EDITORIAL. El golpe inevitable.
La precandidata presidencial de la derecha tradicional, ha puesto sobre el tapete un tema grueso que se arrastra por años al afirmar que el golpe militar e 1973 era inevitable.
Como de costumbre, la polémica abierta se centra no en los hechos concretos y específicos para sostener o negar tal afirmación, sino en una secuela de supuestas intenciones de los actores de la época.
La sección “Cartas” de El Mercurio es el reflejo de esta realidad. Los intervinientes, todos ellos con identidad y domicilio conocido, usan en su favor, las ya conocidas frases de Frei Montalva y Patricio Aylwin, reconocidos opositores intransigentes al gobierno de la Unidad Popular, en tanto que el bando opuesto argumenta en base a la existencia de desaparecidos, fusilados y torturados desde el día mismo del 11 de septiembre. Todo ello puede ser discutido y discutible siempre que no se altere ni desconozca la realidad de los hechos.
Pero, bien podría afirmarse la inevitabilidad del golpe considerando no solo la caótica situación del país en ese momento sino teniendo presente que desde el mismo 4 de septiembre de 1970 se fraguó la defenestración de Allende si es que llegaba a asumir el poder.
El propio dueño de El Mercurio, Agustín Edwards, participó en las tratativas con el gobierno estadounidense de Nixon y Kissinger para deponer al Presidente chileno y, desde ese mismo momento se fraguó, con la ayuda de la Agencia Central de Inteligencia -CIA- minuciosamente el plan sedicioso.
Por otra parte, consta que Allende, tras obtener el visto bueno del PC, anunciaría la convocatoria a un plebiscito en un discurso en la Universidad Técnica del Estado, lo que disminuiría las tensiones y presiones vigentes. Su gran error, fue comunicar esta información al Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet, designado por el mismo, circunstancia que adelantó el pronunciamiento en tres días.
Lo peor de todo, sin embargo, es que la candidata Matthei pretende deslavar la responsabilidad de su sector y, específicamente su Partido-la UDI – en lo sucedido, olvidando que, Golpe Militar y sus consecuencias constituyen, en buenas cuentas, un mismo e indivisible paquete.
Es hora, ya, de que el país madure y sea capaz de analizar el pasado con pisos mínimos de objetividad, sin concesiones arbitrarias a la historia. La vieja frase que afirma que “solo la verdad nos hará libres” debe recuperar, en este campo, su vigencia.
La dictadura dejó una secuela de 5.000 víctimas fatales entre ejecutados y desaparecidos, más miles de torturados y exiliados, dato que la historia no puede olvidar y que debemos tener presente para siempre si queremos reconstruir la convivencia en el seno de la comunidad nacional.
La nota editorial da cuenta con rigor de los hechos que condujeron al golpe cívico-militar.
No fue una respuesta a un clamor popular, como aduce la prensa de derecha. Griterío y chillidos sí hubo, pero desde la misma minoría de siempre, de derecha y ultraderecha con visos de fascismo, la que sigue intentando mantener el esquema de crecimiento del desgastado neoliberalismo arrasador de los bienes naturales comunes, lamentablemente apoyado por la decadente corriente política autodenominada “de izquierda”. De este modo, la verdadera mayoría, la que, en general, no asume ninguno de los desteñidos colores políticos actuales, sigue defendiéndose de las numerosas agresiones y luchando por sus derechos vulnerados todos los días.