«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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LA CONSTITUCIÓN ES LO IMPORTANTE

Miguel Ángel San Martín

Periodista. Especial para La Ventana Ciudadana, desde Madrid, España.

La puesta en marcha de la Convención Constituyente volvió a poner en el mapa internacional a la democracia de nuestro país. Sorprende al mundo el notable hecho de madurez política de los chilenos que han sido capaces de aprobar masiva y contundentemente en un plebiscito, que se elija mediante el voto libre y soberano, a 155 personas responsables de tan señalada tarea.

Y sorprende doblemente, por el hecho de que en este equipo se respete una paridad de género nunca antes vista en el mundo.  O sea, es un ejemplo esta acción democrática y republicana vivida en Chile.

En España, donde resido, he visto y escuchado en todos los canales de la televisión, en los informativos de las radios, en las páginas de los diarios, los comentarios cargados de halagos sobre este hecho ocurrido  en el cono sur de América. 

Debemos sentirnos orgullosos por aquello. Pero, a la vez, debemos tomarle el peso a esta decisión, considerada la más importante de las últimas décadas de nuestra democracia. Y, repito, es un tema ejemplar, de gran significación y de enorme madurez política de nuestra gente.

Por lo mismo, debemos actuar en consecuencia. Porque no es ejemplar la carencia de solemnidad, el desorden y falta de respeto institucional ocurrido en la puesta en marcha de la Convención Constitucional. Si hubo 15 o más marchas ese día por las calles de Santiago, si se guardaban las prevenciones necesarias por la pandemia que nos afecta, es una señal de que se trataba de una fiesta de la democracia. Pero, salirse de ese contexto y provocar desórdenes, revueltas, incidentes, no es aceptable. Desvirtúan el carácter de la celebración.

Atacar a Carabineros, intentar entrar en el recinto donde se debía celebrar la ceremonia, convocar a la prensa para criticar a los convencionales, para desprestigiarlos y desnaturalizar el proceso constituyente, no sólo representan un hecho censurable, sino que además, demuestran que hay intereses que se mueven en las lindes de la violencia para tratar de evitar que avance el proceso constituyente, para evitar que exista una nueva constitución.

¿A quién le conviene todo eso? Al pueblo de Chile, no. Rotundamente. Porque el proceso constituyente nace como una necesidad perentoria y además, como una válvula que le quita presión a un estallido social provocado por las injusticias que se viven en el país, por las inequidades, por la corrupción, por las colusiones mafiosas, por el descrédito de los partidos políticos…En fin, por una crisis generalizada producto de un sistema que se resquebraja por todas partes.

Tampoco es de recibo que la Convención Constituyente tenga problemas para funcionar por falta de elementos técnicos básicos, por preocupaciones distintas a las cuales se deben abocar los constituyentes, por vincular esa enorme e histórica tarea con situaciones menores o problemas periféricos.  Entonces, reitero la pregunta: ¿A quién le conviene todo eso?

La Convención Constituyente tiene una misión fundamental: redactar una nueva Constitución, ponerle marco jurídico a nuestra convivencia social, construir el techo a la Casa Común que nos alberga. Modernizar nuestro sistema democrático y abrir las compuertas al progreso con justicia, con equidad, sin abusos y sin corrupción. 

O sea, se trata de redactar un documento fundamental para todos, porque nuestra sociedad nos debe acoger a todos, sin exclusiones, sin distingos, integradoramente. Porque entre todos podemos y debemos luchar para alcanzar un mañana mejor.

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