
Los 30 Años del Centro de Ciencias Ambientales EULA de la UdeC
A fines de los años 80 se consolidó un proyecto de investigación sobre la Cuenca del rio Biobío y la zona costera adyacente, financiado con aportes del gobierno italiano y la Universidad de Concepción, que permitió en las postrimerías de la dictadura y la naciente democracia, tener una visión de detalle de los principales problemas ambientales que en esos momentos aquejaban a nuestra región, tales como la ausencia de regulaciones para los niveles de contaminación producido por la actividad productiva, la importante transición del cambio de uso de suelo desde la agricultura/bosque nativo a monocultivo forestal, el sistema hidrológico y los proyectos que en esos entonces se abordaban en la cuenca como lo fue el canal Laja-Diguillín y las nuevas centrales hidroeléctricas en el curso principal del rio Biobío. Se comenzaba a reconocer el valor patrimonial de la cultura pehuenche del Alto Biobío. Es en este escenario que un proyecto que a la fecha fue de 15 millones de dólares, permitió contar con información de primera fuente sobre el componente humano, ambiental y socioeconómico de la cuenca. Se vislumbró entonces la necesidad de implementar una política de cuencas que permitiera una gestión racional del agua y que permitiera el aprovisionamiento y otorgara seguridad hídrica al mas de un millón de habitantes que en ese entonces poblaban este sistema natural. No es frecuente que un proyecto de investigación se transforme en algo permanente, en particular cuando se trata de la cooperación internacional al desarrollo. Y es así como una iniciativa de cooperación entre Europa y Latinoamérica (de ahí el acrónimo EULA), que nace como una forma de celebrar los 500 años del descubrimiento de América, se queda en la Universidad de Concepción, que en esos entonces otorgaba las condiciones ideales para albergar un proyecto de esta naturaleza. Las Ciencias Ambientales entendidas como aquellas que estudian el impacto del hombre en los sistemas socio-ecológicos, no estaban aun consolidadas en el país y parecía extraño un enfoque que trajeron los colegas italianos de trabajo interdisciplinario, es decir que las diferentes disciplinas pudiesen colaborar para abordar los complejos problemas ambientales que se comenzaban a visibilizar en esos años. Mirando retrospectivamente, fue importante el liderazgo científico de los profesores Francesco Faranda y Norberto della Croce de la Universidad de Génova junto a los Chilenos Oscar Parra y José Stuardo de nuestra Universidad, que permitió entonces desarrollar 17 proyectos de investigación en todas las dimensiones que se contempló como relevantes para analizar la cuenca y su zona costera. Pero adicionalmente, se consolidó junto con un programa de investigación, un potente programa de formación que permitió el desarrollo del primer programa de Doctorado en Ciencias Ambientales en el país y además un programa de formación de técnicos de alto nivel en temas ambientales, que formaron la capacidad humana que ha permitido que hoy el Centro EULA cumpla 30 años.
La creación del Centro EULA hace ya 30 años en Marzo de 1990, cristalizó una iniciativa liderada por el entonces Rector Augusto Parra de consolidar el primer centro de investigación interdisciplinario sobre temas ambientales en el sistema universitario chileno que con una planta propia, permitió que el Centro EULA mantuviera la excelencia en la investigación científica ambiental y posicionara hasta el día de hoy a que nuestra universidad ostente el primer lugar en estas disciplinas a nivel nacional. En los años 90 fuimos testigos y partícipes de procesos como el Plan de Recuperación Ambiental de Talcahuano (PRAT), de la instalación de la nueva institucionalidad ambiental con la implementación de la CONAMA, del primer programa de Monitoreo de la Calidad del Agua de un sistema fluvial en Chile financiado con aportes de los usuarios del rio Biobío que actualmente sigue vigente y de los estudios de profundidad sobre la actividad productiva y sus impactos en los sistemas naturales de la cuenca. La autonomía, independencia y respeto han sido tres características que han permitido estrechar lazos con la comunidad y el sector público y privado de nuestra región y del país, esto ha sido fundamental en la entrega de nuestras opiniones que siempre están basadas en el conocimiento generado por la investigación que realizamos y que ha sido sometida al escrutinio de la comunidad científica no solo nacional sino internacional. Estamos orgullosos de cumplir 30 años y esperamos que este aniversario sea el momento preciso para plantear un segundo proyecto EULA, en un nuevo contexto ambiental que prácticamente no se discutía hace 30 años, que es el de la actual crisis climática e hídrica que enfrentamos como país y sociedad. Tenemos el privilegio como región de contar con investigadores de primera línea en el país y a nivel internacional, disponibles y comprometidos para abordar las complejidades que nos plantea el desarrollo y su sustentabilidad en este siglo XXI y que en el nuevo escenario político y social de Chile, el aporte de la Ciencia aportada por el Centro EULA de la Universidad de Concepción al desarrollo de la región del Biobío es muy relevante, estamos entonces disponibles para este nuevo desafío. El próximo 1 de Abril del 2020 los invitamos a una jornada científica donde haremos un balance de los cambios ambientales experimentados en nuestra cuenca del Biobío durante los últimos 30 años, están desde ya todos invitados.
Interesante reseña histórica sobre el Centro EULA la que nos entrega el Profesor Ricardo Barra. Me cabe hacer un comentario. De lo dicho a lo hecho hay mucho trecho, como dice el refrán, pues a pesar de todos los estudios multidisciplinarios reseñados en el artículo realizados durante 30 años, la sostenibilidad ambiental y orográfica de nuestras cuencas fluviales se viene menoscabando desde hace décadas. Se observa que la interacción entre el Centro EULA (creado para el estudio de la Cuenca del Bío Bío), las instituciones del Estado y las organizaciones defensoras de los ecosistemas, la verdad sea dicha, ha sido poco efectiva. Así, vemos que los sectores ribereños y de desembocadura de los ríos Bio-Bío y Andalién, incluidos los humedales, son intervenidos permanentemente por dichas instituciones y por empresas inmobiliarias sin cuidado ni respeto, con extracciones de áridos y rellenos. De este modo, cada vez que suceden crecidas violentas por eventos pluviales prolongados, estas encuentran que les han achicado o alterado la caja del río con las consecuencias esperables: salidas de madre del río e inundaciones cada vez más extensas y destructivas para los vecinos que habitan en los terrenos (mal)urbanizados de baja cota. Lo que refuerza el concepto sobre que «Los Desastres No Son Naturales». Esperábamos que el MOP, MINVU, GORE, municipios, etc. hubieran aprovechado mejor los aportes de las Ciencias, tomado más en cuenta los valiosos estudios del EULA. Ojalá que de aquí en adelante cambie la tendencia, para bien.