La Oligarquía Político – empresarial Chilena.
A partir de los años 1990 se podría decir que el Presidente Don Patricio Aylwin inaugura una suerte de transición a una democracia representativa y la afianza, pese a las contantes presiones y amenazas de los poderes facticos que no se conformaban con haber abandonado el gobierno y además con la figura de Pinochet como comandante en jefe del ejército y con una figura jurídica de senadores designados como una suerte de pequeña cámara de los lores pero ganando sueldos y percibiendo asignaciones ad hoc. Como se ha podido constatar en el tiempo pese a su desaparición posterior. Duró un tiempo en desaparecer tal engendro.
Muchos de nosotros pensamos que después de haber luchado contra una dictadura donde muchos compatriotas participaron activamente arriesgando sus vidas y otros perdiéndola y a los cuales rindo un homenaje en estas fechas. Pensábamos que íbamos a tener por parte de los siguientes gobiernos de la Concertación un paulatino pero sistemático desmantelamiento de los enclaves autoritarios, pero sobre todo del modelo económico capitalista, mercantil, individualista con la aplicación de un duro materialismo donde lo que vale más es el tener que el ser.
Pasando un tiempo, hemos podido constatar que el modelo económico ha sido cooptado por toda la clase política chilena- tirios y troyanos- con una democracia representativa, que no responde a las necesidades reales que una sociedad concreta exige. Es más esta democracia representativa no escucha los clamores de las organizaciones sociales que exigen un cambio en las estructuras económicas, es decir, un país más justo, más equitativo, más humano y menos agresivo. No hay que olvidar que mientras más injusticia, más violencia.
Hoy día y, desde un tiempo a esta parte, se constata como gran parte del Parlamento Chileno se ha preocupado de permanecer lo más posible en aquella institución transformándose en profesionales de la política y viviendo de aquella. Llevan 27 años aquerenciados en el parlamento con la falacia de que el pueblo clientelar les pide que continúen para “servir a la patria”.
Al mejor estilo de la Roma Imperial algunos se han consolidado en el nicho parlamentario como verdaderas familias con olor y color de viejas dinastías. Pero lo peor de aquellos ciudadanos, es que poco o nada han aportado a la cultura y al bienestar nacional. Algunos son más audaces que inteligentes, y a ese nivel mucho de su accionar político y demagógico los lleva a realizar acciones de beneficencia en vez hacer lo que tienen que hacer: legislar. Son raudos y veloces en mejorar sus dietas parlamentarias, sus asignaciones y allí todos son UNO. Se han acelerado al máximo para aumentar los cupos de diputados y senadores lo que le significará al erario nacional un gasto adicional de 15 mil millones de pesos al año a partir del 2018.
Los parlamentarios utilizando como trampolín la política se han feudalizado. Son verdaderos señores feudales con un séquito de personas a su alrededor, incondicionales, obsecuentes, y en lo posible, con menos formación que el parlamentario de marras para asegurar aún más su incondicionalidad y su vínculo de dependencia y vasallaje. Con mentalidad sectaria estos parlamentarios promueven a sus favoritos a cargos de responsabilidad de gobierno. Su formación, su profesión, su integridad, vocación de servicio no interesa, lo importante es ser obsecuente e incondicional y por ende asegurarle más influencia y poder a su señor. “No quito ni pongo rey, sólo sirvo a mi señor” dice el viejo dicho popular.
Coludidos con el gran empresariado nacional los parlamentarios, sobre todo los llamados “ progresistas” han cooptado el modelo liberal, individual y materialista. 27 años en el parlamento y le adeudan al país: una reforma a la salud, el término de las AFPs, las reformas a las intocables ISAPRES, el gran negocio de la salud del pueblo, el escándalo de las farmacias. La cobardía moral de no enfrentar derechamente a las FF:AA en sus escándalos financieros y en particular al Ejercito con el uso y abuso del 10% de las ventas del cobre chileno, entre otras cosas que sería más largo enumerar.
No es necesario tener pactos explícitos de carácter superestructural entre el gran empresariado y el parlamento, se han unido a través de una lógica de mercado de constantes transacciones, de avanzar sin transar a transar sin parar. La lógica individualista, la ecuación poder político igual poder económico. Algunos parlamentarios de vuelo rasante, ignorantes y sectarios han debilitado la fe pública, poniendo a sus incondicionales en cargos públicos lo que ha ido debilitando en eficiencia y eficacia el aparato del Estado que debe estar al servicio de la ciudadanía, del bien común.
De acuerdo a estadísticas internacionales (OCDE , ONU. Organizaciones de DDHH) Chile, es uno de los países donde hay más desconfianza en la política y en los políticos chilenos. Sólo un 2% de los chilenos confían en la clase política gobernante. Al decir de Nicanor Parra ”la izquierda y derecha unida jamás serán vencidas”. Frente a tal desaguisado es que en tal situación, creemos que es necesario repensar y rehacer un nuevo progresismo en Chile: Laicos, socialistas, cristianos y gentes de buena voluntad debemos intentar crear instancias desde la raíz del pueblo, de sus gentes a partir de sus más genuinas necesidades una nueva democracia reflexiva, participativa, superando los viejos modelos de una democracia representativa cada vez menos representativa.
Deberá venir una generación de jóvenes con un mayor sentido de su libertad, de su autonomía, de su dignidad, libre de sujeciones señoriales, dispuestos “in corpore et anima” a servir y no a ser servidos estén donde estén y que tengan conciencia que la política es servicio, es un auténtico amor al prójimo, es la superación dialéctica del asistencialismo y del paternalismo. Que la política está en un estadio superior a la mal llamada caridad cristiana porque ésta libera al ser humano de sus vínculos de dependencia, lo hace más libre, más que objeto lo hace sujeto de la historia y principalmente, de su propia historia.
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