La democracia amenazada
El diario “El Mercurio” es, sin duda, el más influyente medio de comunicación social del país. Con vínculos innegables con los grandes grupos de poder, realiza a diario una defensa de sus intereses pretendiendo manejar el cuadro político con un cierto disimulo pero que no logra ocultar sus intenciones.
Aunque su trayectoria de las últimas décadas dista mucho de ser impecable desde el punto de vista de la ética política y periodística, sería injusto no reconocerle que técnicamente mantiene un liderazgo incuestionable.
Cuando cualquiera persona sentiría vergüenza de ciertos actos cometidos en el pasado, el decano de la prensa chilena permanece impávido haciendo como que eso nunca hubiera sucedido. En general, la sociedad chilena tiene un recuerdo claro de ciertos hitos históricos pero su constante silenciamiento logra que la gente los olvide hasta que alguien los evoca al calor de una discusión o debate.
A modo de ejemplo, se puede rememorar su participación directa en la gestión del golpe de Estado, la vergonzosa cobertura del asesinato de un centenar de militantes del MIR por parte de los servicios de seguridad de la dictadura (“murieron como ratas”), su aquiescencia con la censura y las restricciones a la libertad de expresión durante la dictadura.
Esta semana, una frase emitida por el Presidente de la República en el Encuentro Anual de la Industria organizado por la Sociedad de Fomento Fabril, sirvió de terreno fértil para montar un escándalo mayúsculo.
¿Qué tan grave fue lo que dijo Boric ante el poderoso empresariado chileno?
“Cuando leo los titulares de los diarios – en verdad leo poco los diarios a estas alturas – pero es impresionante el afán de preferir las malas noticias…. Yo no sé cómo, quienes siguen leyendo El Mercurio, La Tercera, La Segunda, quedan con su corazón después, porque, en verdad, es como si viviéramos en un país infernal… y no estamos en eso”.
En verdad, la crítica del mandatario al tratamiento informativo de la actualidad no tiene nada de agresivo ni de amenazador. Es la simple constatación de algo evidente. Sin ir más lejos, basta con fijar la atención en la cobertura de los Juegos Panamericanos para confirmar los hechos. Los responsables de la organización y obras del evento, fueron contratados bajo el gobierno anterior, los retrasos y problemas obligaron a cambios radicales y una nueva administración (Harold Mayne-Nichols) debió asumir las responsabilidades del caso. Las delegaciones asistentes unánimemente han alabado la organización y la infraestructura, un dirigente extranjero incluso señaló que Chile estaba en condiciones de postular a la sede de los Juegos Olímpicos 2036, pero los medios destacaron filtraciones en algunos departamentos del millar que conforman la villa deportiva y el extravío de algunos llaveros aun cuando todo fue solucionado oportunamente.
Pero, volviendo a lo principal, El Mercurio ha visto en las palabras presidenciales una amenaza a la libertad de expresión en el país y, por lo tanto, a la democracia misma. Además de una cobertura a ocho columnas, editorializó sobre el tema y movilizó sus redes para obtener la adhesión y el amparo de la empresarial Asociación Nacional de la Prensa, de la Sociedad Interamericana de Prensa y de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias, llegándose al extremo insidioso de “confiar” en que el Presidente de Chile no siga los pasos de Trump, Maduro, López Obrador o Cristina Fernández en su acoso a la prensa.
La burda trama de montaje mercurial, salta a la vista. Una opinión irrelevante, que en el fondo no es sino una invitación a mirar con mayor positividad el presente y el futuro del país, es transformada en el escándalo de la semana.
En absoluto acuerdo René: todo este ya largo tiempo la prensa predominante está sobre reaccionando ante cualquiera comentario de alguien de gobierno relacionado con la forma de informar o desinformar; reaccionan para atacar de mala manera esas opiniones y las transforman derechamente en «fake news», pues es eso lo que ahora han hecho con la frase del Presidente, y lo que da la vuelta al mundo es esa «noticia» pero con la debida manipulación. No es la simple verdad la que da esa «vueltecita»….
Verdaderamente, Chile está demostrando ser un país sub-desarrollado en cuanto a la LIBERTAD DE EXPRESION, y el periódico «El Mercurio» lo está demostrando cada vez más a la ciudadanía chilena. Este artículo sobre «LA DEMOCRACIA AMENAZADA» de su autor René Fuentealba Prado, nos está enseñando sobre cómo El Mercurio, y la prensa adicta a preocuparse del dinero que puede obtener, en vez de realmente declarar la realidad existente y mantener educada a la ciudadanía chilena. Esto nos demuestra que este artículo es muy evidente y merecedor de nuestro reconocimiento, porque la verdad es que El Mercurio se mantiene mintiéndonos y tergiversando la realidad chilena, tal como lo hizo durante los 17 años de la dictadura. Felicito al abogado René Fuentealba Prado por indicarnos la triste realidad que se nos presenta a través de esa prensa que solamente le interesa hacer más dinero, y no aceptar nuestra libertad de expresión.