LA CAÍDA DE LOS ÁNGELES

Hace dos semanas la Corporación “Ciudades” publicó el Atlas del Bienestar Territorial. Este informe, que analizó escalarmente desde las manzanas en las principales ciudades del país, trajo buenas noticias para el Gran Concepción, ubicándola en el primer lugar de las 22 urbes analizadas. Este resultado debe ser motivo de alegría local. Sabemos que en el modelo de desarrollo endógeno una pieza fundamental es contar con una ciudad competitiva, que atraiga el capital humano calificado, que facilite la innovación empresarial y que intrínsecamente sea un espacio de creación.

Sin embargo, el mismo ranking que ubica primero al Gran Concepción deja en el último lugar a la ciudad de Los Ángeles, capital provincial. Lo anterior pone la atención en un ámbito cada vez más complejo. Así como los regionalistas en el Gran Concepción nos quejamos constantemente del centralismo del país y estamos constantemente mirando a Santiago, de la misma forma, al igual que un holograma, los ciudadanos regionalistas de las provincias del Biobío y Arauco se quejan del centralismo ejercido por Concepción.

Así como nos alegró la ubicación del Gran Concepción, fruto de un trabajo sostenido, debe preocuparnos lo que está pasando en Los Ángeles, otrora ciudad con un desarrollo interesante en la década de los noventa.

Sin embargo, hay otra dimensión que llama la atención. Claramente el territorio más competitivo del país, el Gran Santiago,  aparece con un índice promedio de 0,52 por debajo de la media nacional. ¿Qué sucedió?

Para las personas que estudian la innovación, el estudiar el fenómeno de Sanhattan (límite de Las Condes, Providencia y Vitacura), con un índice de calidad de vida urbano (PUC) de los más altos del país, es fundamental para entender el desarrollo del modelo de crecimiento chileno con una: concentración muy alta de las actividades más nobles de las cadenas de valor en las comunas antes mencionadas y paralelamente, con la ubicación de actividades productivas intensivas en recursos naturales en regiones.

Nuestra forma de crecimiento ha explotado al máximo la segregación espacial. Es por eso que cuando hablamos de indicadores promedios, las desconfianzas son altas, porque te entregan esta realidad “suavizada”.

Cuando hablamos de innovación y desarrollo endógeno tenemos que hablar como unidad de análisis de los barrios, el atlas recientemente entregado, nos da información a ese nivel. Cuando hablamos de desarrollo e innovación necesariamente tenemos que hablar de micro geografía y hay que hablar de los barrios.

Basta que usted tome un bus, viaje media hora y vaya a San Pedro de la Costa, Leonera, Hualpén, por citar un ejemplo; de esa forma usted comprobará, en la práctica, que el desafío de Chile se aproxima más a la reducción de la dispersión, nivelando al que tiene menos hacia arriba, que al simple mejoramiento de la media matemática.