«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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¿NUEVA CONSTITUCIÓN? 

ALGUNAS CUESTIONES PREVIAS

René Fuentealba Prado, abogado.

 

Las élites políticas han logrado situar el debate acerca de una nueva Constitución en un lugar bastante relevante de las preocupaciones ciudadanas. Los cuestionamientos a la Carta de 1980 transitan desde su eventual ilegitimidad de origen hasta el régimen institucional que se establece, pasando por las normas que limitan la democracia y por aquellas que buscan consolidar un determinado modelo económico social. Pero, la inmensa mayoría no tiene clara la película e ignora cómo un cambio radical puede influir en sus vidas personales.

 

La primera afirmación que tenemos que hacer es muy simple: Cuando vivimos en sociedad, nuestros actos  están sujetos a ciertas normas de conducta que nosotros hemos convenido de común acuerdo y hemos aceptado o que la tradición ha mantenido a través del tiempo. Para tomar conciencia de ello, basta conque miremos nuestro hogar, nuestra escuela, nuestra universidad, nuestra comunidad religiosa, nuestro club deportivo. Asimismo, las personas que habitan en un determinado territorio están sometidas a ciertas leyes que tenemos que cumplir, independientemente de nuestra voluntad. Tales leyes las respetamos por temor a recibir un castigo más que por tener convicción de su utilidad o conveniencia.

Sobre esas normas, existe una muy especial, llamada “Constitución” que es caracterizada como la “ley fundamental” ya que es la que organiza el Estado en que vivimos, establece sus instituciones, consagra los derechos de las personas que deben ser respetados tanto por la autoridad – el mismo Estado – como por los demás individuos. Como consecuencia de lo dicho, todas las leyes y normas que se establezcan deben respetar el marco que establece la ley fundamental que es precisamente la Constitución.

Tras esa conceptualización básica, aparece una pregunta de respuesta compleja: ¿De dónde surge este documento fundamental?

Históricamente puede haber nacido como una concesión graciosa de un soberano (monarca) quien disponiendo de todo el poder decide auto limitar su ejercicio para evitar arbitrariedades y conquistar la adhesión de sus súbditos, la que le es necesaria por diversas razones. También puede haber surgido como consecuencia de una imposición de los súbditos al soberano, quienes, al sentirse empoderados, lo han enfrentado exigiéndole un compromiso de respeto a ciertos derechos que consideran que les han sido abusivamente atropellados (libertades individuales, imposición de tributos o cargas  personales, etc.)

Sin embargo, en los tiempos modernos, al dejarse de lado la afirmación de que “todo poder viene de Dios” y consagrarse el principio de la “soberanía popular”

(La soberanía reside esencialmente en el pueblo y es éste el que delega su ejercicio en ciertas autoridades que lo representan), las génesis de estas “cartas fundamentales” cambian radicalmente. La realidad concreta nos muestra casos en que se designa una comisión de “notables” a los que se les comisiona para que redacten este documento, el cual es luego sometido a la ratificación de los ciudadanos mediante un plebiscito; otros, en que los representantes de los ciudadanos (parlamentarios) elaboran una carta constitucional en ejercicio de sus derechos y la someten generalmente a ratificación popular; y, finalmente, otros en que el pueblo soberano elige representantes con el fin específico de redactar una nueva constitución (asamblea constituyente).

Todo lo anterior, es viendo las cosas desde un punto de vista formal, es decir referido al como alcanzar la “redacción de un documento”, transcribiendo en un papel los acuerdos alcanzados.

Pero, debemos preguntarnos ¿Cuál es la esencia constitucional, qué es lo que hace que ese documento fundante sea respetado por la comunidad política?

Lo claro, por ahora, está en afirmar, como lo ha señalado un autor, que los problemas constitucionales no son, en última instancia, problemas de Derecho, sino que son problemas de poder. En toda sociedad política conviven (o malconviven) diversos actores que tienen sus propios intereses y objetivos y que buscan, naturalmente, defenderlos o imponerlos. En ese campo, encontramos el poder económico y financiero, el poder religioso, el poder cultural, el poder social (sindicatos, gremios, agrupaciones estudiantiles…), el poder político (que frecuentemente representa total o parcialmente a los anteriores), los medios de comunicación social (que esencialmente no son independientes sino que cumplen vocerías de los poderes mencionados), etc.

Y, lamentablemente, las personas consideradas  aisladamente, carecen de la fuerza necesaria para hacerse respetar y requieren, precisamente para tener existencia real en la sociedad política, de definiciones claras y organización

En síntesis, las sociedades son una trama no sólo de sujetos individuales sino de grupos de poder que buscan, consciente o inconscientemente, imponer su dominio  sobre los demás y evitar que los demás les impongan su voluntad. Es obvio que este juego favorece el predominio de los más fuertes.

Así, es lógico concluir, por ahora, que el sueño de quienes quieren “tirar el mantel” y  partir de cero, redactando  una nueva Constitución a partir de una “hoja en blanco”, tienen una visión distorsionada de la realidad. Las utopías y quimeras nos son útiles como elucubraciones intelectuales pero no nos  son aptas para gobernar de buena forma la sociedad en que vivimos.

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1 Comentario en ¿NUEVA CONSTITUCIÓN? 

  1. Hola,
    Gracias por el artículo, muy interesante, aunque presumo queda mucho por decir. Me surgen muchas preguntas, por ejemplo, cuáles con los principales cambios entre la actual y la anterior constitución. Deben ser bastante esenciales, por el contexto en que se generó la actual. Sería interesante conocerlos, porque desde la historia también ayuda a construir mejor el futuro.
    Pienso que esto también podría ayudar a reflexionar, a plantearnos qué pensamos que debería contener una nueva constitución , cuáles son los principales ámbitos que nos inquietan, que nos desafían, que requieren que como pueblo tengamos algo qué decir. Si no es por Asamblea constituyente, en el mecanismo que se establezca, habrá un momento en el que tendremos que, responsablemente, pronunciarnos.
    Por otra parte, en relación a la pregunta, de qué hace que esta carta fundante se respete, aparece el tema del poder, y de la organización como sociedad, que sea representativa .
    Pienso que el ejercicio de profundizar en la historia al respecto, en el conocimiento de la actual, y preguntarnos por el futuro , es una rica oportunidad de madurar como sociedad. Y quizá en esto , La ventana también podría ayudarnos. Quizá publicar algunos artículos que recogieran estas y otras inquietudes …?
    Gracias, lo dejo planteado como una posibilidad.

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