Una nueva dicotomía: los estados nacionales frente al movimiento «un planeta» [*]

Está surgiendo una nueva dicotomía en el debate actual: el contraste entre la visión del mundo como compuesto por estados-nación en competencia implacable entre sí y el movimiento de “un planeta”, que enfatiza la solidaridad humana. Estas dos tendencias están en curso de colisión. Hasta ahora, el enfoque de «un planeta» parecía ser la única oportunidad de establecer una estrategia eficaz contra la degradación del ecosistema planetario. Pero ahora, parece que tendremos que adaptarnos a la nueva visión que está surgiendo: para bien o para mal, el mundo vuelve a estar en manos de los estados-nación, con todos sus límites y su idiosincrasia, incluida su gran escala. tendencias homicidas. ¿Podemos encontrar estrategias de supervivencia con al menos una oportunidad de luchar para tener éxito? ha sido de los primeros en plantear la cuestión en su reciente libro «Cambio Climático» (UB) Daniele Conversi, investigador de la Universidad del País Vasco

Por Daniele Conversi (Universidad del País Vasco)

La crisis climática es uno de los nueve «límites planetarios» identificados en las Ciencias de la Tierra desde 2009. El umbral crítico para el cambio climático (350 ppm de CO₂) se ha superado recientemente. Se han rebasado otros límites, como la pérdida de biodiversidad, y también estamos alcanzando otros umbrales críticos. La crisis ambiental global señala la entrada probable en el período más turbulento de la historia humana, que requiere una creatividad, fuerza y ​​habilidades de adaptación sin precedentes para actuar rápida y radicalmente a fin de frenar la crisis global. Pero, ¿cuáles son los principales obstáculos que se nos presentan?

Los historiadores de la ciencia y los periodistas de investigación, además de algunos científicos sociales y políticos, han estudiado en detalle la forma en que los grupos de presión de los combustibles fósiles obstaculizaron la acción gubernamental a través de la desinformación, la información errónea y la «industria de la negación». Sin embargo, estos estudios generalmente no consideran en detalle el escenario institucional donde actúan los cabilderos, es decir, el estado-nación.

Mi investigación explora un conjunto diferente de variables que se originan en la actual división del mundo en estados-nación impulsados ​​por su propia ideología, el nacionalismo. En una era en la que las fronteras no pueden detener el cambio climático, el nacionalismo se dedica de lleno a erigir fronteras cada vez más altas.

Por lo tanto, debemos preguntarnos: si el nacionalismo es el marco ideológico central en torno al cual se articulan las relaciones políticas contemporáneas, ¿es posible involucrarlo en la lucha contra el cambio climático? Exploro esta respuesta a través de algunos estudios de casos que surgen tanto en las naciones sin Estado como en los estados-nación. Montar la ola del nacionalismo, sin embargo, solo tiene sentido si, al mismo tiempo, también se consideran simultáneamente las soluciones no nacionales, como se condensa en el concepto de «cosmopolitismo de supervivencia», solo se pueden lograr resultados efectivos cuando se considera la pluralidad de posibilidades de soluciones y evitando respuestas fideístas como ‘techno-fixes‘  centrado en la fe mágico-irracional en la innovación tecnológica como el último Santo Grial, del que los nacionalistas pueden apropiarse fácilmente. La salvación puede venir, no tanto de la tecnología, como del abandono de un sistema económico basado despiadadamente en la destrucción ambiental y la expansión del consumo masivo.

Fuente: 21.04.2023, desde el blog de Ugo Bardi “The Seneca Effect” (“El Efecto Séneca”), autorizado por el autor.