
    Además de enseñarnos, con rigor y claridad, le suma ese humor sutil, propio de LAS INTELIGENTES MUJERES.

  10. Ufff, super invadidos y tergiversados, desnaturalizados.
    Muy importante su lección, publique-la en todos los diarios de Chile y, envíela a profesores, pués hay muchos que tienen tanto que aprender.

    • Koka, la inteligencia es relativa: lo absurdo para unos es la brillantez para otros. Busquemos un justo medio. Gracias por tus comentarios.

    • Lorena, PUBLICAR no es siempre la VERDAD. Ella se lleva en el alma y este espacio nos permite decir lo que probablemente nunca habíamos hecho. ¿Por qué? Pudor, estupidez o simplemente flojera. Gracias.

  11. Cómo no celebrar tan inteligente, sabio y ameno comentario y enseñanza.
    Excelente una vez más Anita María y su sabiduría, muy bien acompañada de simpatía…

    • Juan Luis, no te vayas en alabanzas, sino al hueso. Tú me conoces de sobra. Agradecida, amigo.

  12. Very good, excelent….
    Lo expresado por Ana María es un manifiesto contra la siutiquería de una sociedad que día a día va perdiendo sus valores y su cultura impulsada por los CEOS de Sanhattan…
    ¡ Y nos molesta cuando nos comparamos con pueblos como el peruano, el ecuatoriano, el colombiano, que hablan mil veces mejor que nosotros!
    Felizmente todavía nos va quedando el «cachai».
    Aplausos, Ana María.

  13. Es cosa de abrir el diccionario y aparece un mundo. Excelente costumbre la de ampliar el vocabulario y no ceder espacio a palabras foráneas de buenas a primeras. Las lenguas pueden convivir y relacionarse, pero como hablantes, nos debemos en primer lugar a la lengua materna y su correcto uso.
    Gracias Ana María, muchísimas gracias.

    • Gracias, René, es bueno saber que otros tb. están alertas a la «invasión». Podríamos además tratar de estudiar cuántas palabras de nuestro castellano vienen del árabe,a causa de los siete siglos que estuvieron en España. Difícil tarea, por cuanto ni siquiera imaginamos cuántos términos serían: todo un diccionario. Gracias por el impulso.
      Yerko, tú como psicólogo que eres, sabrás que la lengua es la identidad de los pueblos. Nosotros nos identificamos con el pueblo mapuche, pero el quechua y el aymara han dejado grandes huellas en nuestro cotidiano «castellano chilensis». Gracias por defender nuestra lengua vernácula.

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