LAS CONFERENCIAS DE LAS PARTES (COP): ¿HASTA CUÁNDO?
¿Qué son las COP y para qué han servido?
“La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático (COP, por sus siglas en inglés) es el órgano en el que se reúnen los 195 países firmantes de esa convención, un acuerdo que reconoció en 1994 el cambio climático, para adoptar decisiones en torno al clima.”
“Las COP se reúnen anualmente desde el ejercicio siguiente a la entrada en vigor de la Convención en 1994 y su objetivo es revisar el desarrollo de los compromisos adquiridos y negociar nuevos.” [1]
Esto es lo oficial, lo que se dice, lo que aparece en los sitios que tratan y difunden los temas relacionados con el clima: ‘el objetivo es revisar los compromisos adquiridos’. Y esto es lo que sucede en la realidad: ¿se cumplen los compromisos?; por los resultados tras veintisiete Conferencias de las Partes desde 1995, la respuesta es no. No se han visto mayores avances en lo que se ha dado en llamar “la lucha para combatir el cambio climático y frenar el calentamiento global”, y todo demuestra que no se trata de nada más que de “wishful thinking” (“ilusiones”).
El lenguaje en todos los discursos, folletos, documentos, etc., sobre el tema, tienen un marcado tinte propagandístico y distorsionador de la realidad. Veamos un ejemplo, lo que leemos en el sitio de Chile, referido a la COP27 inaugurada el 8 de noviembre en la ciudad de Sharm-el Sheij, Egipto:
“Las últimas novedades relacionadas con la COP muestran cómo, poco a poco, la política climática internacional y los esfuerzos realizados por distintos actores de la sociedad van acercando el objetivo de que la temperatura de la Tierra no aumente más de 1,5°C” [2].
¿Qué hay de verdad en lo dicho en el párrafo anterior?, pues nada, porque las palabras correctas, en sustitución de ‘van acercando’, son ‘van alejando’,ya que varios científicos han reiterado que no es posible lograr dicho objetivo por las malas políticas ambientales seguidas por la mayoría de los países incluidos en las COP [3].
Esta es entonces la vigésimo séptima COP para seguir dialogando sobre el cambio climático, mientras en todo el mundo continúan, a la vista y verificaciones de todos, sin freno, los deshielos de los casquetes polares y los glaciares, el aumento de la fuerza de los huracanes y de la riadas e inundaciones, las sequías y el avance de los desiertos y el aumento paulatino y persistente del nivel del mar.
En el mismo sitio mencionado [2], leemos: “[ …] la conferencia ambiental más importante del año, la cual espera la asistencia de alrededor de 25.000 delegados gubernamentales, del sector privado, bancos multilaterales, sociedad civil, y juventud”. En la ceremonia de inauguración del pabellón de Chile, el subsecretario del Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, expresó: “Estaremos muy activos mostrándole al mundo nuestro trabajo respecto a cómo estamos llevando en Chile la crisis climática”, y añadió: “este espacio será para compartir las iniciativas y las ambiciones que tiene Chile para enfrentar la crisis climática como política de Estado y también la alta vara que pone nuestro Gobierno respecto a la implementación de la Ley Marco Cambio Climático”. ¿Corresponde a la realidad chilena de hoy lo que dijo (sobre ‘iniciativas’, ‘crisis climática’, ‘ambiciones’, ‘política de Estado’ y ‘Ley Marco Cambio Climático’)?
La Canciller Antonia Urrejola, también presente, señaló que: “tener un pabellón propio es sin duda una tremenda oportunidad para visibilizar el compromiso que tiene Chile con la mitigación y adaptación al cambio climático. En este sentido, nuestro país está impulsando fuertemente una agenda que considera tanto la protección del medio ambiente terrestre como marino, que hemos denominado Política Exterior Turquesa” [3].
Más adelante el sitio destaca: “En ese sentido, Chile está impulsando la denominada “agenda turquesa”, la que surge como respuesta de nuestro país a la llamada “triple crisis”: crisis climática, de pérdida de biodiversidad y de contaminación global. Frente a esas tres dimensiones, planteamos una mirada integradora y que busca una respuesta coherente en base a una acción que fortalezca las conexiones y sinergias entre las diferentes áreas de acción”. [ …] “Destacamos como un país rico en energías renovables, con el potencial de producir hasta 70 veces más energía de la que consumimos. Nuestro territorio tiene grandes cualidades energéticas, desde el Desierto de Atacama, con una destacada capacidad de producción de energía solar a nivel global, hasta los vientos magallánicos en tierra”.
¿Para qué continuar?, si todo lo dicho va completamente en contra de lo que se supone debería lograr la política ambiental y climática de Chile. Chile no es un país rico en energías renovables, puede ser un país con mucha radiación solar en el Norte y mucho viento en las estepas de Magallanes, pero eso no basta para aseverar eso. Para producir esas “70 veces más energía de la que consumimos”, ¿habrán calculado desde los gobiernos que han instalado eso en el imaginario ciudadano, qué extensión de territorio, ¿cuántos ecosistemas y cuánta biodiversidad habría que dañar o destruir y a cuantos chilenos desplazar o empobrecer? Por lo leído en la propaganda, se nota claramente que no.
También se sigue hablando del “hidrógeno verde” [4][5] como la salvación para el mundo que está sufriendo una gran e irreversible crisis energética debida al “pico del petróleo” (“peak oil”), que se produjo en 2018. Otra rocambolesca aseveración: “Magallanes tiene un potencial para producir el 13% del hidrógeno verde que requerirá el mundo”, y otra más: “Chile podrá transformarse en la Arabia Saudita del H2v del mundo”. ¿En el Gobierno no saben, acaso, que en Alemania fracasó el tren a hidrógeno debido a que su costo de operación es 6 – 7 veces mayor que el de un tren eléctrico convencional? [6] ¿O qué en Montpellier, Francia, fracasó el proyecto de instalar 50 buses urbanos accionados por celdas de combustible de hidrógeno, por razones similares? [7]
Bien valdría la pena, al evaluar la efectividad de las COP, y que al terminar la versión 27ª entregaran la huella de carbono del evento. Los resultados de la evaluación mostrarían, muy probablemente, que lo poco logrado después de tanto kerosén de aviación quemado, que ya sería la ocasión de terminar con estas inútiles “asambleas plenarias” o, en última instancia, reemplazarlas por “una ambición de COP virtuales”, de aquí en adelante.
Referencias:
[1]https://www.lavanguardia.com/vida/20191101/471313491508/que-son-las-cop-y-para-que-han-servido.html
[4]https://energia.gob.cl/sites/default/files/estrategia_nacional_de_hidrogeno_verde_-_chile.pdf
[6]https://www.motor.es/futuro/tren-hidrogeno-fracaso-alemania-arrepiente-202290939.html
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