
LA PRÁCTICA HACE AL MAESTRO (Parte II)
(La Parte I de este artículo se publicó en la edición del 13.03.2022)
La preparación de clase es vital al momento de realizar una práctica pedagógica, debe contener todas las herramientas, axiológicas, y praxiológicas para desencadenar procesos formativos objetivos, basados en prácticas de enseñanza claros y fundamentados en conocimientos de educabilidad, según Gagné (1975 p. 382) para que pueda tener lugar el aprendizaje, la enseñanza debe realizarse teniendo en cuenta las siguientes funciones:
• Estimular la atención y motivar
• Dar a conocer a los estudiantes los objetivos del aprendizaje
• Activar los conocimientos y habilidades previas, relevantes de los estudiantes para fundamentar los nuevos aprendizajes
• Presentar información sobre los contenidos a aprender y proponer actividades de aprendizaje
• Orientar las actividades de aprendizaje de los estudiantes
• Incentivar la interacción de los estudiantes con las actividades de aprendizaje, con los materiales y con los compañeros para provocar respuestas
• Facilitar actividades para la transferencia y generalización de los aprendizajes
• Facilitar la memorización, una vez se ha razonado y comprendido
• Evaluar los aprendizajes realizados
Existen diferentes tipos de aprendizaje, y los estudiantes aprenden de manera diferente, y depende de múltiples factores de tipo cultural, intelectual, afectivo cada estudiante tiene un estilo de aprendizaje y el docente debe tenerlo en cuenta a la hora de enseñar.
La práctica pedagógica, ha sido muy tradicionalista, ha pensado más en la transmisión de saberes que en la formación de sujetos, es así que los currículum están centrados en temáticas, conceptos que si bien son importantes no deberían ser el todo, debería ser pensado ‘con’ y ‘hacia’ otros elementos que establezcan, la formación integral y que tengan como punto de partida las diferentes dimensiones del desarrollo humano. La universidad como institución que cumple un papel estratégico en el proyecto de desarrollo económico, social y político en el que está comprometido el país, debe estar en capacidad de formar las nuevas generaciones, para que puedan asumir de manera competente y responsable los compromisos que demanda la construcción, de la nueva sociedad que se encuentra en proceso de gestación, con currículos transversales que estén mejor construidos sin pensar que el todo del profesional de la salud son los contenidos teóricos, como lo refiere Giroux, (2001 p. 7-24), al expresar que todo “currículum pensado para introducir cambios en las aulas fracasará, a no ser que sus propuestas estén fundamentadas en una comprensión de las fuerzas sociopolíticas que influyen poderosamente en la textura misma de las prácticas pedagógicas cotidianas del aula”.
Las practicas pedagógicas, se conciben desde los maestros como las acciones para, centrar sus esfuerzos en impartir conocimientos teóricos, que den cuenta de la construcción de aprendizajes en los estudiantes, esta postura es muy importante, pero en el proceso educativo se queda a medias, porque es importante la suma integral, de los abordajes conceptuales, desde el conocer, los prácticos desde el saber hacer, el reconocimiento del otro, porque como personas vivimos en sociedad y para lograr vivir adecuadamente en la sociedad, debemos reconocernos, pasando por el reconocimiento individual y se hace necesario además convivir con el otro, de esta forma podemos decir que se alcanzan niveles importantes de desempeño académico.
En la actualidad se evidencia dificultades entre la relación establecida de las prácticas pedagógicas y el desempeño académico. El desempeño académico, es entendido como un estándar de medida, donde se reduce los procesos de enseñanza aprendizaje a una cifra numérica, es decir, el desempeño académico es concebido como un proceso cuantitativo, y la relación entre prácticas pedagógicas y la objetivación para un desempeño académico se desarticula, desde los docentes y los estudiantes. Los docentes tienen la intención de brindar practicas pedagógicas basadas en la diferencia, entendiendo los procesos cognitivos desde el otro, pero en el campo real se hace difícil llevarlo a cabo, dado el número de estudiantes, las cargas académicas, y los tiempos tan reducidos para brindar una educación objetiva que redunde en procesos de formación acordes al contexto.
En diversas investigaciones realizadas acerca de las prácticas docentes dan cuenta donde prima un modelo tradicional, conductista, basado en fijación de conocimientos y acumulación de aprendizajes, en el cual el docente se dedica a trasmitir conocimientos teóricos por lo cual, se preparaban muy bien, adquiriendo, conocimiento científico, para realizar una clase y abordar los contenidos temáticos de las asignaturas; es así que al observar las exposiciones de los docentes, estaban dentro de parámetros muy buenos, pues consistían en presentar un tema y si alcanzaba el tiempo se continuaba con otro, donde el estudiante, desempeña un rol de pasivo de escucha, para acumulación de información, y así se evidencia “un modelo transmisionista, conductista, bajo la mirada del moldeamiento de la conducta productiva de los individuos” Flórez Ochoa (2009 p. 168 -172), donde es importante, entregar conocimientos, para ser apropiados por los estudiantes, sin tener en cuenta, los procesos de dialogo que deben existir, para construcciones objetivas en la formación del ser, de tal forma que los conocimientos generen aprendizajes significativos.
En la práctica pedagógica actual la interacción es el medio para la construcción de conocimiento y desempeña un papel central, Gómez, L. (2005). Por lo que se espera que las clases tengan un alto grado de interacciones entre estudiantes y docentes, es claro que en todas las clases hay interacciones, pero la expectativa es que se realice objetivamente, para la construcción de pensamiento crítico y reflexivo, entre estudiantes y docentes.
En definitiva la interacción, se trata de un aprendizaje dialógico que fluya en distintas direcciones docente-estudiante-docente. Con relación a la didáctica de las practicas pedagógicas utilizadas por los docentes, las estrategias que prevalecen se centran en el docente, según su propia opinión, independiente de la asignatura, la interacción es unidireccional, docente-estudiante, en las áreas de la salud tradicionalmente, el responsable del aprendizaje se ha limitado exclusivamente al adiestramiento de técnicas o la evaluación de las mismas, Castillo et al, (2007). Según Paulo Freire “Enseñar no debe limitarse a la transmisión de conocimientos, si no crear las posibilidades para su producción o construcción”, Medina, (2002). En este orden de ideas la figura del docente debe de ir más allá, su papel debe ser preponderante en el desarrollo del proceso de formación del estudiante, potenciando la capacidad crítica y el desarrollo de la reflexión.
Los sistemas educativos deben concebir la educación, como un todo en busca de los pilares fundamentales, de aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, para Prácticas Pedagógicas y su relación con el desempeño académico cooperar con los demás y aprender a ser, este último encierra todo lo relacionado con el desempeño académico, el proceso enseñanza aprendizaje, ha de ser tan objetivo que el estudiante se auto conozca y pueda determinar cómo está llevando su proceso de formación. Las prácticas pedagógicas, deben ser entendidas como las acciones que se ejercen desde la enseñanza- aprendizaje, para que el estudiante pueda alcanzar los desempeños adecuados para el desenvolvimiento profesional, entendiendo el desempeño como un todo, lo intelectual, lo motivacional, la autorregulación de los aprendizajes, para alcanzar mejores resultados educativos, y no visto como una situación de medida trazada por un acto exclusivamente calificativo.
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