Un Campo de Batalla (Parte II)

Como les había indicado la semana anterior, sobre estos mítines que realmente tienen dos visiones, ya que los Demócratas celebraron a Kamala Harris como una figura histórica que podría aprovechar su experiencia para todos los estadounidenses. La propia Kamala Harris habló en el estadio, donde yo estuve, más de política que de su biografía, incluso de sus mayores pasivos: la inflación y la inmigración.

En cuanto a la inflación, culpó implícitamente a la codicia corporativa, prometiendo atacar la «especulación con los precios«, y las «tarifas ocultas«. Los Demócratas promovieron las mayores medidas de gasto del mandato de Joseph Biden, como inversiones fundamentales en energía limpia, fabricación nacional como las florecientes plantas de baterías eléctricas en Georgia, y mejoras de infraestructura que eludieron a presidentes anteriores, incluyendo a Donald J. Trump.

Por su parte, Donald J. Trump ofreció pronósticos distópicos de una Administración Harris.  «Un colapso como el de 1929, … terminarás en la Tercera Guerra Mundial, … los suburbios estarán invadidos por delitos violentos y bandas extranjeras salvajes», advirtió Trump. «Si Kamala gana, habrá crímenes, caos y muerte en todo nuestro país».

¿De dónde ha sacado estas falsas alarmas este hombre tan mentiroso? Bueno, esa es la clase de persona que siempre ha sido. Además, Kamala Harris ha criticado a Donald J. Trump por asustar a sus propios republicanos del Senado estadounidense para que abandonaran un acuerdo bipartidista sobre inmigración y la seguridad fronteriza.

No hay ni habrá consenso, es lo que estamos viendo en los Estados Unidos de Norteamérica. Las campañas presidenciales siempre implican diferencias y división. Solo una vez en el último medio siglo (el republicano Ronald Reagan en 1984), el ganador superó el 55% de todos los votos emitidos a nivel nacional.

Ha sido más común que el ganador ni siquiera prevalezca en el voto popular de la ciudadanía, como sucedió con Donald J. Trump en el año 2016, y el republicano George W. Bush en el año 2000.

Los aliados de Donald J. Trump no sugirieron que pudieran aspirar al consenso.  El pastor Jentezen Franklin de la ciudad de Gainesville, en el Estado de Georgia, usó su invocación el sábado pasado para declarar la elección como «una batalla espiritual».

Donald J. Trump se explayó sobre sus mentiras: que perdió la elección en el año 2020 debido al fraude electoral. Atacó no solo a los Demócratas, sino que también al Gobernador Brian Kemp, el republicano más poderoso del Estado de Georgia, y a otros que, dijo Trump, le fallaron al partido Republicano al no ayudarlo a revertir la victoria de Joseph Biden.

Entretanto, los Demócratas salpicaron sus comentarios sobre la votación con referencias a los difuntos líderes de los Derechos Civiles, Martin Luther King, Jr., y John Lewis, quienes durante mucho tiempo representaron al área de la ciudad de Atlanta en el Congreso.

A través de toda la retórica, los dos candidatos actuales a la presidencia hicieron gestos de unidad. Donald J. Trump dijo en el estadio de Atlanta: «Somos un movimiento, un pueblo, una familia y una nación gloriosa bajo Dios«. La versión de Kamala Harris fue: «Amamos a nuestro país, y creo que es la forma más alta de un patriotismo luchar por las ideas de nuestro país … Y cuando luchamos, ganamos».

Como los Estados Unidos de Norteamérica es un país machista, será complicado que una mujer sea electa presidente de esta nación, y si Donald J. Trump utiliza el mismo sistema que usó contra Hillary Clinton, porque ella tenía 3 millones de votos más que Trump, él utilizó al «Electoral College» (Colegio Electoral), que es una organización especial donde sus miembros, a nivel nacional, son los que eligen a un presidente de este país, y como la mayoría de sus miembros son Republicanos, ellos lo seleccionaron a él, y no a Hillary Clinton que es Demócrata, aunque ella tenía la mayoría de los votos ciudadanos de este país.  Tal vez ahora Trump haga lo mismo contra Kamala Harris. Ya lo veremos, en noviembre de este año.