MINISTERIO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Para quienes estamos en el ámbito de la investigación en el país, hemos estado muy atentos con lo que pasó en el país durante la semana recién pasada. Por un lado, se llevó a cabo el VII Congreso Futuro, en el que se trataron diversos temas en ciencia, tecnología, innovación, un amplio espectro de impacto del conocimiento en nuestra sociedad presente y futura. Este año se incluyó una mayor participación de mujeres, pasando de un 10% a un 40%, más investigadores jóvenes y más eventos realizados en casi todas las regiones del país. Sin embargo, no fue lo único que nos tenía contentos. También, un poco opacado debido a la visita del Papa y del mismo Congreso Futuro, se siguió discutiendo el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. El jueves pasado se reunió la comisión de Ciencia y Tecnología de la cámara de diputados, donde obtuvo su aprobación, pasando a hacienda. Sabemos que quedan pocos días para resolver y aprobar este proyecto. Entre otros cambios, se acordó cambiar el nombre a Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, incluyendo a todas las formas del saber y campos de investigación.

Este avance sería un salto positivo para el precario sistema actual. Pero no hay que perder de vista que quedan muchos temas por resolver, desde el impulso a política pública a largo plazo, el aumento presupuestario que debe acompañar la política para la obtención de los objetivos perseguidos, la integración y participación de las regiones y todos los actores del sistema, hasta cómo deberá coordinarse con otros Ministerios y Agencias que se deben implementar. Siendo país OCDE tenemos apenas una inversión en CyT de un 0.38%, lejos del 2% promedio de los países OCDE. Debemos aumentar la inversión, pero de manera inteligente, tener estrategias a largo plazo, estar en concordancia con las áreas de desarrollo de nuestro país, con mayor inversión de parte de empresas, aportando al desarrollo científico. Desde mi punto de vista, la ciencia básica y aplica es una sola, pasamos desde una idea a investigar, generando conocimiento, que podrá ser empleado de manera inmediata generando un bien o servicio, o aportando a que este sea empleado en el futuro en ámbitos que ni siquiera imaginamos.

Debemos tener estrategias claras y efectivas que permitan romper las brechas de género, en especial en áreas de ingeniería, matemáticas, físicas y tecnología, junto con políticas que permitan que un mayor número de investigadoras sean líderes de grupos y de centros de investigación y por sobre todo permitir la inserción real de investigadores jóvenes, quienes, con recursos de todos nosotros, a través de Becas Chile realizaron estudios de postgrado y hoy están principalmente contratados por proyectos.

Otra brecha importante, es fortalecer la investigación en las ciencias sociales y humanidades, necesaria para reflexionar sobre nuestro devenir como sociedad, a través de una integración decidida en proyectos de gran complejidad o que tendrán impacto significativo en la vida de personas.

El Ministerio es un sueño que se empieza a concretar, debemos seguir luchando para que tenga poder para empujar políticas del quehacer científico, que nos permita dar ese salto de ser un país exportador de commodities a productos sustentables con valor agregado, pero sobre todo, que utilice su inteligencia y capacidades para tomar decisiones que nos den una mejor calidad de vida, sin brechas, sin exclusiones, el conocimiento al servicio de la comunidad que lo requiere.