NOS PREOCUPA CHILE
Desde Madrid, 26 de marzo de 2020.
La pandemia que azota al mundo está llegando a Chile con la misma fuerza que ha afectado a Europa. Calladamente, el virus ha estado penetrando en las ciudades y, en catorce días de incubación, comienza a llevar a la gente hasta los hospitales. Muchos morirán.
En diversos países no creyeron que se trataba de una pandemia, hasta que la OMS tuvo que declarar que lo era, y eso retrasó en varios países la decisión para adoptar las medidas de prevención tendentes a minimizar sus efectos. España, por ejemplo.
En este país, donde resido desde hace décadas, las medidas preventivas comenzaron a ser adoptadas con una o dos semanas de anticipación. Porque nadie se creía la virulencia del Coronavirus. Hoy tenemos más de 4.000 personas fallecidas y sobre 55.000 contagiados.
Se han adoptado medidas profundas y urgentes. La más rigurosa de todas, fue declarar el Estado de Alarma, con lo cual los ciudadanos perdimos varios derechos, especialmente el de movilidad. Nos han confinado a nuestras casas, pero nos han explicado hasta el cansancio las razones de tal medida, con lo cual la gran mayoría está respondiendo con solidaridad y responsabilidad.
El permanecer confinado en los hogares tiene por objetivo detener lo que más se pueda el contagio. Si no salimos a las calles, si no nos juntamos con mucha gente, hacemos difícil que nos contagiemos. Esto se produce a través de las propias emanaciones nuestras al hablar, al estornudar, al toser. Son pequeñas e invisibles gotitas que salen por la boca o la nariz y que transportan al virus. Por eso se recomienda no conversar a menos de un metro y medio de la otra persona.
Al mismo tiempo, se recomienda lavarse las manos, muy a menudo, con agua y jabón. Y beber mucho té e infusiones calientes. Además, beber mucho líquido, lo más seguido que se pueda.
El virus está protegido por una membrana similar a una grasilla. Esa grasilla se derrite a más de 26 grados de temperatura, por lo cual, hay que beber bebidas calientes. Además, el virus no resiste los componentes del jabón, porque la grasilla se disuelve y el virus desaparece. Y hay que beber mucho líquido, porque el virus permanece unos cuatro días en la garganta y el líquido lo arrastra hasta el estómago, donde los jugos gástricos, los ácidos que generamos, lo destrozan. Son medidas sencillas de protección y prevención, porque hasta el momento no existe un fármaco que lo combata exitosamente.
Hay muchas recomendaciones más, sencillas y prácticas, pero me quedo con lo que hicieron los chinos y los coreanos para detener el contagio definitivamente. Evitar aglomeraciones, evitar el contacto entre las personas, usar mascarillas y guantes…pero sobre todo, es recomendable que permanezcamos encerrados en nuestras casas. Se trata de evitar que nos contagien o que nosotros, sin saberlo, contagiemos a otros. “Si tu vecino está sano, tú estarás sano”.
Esta medida requiere de responsabilidad social, requiere solidaridad social y disciplina.
Comprendo que en Chile existan problemas para adoptar una decisión de tal magnitud, porque significa prácticamente paralizar el país. Pero la situación es tan grave, tan importante, que debemos priorizar la vida por sobre cualquier otro interés.
Las autoridades, basadas en los consejos de los expertos, deben adoptar las decisiones más adecuadas para solventar esta crisis. Buscar los recursos económicos que les permita ayudar a los que no tienen nada, a los modestos trabajadores, a los desempleados, a los pensionistas. Pero, también apoyar y ayudar a los pequeños y medianos comerciantes y emprendedores, a las grandes empresas. Debemos cautelar su continuidad o evitar su quiebra, porque el día de mañana, cuando todo este mal sueño pase, serán la base para recuperar la normalidad y avanzar hacia el desarrollo del país.
Si España, con todos los recursos que tiene, con todas las medidas que con rigor ha estado aplicando, tiene cifras alarmantes de muertos y contagiados, no quiero ni pensar lo que puede ocurrir en Chile, con autoridades que van tomando medidas parciales, algunas sin ninguna prioridad, como es el caso del toque de queda, según mi entender.
Las condiciones de salud de nuestro país no son similares a las de los países europeos. La movilización de los ciudadanos no surte efecto y no es masiva, porque las autoridades no tienen credibilidad. Y porque la información que le ha llegado a la gente, no ha sido la más profunda y veraz.
Es la hora de la prevención, de la movilización solidaria de todos para evitar los contagios. Es la hora de la disciplina y la responsabilidad social. Es la hora de preservar la vida.
Déjanos tu comentario: