«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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75 años de Auschwitz Birkenau (¿“Nunca más?)

Este nuevo aniversario de la liberación de los pocos presos que restaban en el campo de exterminio, el más grande de la historia, se ha prestado para una serie de análisis, reflexiones y debates, que nos retrotraen a los tiempos nefastos de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.

El Presidente polaco, Andrzej Duda, no asistió a la ceremonia recordatoria de la liberación del campo de concentración por parte del ejército de la URSS, a realizarse en Jerusalén, el 25 de enero de este año. El Presidente polaco aduce como razón para restarse de su participación a la ceremonia el que se le haya negado el uso de la palabra, pero la polémica es mucho más profunda: Vladimir Putin acusa a los polacos de haber colaborado con los nazis y, a su vez, el Presidente polaco, Duda –  ultraderechista – recuerda que a raíz del Pacto nazi-soviético, (1939), los rusos y alemanes se repartieron Polonia, además cuando estaba a punto de triunfar el levantamiento de Varsovia, el ejército soviético se encontraba a la otra orilla del río, pero Stalin no tomó la decisión de colaborar con los patriotas polacos para aplastar a los nazis.

Por otra parte, los aliados ingleses y norteamericanos se dejaron dominar por Stalin, quien quería instalar la frontera en Polonia con un gobierno impuesto por el ejército de ocupación.

A la ceremonia recordatoria en Jerusalén asistieron 40 Presidentes y Jefes de Estado, y como se comentó, en esta fecha de conmemoración de los 75 años, se repetirá una y mil veces la famosa frase “nunca más”, incluso por Presidentes de países que colaboraron con los nazis, cuya policía y milicia se dieron a la caza de los judíos. (¿Acaso Pétain y Laval no eran franceses…?), (¿Acaso la población de París no colaboró con los ocupantes?), se sabe que muchos de ellos fueron delatores de judíos.

Emmanuel Macron quiso lucirse, a imitación del ex Presidente Jacques Chirac, al rechazar la intervención de los órganos de seguridad sionistas, hecho que tuvo lugar en una parroquia en territorio francés (claro que no tuvo la repercusión de la participación de Chirac, un estadista de derecha, y no un petimetre, como lo es Macron).

En la actualidad la situación de Jerusalén es bastante complicada: por un lado, el gobierno sionista, apoyado por Trump y por parte de la ultraderecha mundial, quiere hacer de Jerusalén el centro político del Estado de Israel; por otro lado, los palestinos están constreñidos a la Cisjordania y a la Franja de Gaza, cada vez más acosados por el ejército sionista.

Europa por su parte, cada día juega un papel más magro en la política mundial, sin embargo, Francia debe colaborar con Palestina y para lograrlo, debe provocar situaciones que demuestren independencia respecto al gobierno de Donald Trump. Cada día se hace más difícil un pacto de paz entre palestinos y sionistas, pues el centro de la hegemonía en el Medio Oriente se ubica entre Estados Unidos e Israel VS. los persas iraníes.

Aún en momentos tan solemnes como en esta ocasión, no han faltado los discursos fanáticos contra Irán acusándolos de anti-semitas y de pretender destruir a Israel.

¡Cómo T. Hobbes tenía razón, “el hombre siempre es un lobo para el hombre” (Homo homini semper lupus est)”!

Después de la crueldad sin límites por parte de los nazis, han ocurrido otros tantos actos sistemáticos de barbarie en todo el mundo, lo cual demuestra que el “nunca más” es una expresión hipócrita, igualable al “derecho a la vida y su integridad y resguardo por parte del Estado” ,artículo consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada después de las masacres ejecutadas por los nazis, especialmente contra el pueblo judío y también contra políticos socialdemócratas, contra comunistas y gitanos y otras etnias.

En Chile, que sólo le declaramos la guerra a los japoneses cuando ya estaban en el suelo, (derrotados por Estados Unidos); el historiador Gonzalo Vial cuenta la anécdota del único relegado japonés que lo pasó muy bien en un pueblo del sur de Chile, considerándose un privilegiado prisionero de guerra.

Gran parte de la derecha chilena era admiradora de Mussolini y de Hitler, incluso, aplaudieron a los SA (tropas de asalto nazis). Mi abuelo cuenta en sus Memorias que el candidato Gustavo Ross Santamaría, estaba entusiasmado en instalar en Chile una dictadura similar a la de Hitler, y aseguró que ya contaba con la mayoría de los senadores conservadores, pero mi abuelo le aseguró que él no participaba de esa idea y como tenía una afección cardíaca, le rogó que los desterrara a Arica, ciudad ideal por sus bondades climáticas.

Los “nacis” chilenos no tuvieron mayor relación con sus congéneres alemanes, sin embargo los colonos germanos del sur, en su mayoría, fueron partidarios de Hitler. La casi totalidad de las masacres durante el siglo XX han sido efectuadas por el ejército chileno, cuya formación es una imitación perfecta de los prusianos, (usan penacho, marchan con paso de ganso y el himno predilecto del dictador Pinochet es también germano).

Las barbaries cometidas por los SS han sido copiadas a la perfección, por el ejército francés contra el pueblo argelino, como también por las dictaduras de seguridad nacional en Brasil, Argentina y Chile, especialmente.

Siempre debemos tener presente que, por ejemplo, durante parte del papado de Pío XII los obispos del Vaticano fueron los principales agentes para preparar la huida de los líderes nazis a América Latina.

Al cumplirse este nuevo aniversario de Auschwitz, y a pesar de los hipócritas lloriqueos, el hombre sigue siendo el más brutal de los animales y sabemos que el odio engendra más odio.

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