«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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EDITORIAL. ¿Qué nos trae el mañana?

Equipo laventanaciudadana.cl

Periodismo ciudadano.

Hoy domingo 7 de mayo, nos corresponde ir a sufragar para elegir a los Consejeros Constitucionales, representantes que, dentro del marco de los bordes fijados por la reforma aprobada por el Congreso Nacional, deberán trabajar en la elaboración de un proyecto de Carta Fundamental en base a la labor realizada hasta ahora por la Comisión Experta.

Si bien se ha detectado entre la ciudadanía escaso entusiasmo por participar, todo apunta a que el número de votantes superará sobradamente los 12.000.000 de sufragios. Sin embargo, como ya se ha señalado en anteriores oportunidades, dicha cifra, siendo importante, no será muy representativa ya que al ajustarse el proceso al sistema de elección senatorial los votos de las regiones menos pobladas terminarán valiendo mucho más que aquellos emitidos en las áreas con mayor número de habitantes.

Nos guste o no, la realidad política de nuestro país es, hoy por hoy, muy problemática, siendo evidente que, en todos los campos, no hemos tenido la madurez necesaria como para dar debida respuesta a las acuciantes demandas de la población.

El frustrante proceso anterior, que concluyó de la peor manera con un resultado que condenó los afanes refundacionales de sectores que en ningún momento tomaron debida conciencia de sus responsabilidades, al parecer no ha sido suficiente como lección.

La Comisión Experta, generada a propuesta de los partidos políticos con representación parlamentaria, nunca entendió que de la misión encomendada debía responder ante el país y no ante las colectividades que habían presentado sus nombres, que estaban para buscar lo mejor para Chile y no para ser obedientes a grupos de interés. La propia campaña electoral tampoco fue enfocada en torno a los aspectos más relevantes que debían ser resueltos en un nuevo orden y en una nueva institucionalidad sino que se centró en temas de la contingencia tales como la seguridad pública o el grave problema de la inmigración, o, como torpemente lo declaró el presidente de Renovación Nacional, a un juicio político sobre el actual gobierno.

Aunque las predicciones son siempre inciertas, el aire que se respira pareciera indicar que el resultado final será globalmente desfavorable para los actuales gobernantes. Sin embargo, paradojalmente, será la derecha tradicional la principal víctima de su propia victoria. El extremismo populista y demagógico surgido y consolidado a su diestra, pasará a ocupar un lugar privilegiado que la presionará para seguir el rumbo de la mano dura, de la represión, del conservadurismo constitucional (“no queremos nueva Constitución”, han proclamado republicanos y el Partido de la Gente) obstaculizando toda política de acuerdos que abra puerta a soluciones impostergables de problemas agudos.

Una reciente encuesta realizada por la Universidad Diego Portales, ha constatado que un 51 % de la población aceptaría un régimen autoritario que impusiera orden, porcentaje en extremo preocupante para un país que otrora mostraba una amplia adhesión a la democracia y que había sufrido los rigores de una dictadura implacable.

El peligro, que puede estar a la vuelta de la esquina, nos obliga a construir puentes que hagan viables soluciones consensuadas. Porque, a decir verdad, o somos capaces de reencontrarnos como ciudadanos de una patria común que persigue propósitos comunes, o nos veremos arrastrados por una tormenta cuyos daños no podemos ni siquiera imaginar.  

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