«La democracia dispersa el poder político; es el gobierno del pueblo: una persona, un voto. El capitalismo, en cambio, concentra el poder económico; quienes ya son dueños de casi todo acumulan cada vez más riqueza»

Ben Ansell

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

EDITORIAL. Lo frágil de la paz artificial

Equipo laventanaciudadana.cl

Periodismo ciudadano.

En los días previos al otorgamiento del Premio Nobel de la Paz  (que finalmente  fue asignado a la venezolana María Carolina Machado, valiente opositora a la dictadura de Nicolás Maduro), un  desenfrenado Donald Trump se presentaba como el príncipe de la paz, proclamándose como el articulador de acuerdos que ponían término a trece conflictos bélicos en otros tantos lugares del mundo.

Como cierre de fiesta, en una pomposa ceremonia realizada con la asistencia de  una docena de mandatarios árabes, más el Presidente de Francia y el Secretario General  de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, Trump daba a conocer los 20 puntos propuestos para poner fin al grave enfrentamiento entre Israel y el grupo  Hamás, organización irregular terrorista asentada en la llamada Franja de Gaza.

Tras meses y meses de ataques mutuos, las fuerzas armadas israelíes dejaban en el camino miles y miles de muertos y heridos -gran parte de ellos mujeres, niños, personal sanitario, periodistas,  voluntarios de la Cruz Roja, etc. – en  una  serie de bombardeos que la opinión  pública mundial calificó de “crímenes de guerra” o, lisa y llanamente de “acciones genocidas”.

Uno de los puntos clave del plan Trump era “el  inmediato cese de fuego” entre las partes contendientes, aun  teniendo presente que las tropas de Netanyahu ocupaban toda la ciudad de Gaza y  que buscaban erradicar del territorio a toda la población palestina. Por lo demás, la imposición de paz de Trump eludía la definición acerca del reconocimiento de la existencia de un Estado palestino, lo que para el primer ministro israelí había sido declarado como simplemente “inaceptable”, por considerar que ello ponía en riesgo al propio Estado de Israel.

En  ese ambiente, unas cuantas  escaramuzas provocadas por francotiradores de Hamás contra soldados de ocupación, fueron el motivo perfecto para desatar una masiva represalia. En un par de semanas, Israel violó en 343 ocasiones el “alto al fuego”, causando la muerte de más de tres centenas de palestinos, y efectuó ataques aéreos masivos a territorio del Líbano persiguiendo supuestos depósitos de armas de Hamás. Solo en el día 19, la autoridad sanitaria de Gaza dio cuenta de  la muerte de 32 palestinos, 12 de ellos niños y 8 mujeres, más 88 heridos.

Trump en su calidad de aval personal del acuerdo de paz, ha guardado silencio hasta ahora. Lo único positivo de esta historia es que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas acordó respaldar el acuerdo de paz, siendo probable que el organismo decida enviar un destacamento de “cascos azules” como fuerza internacional de paz.

La debilidad de la paz impuesta como espectáculo, es notoria. El grupo Hamás ha requerido del gobierno de los Estados Unidos una acción inmediata para exigir a Netanyahu el respeto de los acuerdos. Si el conflicto persiste y renace, el riesgo de que se extienda a los países vecinos, es inminente y las consecuencias son, por supuesto, incalculables.

Recuerda que puedes seguirnos en facebook:

Déjanos tu comentario:

Su dirección de correo electrónico no será publicado.

*

Sé el primero en comentar

sertikex-servicios-informáticos www.serviciosinformaticos.cl