Matar a la gente con mentiras: La campaña «El CO2 es bueno para ti» [*]

“SE RECORDARÁ COMO EL MAYOR ENGAÑO MASIVO DE LA HISTORIA DEL MUNDO: QUE EL DIÓXIDO DE CARBONO, LA VIDA DE LAS PLANTAS, FUE CONSIDERADO POR UN TIEMPO UN VENENO MORTAL”.   Richard Lindsay

No hace mucho, en Alemania, conducían a personas a cámaras de gas mientras les decían que les darían una ducha. Algunos afirman que no es cierto, o al menos que es exagerado, pero la historia tiene sentido y, sin duda, no supera el nivel de maldad visto en muchos otros casos de la historia (véase mi libro «Exterminations»). La manera más fácil de que la gente se haga algo perjudicial es convencerla de que se beneficiará. Vemos este método aplicado a diario en política.

Un ejemplo especialmente cruel de esta estrategia es la campaña actual para definir el CO₂, el dióxido de carbono, como algo bueno. Se dice que es «alimento para las plantas», que hace que la Tierra sea más verde y que los campos produzcan más alimentos. Cuanto más lo emitamos a la atmósfera, mejor. La campaña lleva varios meses en marcha y parece haber tenido éxito. Ataca a la ciencia del clima desde una perspectiva inesperada, y la contra reacción fue débil e ineficaz. La mayoría de los científicos del clima son especialistas en física atmosférica cuyo trabajo consiste en publicar artículos académicos que solo otros especialistas leerán. No saben casi nada de la química del CO₂ y no están capacitados para manejar un debate que parece científico, pero es político. Imaginen a Stephen Hawking enfrascado en una pelea de taberna. Algo así.

Estas campañas tienen una progresión lógica: como se ve en la imagen, tras haber promocionado el CO₂ como algo positivo, ahora la campaña da un paso más, demonizando a quienes afirman que es un «veneno mortal». La demonización es una de las armas más efectivas de la propaganda: identificar al enemigo y ponerlo a la defensiva. En la discusión sobre la imagen de arriba en redes sociales, se puede ver a personas de buena voluntad refutando desesperadamente la afirmación diciendo: «Nunca dijimos que el CO₂ fuera un veneno mortal». Esto demuestra una vez más que la campaña está funcionando. En política, una vez que te ves obligado a defenderte, ya has perdido.

Solo que el CO₂ ES un veneno mortal.

Es la dosis la que crea el veneno, y sabemos perfectamente que una dosis suficientemente alta de CO₂ puede matar personas. Obviamente, las concentraciones atmosféricas actuales son mucho menores que la dosis mortal, pero los mecanismos en juego son los mismos. El CO₂ es una molécula activa que tiene múltiples efectos en el metabolismo de los seres vivos. Es necesario para las plantas, y una mayor cantidad puede acelerar su crecimiento. Pero no somos plantas. Para los animales, tal como somos, el CO₂ no es alimento: es un residuo.

Contamos con mecanismos sofisticados y complejos en nuestro cuerpo, diseñados para eliminar el CO₂ que produce nuestro metabolismo, optimizados por millones de años de evolución para alcanzar concentraciones de CO₂ mucho menores que las actuales. Ninguno de nuestros antepasados ​​vivió con las concentraciones de CO₂ que experimentamos hoy en día, y estamos alterando los mecanismos que nos mantienen vivos. Desconocemos las consecuencias a largo plazo.

¿Qué nos estamos haciendo? ¿Entramos tranquilamente en una cámara de gas, pensando que es una ducha?

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Si quiere conocer los detalles de esta historia, consulte mi artículo en Arxiv (my paper on Arxiv). Junto con algunos colegas, estamos intentando publicar una versión ampliada que resume los resultados de varios estudios que examinan los efectos nocivos de las bajas concentraciones de CO₂. Si quieres una preimpresión, pregúnteme en los comentarios.

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UB

23/04/2025

Fuente: 23.04.2025, desde el substack. com de Ugo Bardi “Living Earth” (“La Tierra Viviente”) autorizado por el autor.