PRIORIDADES

Se nos fue Septiembre y nos deja una sensación extraña, porque hemos vivido experiencias notables que debemos analizar para sacar conclusiones positivas de ellas. Por ejemplo, del Plebiscito de Salida, donde la gran mayoría de los ciudadanos manifestó su rechazo a la propuesta de nueva Constitución para Chile.

          Unos deben haberse hecho la autocrítica de lo acontecido para corregir los errores que los llevaron a ver esfumarse sus anhelos de aprobación, corregirlos y proyectar lo que vendrá. Los otros, para analizar el panorama que se les presenta ante el triunfo de sus argumentos  que consiguieron rechazar el documento presentado a la consideración popular. 

Ambas partes deben dedicarse ahora  a encontrar una fórmula que permita abrir las compuertas a la elaboración de la nueva Constitución que el pueblo chileno acordó hace tiempo, también en plebiscito. Sobre la base de la experiencia reciente, deberán consensuar la forma en que se escribirá la nueva Constitución, teniendo en cuenta lo que realmente se necesita: un documento serio, con perspectiva de futuro a largo plazo y que deje satisfecha a la gran mayoría de los chilenos.    Sin duda, es tarea prioritaria.

Pero, además, tenemos por delante el imperativo de continuar nuestra marcha, de seguir desarrollando programas gubernamentales que nos permitan enfrentar las emergencias que vivimos. Tenemos que mantener la lucha contra la pandemia y debemos hacerlo con responsabilidad, con orden y con solidaridad. Y debemos prepararnos para sortear, de la mejor forma posible, la crisis económica que está surgiendo de la propia pandemia. Y, como si fuera poco, la guerra que se vive sobre territorio ucraniano  nos está dejando consecuencias que ya estamos sufriendo, como lo es la enorme inflación mundial y el probable desabastecimiento de productos energéticos.

Desde nuestra perspectiva regional podemos ver ese panorama sombrío que, como decimos, tiene carácter internacional. En consecuencia, no podemos dejar de continuar nuestro proceso de crecimiento como Región, de cubrir las necesidades urgentes y programar todas las posibilidades de diversificar nuestra economía para alcanzar mejores condiciones de vida para nuestros coterráneos.

Como lo hemos dicho con anterioridad, nuestra economía está basada fundamentalmente en la agroindustria. Y los datos económicos nos colocan en los últimos lugares de pobreza del país. Por lo mismo, es imperativo explotar otra gran posibilidad de crecimiento, como lo es el turismo. Tenemos todo lo necesario para ofrecer atractivos para esta importante actividad. Cordillera exuberante, con nieve para los deportes invernales y paisajes increíbles para las otras temporadas. Tenemos valles floridos, extensos,  con curiosas y espectaculares tradiciones campesinas. Tenemos un mar  frio y batido que constituye un verdadero paraíso para la pesca y los deportes náuticos.

Nos falta decisión política amplia para elaborar planes de desarrollo turístico integral. Y, por sobre todo, nos falta la formación ciudadana para entender el turismo como una fuente poderosa de riqueza. Tenemos que combatir los abusos y el engaño a quienes nos visitan. Es necesario ofrecerles comodidad, trato amable y cercanía. Que se sientan cómodos, para que vuelvan. Pero también necesitan buenas carreteras, buenos hoteles, buenas comunicaciones en general. Su presencia significa riqueza.

Tenemos a corto plazo la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado. Sabemos que el Gobierno debe esforzarse por hacer unos presupuestos que respondan a lo que ofrecieron en la campaña electoral. Entonces, nuestras autoridades regionales y locales deben prepararse para que los recursos que lleguen, sean ejecutados en forma rápida y eficaz. Para ello, ya debieran estar haciéndose los proyectos correspondientes que respondan a las prioridades de los ñublensinos.  Y también, destinar los recursos económicos que necesitan aquellos programas que comiencen a mostrar los caminos que el futuro nos reclama.