
El desafío de la pregunta perfecta frente a la incertidumbre
El libro de los cambios – El I CHIN – enseña sobre la indagación de sí mismo como la respuesta válida a las preguntas claves de éste. Dice, somos seres únicos con senderos propios por sobre el nosotros y aquel otro mandarín. Léase, masa, presidente, gobernador o alcalde, medios de comunicación y educación institucional de calidad limitada tecno material, entre otros. Considera una jerarquía ética: ser noble versus innoble, superior versus inferior, verdadero versus falso. Se refiere a la dualidad ética del ser.
En él se aprende de la sabiduría de la vida que consiste fundamentalmente en lograr la armonía del individuo con el constante fluir de las corrientes universales, en adaptarse – activa o pasivamente según lo dicte el tiempo dado – a los cambios o mutaciones del acontecer. Representa una estrategia de vida junto a una práctica vivencial posible de orden orientador. Ambas bifurcaciones de sentido válido. Es un libro de sabiduría y posibilidades opcionales frente a la incertidumbre, tan cruenta hoy por hoy.
El libro de los cambios representa una trama secreta del mundo, una abstracción. Un sistema de lógica o matemática. Puede interpretarse también como una cosmogonía. Una guía estratégica, usada por estrategas o líderes de antaño con autoridad weberiana.
Se refiere fundamentalmente a la trama del mundo humano, a la vida de los seres en todas sus circunstancias. Por el aporte de la filosofía moral de Confucio, se presenta virtualmente como un tratado de ética. Trata de la humanidad (ser diverso) en todas sus circunstancias y el valor de los principios éticos, ajenos casi por completo con el orden institucional actual y sus liderazgos en dramática cuestión.
Es notorio que los taoístas negaron el progreso material. El incremento del progreso intensifica la lucha competitiva por la vida y con ella el sentido de seguridad. El ser que pierde su Tao, el sentido de su vida, su camino es invadido por la angustia de lo incierto. Ello se puede aplicar al sentido país y su despliegue territorial en la inconciencia colectiva y liderazgos cegados por la estricta y pragmática materialidad, casi en todos los órdenes.
Esta direccionalidad se asemeja a la prospectiva e informática actual y su carácter binario; sin embargo, las células nerviosas humanas son más perfectas que las células electrónicas de los computadores, éstas prescinden de eventos y factores irracionales de la matriz humana y su especificidad humanista.
Aquí, se aprende como lo reiteraba Machado que: “caminante no hay camino se hace camino al andar”. La vida implica adaptación continua. Y el qué en una encrucijada de su existencia, recurre a él podrá elegir entre dos senderos inciertos el más adecuado para transitar por determinada situación en un tiempo determinado.
Es preciso, hoy por hoy como personas auscultar nuestro inconsciente, de igual manera como sociedad, nuestro ser social espiritual por sobre lo manifiesto y encontrar las preguntas correctas que nos conduzcan a respuestas afines para abordar la incertidumbre.
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