¡ASÓMBRATE, LUNA!

Desde Castelar, Argentina.

Es mi intrépida voluntad, la de que permanezcas quieta… deseo sorprenderte.

Siempre vienes a nosotros, pero hoy soy yo la que sale a tu encuentro.

Te esperé en un punto determinado de mi oeste… aquí entre dos árboles de impresionante textura.

Que harán marco a tu bella figura.

Observa… me visto despacio, despliego las alas, adorno mi testa con corona de hiedras, sobre mi piel collar de perlas.

En las manos, las flores más frescas, ésas que dejaré insertas en tu sonrisa qué maremotos de ideas despierta.

Y vuelo, hacia ti iluminada.

Y mis brazos y mis manos buscan tu cara, mi boca y la tuya en comunión de sonrisa se enlazan.

Estás prisionera de mi alma, te he detenido y nadie se dio cuenta, no siempre atentamente te miran.

Llevan la cabeza gacha, la mirada pegada a singular y perturbador aparato.

Se pierde el milagro de mi desafío, de haberte robado en el camino un momento de tu andar peregrino.

Te dejo, mimada, abrazada.

Vuelvo a mis árboles, tu luz se proyecta haciendo que ellos dejen su sombra sobre esa gramilla levemente húmeda de rocío.

Y me marcho, dejando una estela desde ese río de luna que mi cuerpo baña, dibujando en el espacio azul negro, un hilo de plata llevando un mensaje… ¡Eres la bien amada!