LA VENTANA CIUDADANA.

Yerko Strika, psicólogo.

El pasado viernes 24 de marzo, se celebró en dependencias de la Biblioteca Municipal de Concepción, el primer aniversario de La Ventana Ciudadana, un medio electrónico de periodismo ciudadano y que habla de sí, como “un equipo de trabajo que, motivados por aportar al necesario debate político, social y cultural de nuestra sociedad, nos hemos comprometido con la creación de este medio pluralista.”  A través de un nexo común, su director me invitó a participar como columnista, en mayo de 2016, pues había leído algunos textos míos, que publiqué en un  libro de relatos, el año anterior.

Lo que ocurrió ese 24 de marzo, me parece digno de analizar desde mi condición de ser humano y también a la luz de mi profesión de psicólogo.

Debo decir, que mi contacto con La Ventana, se había limitado hasta ese entonces, a correos con archivos adjuntos (mis “colaboraciones”), enviados a un señor llamado René Fuentealba Prado, contextualizados en muy cordiales y atentos intercambios epistolares electrónicos, como se supone de personas criadas en la amplia acepción del civismo. Por eso, me pareció muy motivador conocer a este caballero y su equipo, cuando me invitó a celebrar el primer año de La Ventana, mediante “una modesta convivencia de conmemoración de nuestro primer aniversario.”, como casi pidiendo disculpas por lo poco. Nada más lejos de la realidad.

Ese día hubo abundancia, no solo de comida y bebida, sino principalmente de contacto humano distendido y afectuoso. Mientras estaba ahí, me sentí muy cómodo y acogido, como si hubiera compartido con los otros columnistas desde hace tiempo, a quienes, con excepción de uno, conocía sólo de nombre. En ese momento, me hizo mucho sentido lo de “medio pluralista”, pues el “nosotros” empieza por casa y eso de que la consabida suma de las partes es más que el todo, se hacía realidad una vez más. Sentí que La Ventana Ciudadana es una organización con todas las de la ley, donde se desarrollan procesos de liderazgo, de comunicación, de conflictos, hay recursos humanos y tecnológicos tras una visión y misión, coordinados por la voluntad de algunos individuos inquietos, con deseos de inquietar a otros.

Desde el punto de vista social – y el mío propio-  me pareció fantástico  ver tan diversas ocupaciones y profesiones (abogado, filósofo, ingeniero, artista, profesor, psicólogo, informático, periodista, sociólogo, entre otras)  interactuando bajo una mirada común, que resumiría como una actitud honesta de querer mejorar la convivencia a través del noble ejercicio de la escritura, hecha con respeto y desde la particular mirada de quienes colaboramos en este medio.

En el terreno de las relaciones interpersonales, me conforta y confirma, una vez más, el comprobar que hay pocas cosas más estimulantes que el contacto cara a cara y entablar una buena conversación, a lo que todos los ahí presentes, estábamos gratamente dispuestos. Mi sensación, es que el publicar en estas páginas electrónicas, nos ha ido conformando en un grupo cohesionado, generando un sistema que vive el  World Wide Web, algo así como La Amplia Red del Mundo, que nos cobija en nuestras inquietudes y nos hace ciudadanos de un planeta global. (Siempre me ha parecido genial cuando allá, por el año 1964, el sociólogo canadiense Marshall McLuhan, planteó la idea del mundo como una Aldea Global, aludiendo a la conectividad en las comunicaciones que se veía venir. Sin duda, un visionario extraordinario).

Como soy psicólogo y mis opiniones en este medio, pasan por el sesgo de mi profesión, me parece importante no dejar pasar el experimento  grupal de reunir gente diversa en torno a un proyecto, el que sin querer, adquiere tintes de trabajo en equipo. El día de la celebración, se expresaron también procesos afectivos en torno a lo que se hace y se esbozó la continuidad de la publicación, en lo que pueden ser metas a largo plazo. La Ventana echó a andar en la mente de un individuo y luego de otro, en una sinergia de entusiasmo, que se completa con los lectores, quienes son finalmente la razón última de esta revista.

Me parece muy esperanzador, que dentro de esta sociedad que construimos entre todos, donde la conversación y la difusión del pensamiento humanista es muy escaso, donde el foco es el mercado y el consumo, donde la educación es más bien instrucción, donde el individuo tiene poco espacio para “el desarrollo libre del espíritu”;  exista una VENTANA para mirar y mirarnos; que 1.500 visitas al mes se asomen al vano de este artilugio y puedan atisbar a un puñado de personas compartiendo sus experiencias, como forma de ofrecer otro punto de vista e invitar a la reflexión.

Finalmente, algo que escuché por ahí: “La experiencia adquiere real significado, cuando es compartida con otros”.