«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

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REFLEXIÓN ACERCA DEL SUICIDIO EN LA VEJEZ.

Yerko Strika

Psicólogo Clínico, Psicoterapeuta.

“La autorrealización humana –que es siempre (o no lo es) correalización– decanta en tres tipos de autorrelación práctica del sujeto consigo mismo, resultantes de cada una de las tres esferas del reconocimiento: la autoconfianza, el autorrespeto y la autoestima”. (1)

Se dice que los factores que más inciden en el suicido en personas de la tercera edad, son la depresión y el aislamiento social. Estas variables coexisten y se retroalimentan con mayor claridad cuando el individuo “deja de ser útil” a la sociedad, entendiendo ésta como la red familiar, el mundo laboral y acceso a los bienes de consumo, principalmente. Entonces, cuando el sujeto deja de ser funcional en lo económico y afectivo, se enfrenta a su lado humano y debe empezar a explicarse la existencia en base a su propia valía como persona.

Pero, ¿Quiénes somos cuando ya no estamos vinculados con lo productivo en lo material y afectivo? Generalmente esta pregunta surge en etapas críticas de la vida, asociadas a periodos de cesantía, quiebres familiares, duelos, jubilación, etc. Es en momentos de pérdida de contacto con estructuras angulares, cuando el ser humano se cuestiona el sentido de lo cotidiano desde un contexto de carencia, de ausencia de referentes que lo mantienen enfocado en una meta. Producir dinero, criar hijos, estar en pareja, asegurar el futuro, suelen (o solían) ser tareas que copan la vida de las personas. Y algo no menor: en tanto se es joven, existe muy poca consciencia de la propia vejez.

En la frase del epígrafe, se entiende la autorrealización como una co-realización, es decir, el sentido de uno mismo está fuertemente ligado a la presencia del otro. Se afirma que la felicidad se hace completa, cuando es compartida. De este modo, pareciera que las personas necesitamos relacionarnos con nuestros semejantes. Lo que al comienzo de la evolución era un imperativo de supervivencia, se transformó luego en una compleja red de interacciones, que poco a poco fue estableciendo un orden vincular capaz de generar sensación de seguridad y contención entre sus miembros.

En la actualidad, con el advenimiento de la “Aldea Global” los seres humanos estamos más conectados que nunca. Sin embargo, esta cercanía no necesariamente se ha traducido en empatía, respeto o aceptación. Es más, las redes sociales, en ocasiones parecen ser un muro donde exhibir el propio autocentramiento, más bien como una bandera que como una invitación al diálogo. Así, esta conexión se parece peligrosamente al espejo de nuestro propio egoísmo (2), dejando de lado la mirada integradora y excluyendo especialmente al adulto mayor, que como animal viejo se va rezagando de la manada.

De este modo, cuando el Hombre (3) se encuentra en soledad, carente de los referentes que le han dado sentido a su vida en el transcurso de los años e inmerso en una sociedad que lo margina y cosifica, existe una alta probabilidad que su existencia empiece a carecer de sentido y se sienta no encajar en el mundo. Lo anterior, la sensación de no pertenecer o derechamente el sentimiento de rechazo, suele generar ansiedad en quien lo experimenta con altas probabilidades de instaurar un círculo vicioso (me rechazan, me aíslo y como me aíslo, me rechazan), dando paso a ideas que se refuerzan y se instalan luego como actitudes.

Pasando a las estadísticas: Los mayores de 80 años tienen la tasa más alta de suicidios del país, con 17,7 suicidios por cada 100 mil habitantes, seguido por las personas de entre 70 y 79 años, que tienen una tasa de 15,4. El promedio nacional, es de 10,2 (4). Se indica que a veces los ancianos no quieren morir, sino terminar con su sufrimiento, con la desesperanza, la falta de camino o carencia de recursos para lidiar con lo que está pasando en su vida. El suicidio, a cualquier edad, es algo anormal y aparece alarmante que la vejez sea un factor asociado a ese fenómeno.

Poner término a la vida en una etapa en que la muerte debería llegar de manera natural y en paz, me parece, a lo menos, triste. En lo personal, no sé qué tipo de anciano seré, que enfermedades me aquejarán, si perderé contacto con mis seres queridos o los amigos. Eso es mi responsabilidad y relaciona con la autoconfianza, el autorrespeto y la autoestima con que inicia esta reflexión. Si bien es cierto que el cerebro pierde plasticidad con los años, jamás deja de aprender y si la sociedad deja de lado a sus viejos, no es menos cierto que también hay espacios en los cuales tienen cabida y cada vez más se derriba la concepción lineal de anciano = lastre.

Creo fundamental que la salud mental de la población de tercera edad sea monitoreada y encender alarmas ante una persona en riesgo de aislamiento, ya sea por pérdida de interés o abandono. La depresión en una enfermedad que se produce por la interacción de factores exógenos y endógenos; pero no basta con prescribir antidepresivos si no hay voluntad de cambio, tanto del individuo como de su entorno. En ese sentido, es una política pública en ciernes.

Vivir con amigos resulta más atractivo que pasar los últimos años de vida en una residencia o relegado por la sociedad. Por eso, el fenómeno conocido como «Senior Cohousing» está ganando adeptos en otras partes del mundo. En palabras simples, se trata de la tendencia a envejecer rodeado de amigos, con viviendas adaptadas para conservar la independencia pero a la vez facilitando espacios comunes para actividades cotidianas. Compartir con el otro, parece seguir siendo el mejor y mayor factor protector ante el inexorable paso del tiempo y la posible aparición de sentimientos depresivos.

Por último, si esta modalidad aún no está al alcance en nuestro país, visítese lo más que pueda con todos aquellos significativos que rondan por su vida.

(1)Diplomado Gerontología Social. PUC 2013.

(2) Sugiero revisar la serie “Black Mirror”, disponible en Netflix.

(3) Hombre como especie. Ya en un próximo artículo reflexionaré sobre el género en el lenguaje.

(4) La Tercera, citado en www.canal9.cl

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4 Comentarios en REFLEXIÓN ACERCA DEL SUICIDIO EN LA VEJEZ.

  1. Excelente artículo. Muestra un aspecto relevante de la situación que viven en Chile los adultos mayores. En una etapa temprana de la vejez, generalmente corresponde a su cónyuge-también anciana- hacerse cargo de ellos y luego a sus hijas mujeres. Los varones, con suerte, aportan un modesto cheque el mes. Pero la presencia humana, expresada en las visitas, el acompañamiento, la conversación compartida, no están. La cultura individualista no considera tiempo para ello. DE ahí a la soledad, al aislamiento, a la depresión: un paso. Los órganos del Estado no pasan más allá de ser entes burocráticos útiles para mostrar en los discursos. Felicitaciones al autor.

  2. Después de un tiempo, vuelvo a reencontrarme con sus maravillas, análisis y visiones de arte que hacen soñar con estar viéndolas.
    Sus artículos pasan de palabras a imágenes que nos hacen soñar que estamos mirando lo que usted relata.

  3. Puede existir el auto-respeto,auto-confianza y auto-estima, en una sociedad que aplasta y desconoce los valores humanos y la solidaridad social y que se basa e incentiva el individualismo, el «Sálvate a ti mismo».
    Una sociedad que incrementa el individualismo y la competencia, cero humanidad!

  4. Profunda , seria y necesaria reflexión, frente a un tema que debería sensibilizar a la ciudadanía y a todas las autoridades.
    Ojo. un tema que puede masificarse si no lo atendemos como lo merece.

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