El retorno de la política y lo político
Días atrás me encontraba en un renombrado café del centro de Concepción y para mi grata sorpresa pude constatar como la mayoría de quienes allí estaban, hablaban de lo que está pasando en nuestro país; escenario casi inexistente antes que irrumpiera el reventón social; en otras palabras, si hay algo que las movilizaciones han provocado en la población y en el ciudadano es el retorno de la política y lo político. Bien, mal, más o menos, con deficiencias, errores y hasta improvisaciones, pero lo cierto es que llevamos más de 15 días politizando la vida cotidiana. Con lo anterior, no nos estamos refiriendo solo al tema de las marchas y protestas, sino también como la coyuntura que se vive ha permitido que las demandas por una mejor sociedad se trasladen al hogar, bien al trabajo, oficina o el café entre amigos y compañeros.
Se ha dicho que la dictadura despolitizó la sociedad chilena y que aquello se mantuvo o fue bien administrado por los gobiernos democráticos (post 90), cabría señalar que el régimen de Pinochet avanzó en esa dirección, pero con un matiz. Si bien la dictadura “satanizó” la política, al mismo tiempo construyó su propia política, con un lenguaje económico, donde la política era sacada del espacio público, se circunscribió al ámbito privado y en manos de los “expertos”; es decir, sólo algunos, podían y estaban en condiciones de hablar y hacer política, el resto de la población no tenía espacio y menos participación en ese terreno. De ahí entonces que llame tanto la atención y para otros asuste el nivel e impacto que han alcanzado las movilizaciones, protestas, mítines, encuentros autoconvocados o simplemente que la población, ya sea en las calles o en las marchas, esté demandando transformaciones estructurales.
En vista de lo anterior, el retorno de la política, con todas sus imperfecciones y errores, propios de años de exclusión y marginación de la población de espacios de participación que no sea ir a votar cada cuatro años, han permitido en estos días que se corriera el cerco de esta democracia y se desafiara y transgrediera el orden establecido. Ya lo decía Jacques Ranciere, la política puede tener dos acepciones, por una parte, la política entendida como “policía” centrada en el consentimiento de las colectividades, la distribución de lugares y funciones dentro de un determinado orden; mientras que la política propiamente tal, propone romper con lo anterior, con esas configuraciones que buscan establecer a las personas sobre lo que tiene que ser, hacer y decir. Es decir, la política lo que busca es desplazar o mover a las personas de ese lugar en el cual habían sido asignados. Por lo tanto, la política “hace ver lo que no tenía razón para ser visto, hacer escuchar un discurso allí donde sólo el ruido tenía lugar, hacer escuchar como discurso lo que no era escuchado más que como ruido”.
Rosanvallon, diría que estamos en presencia de un proceso donde lo político cobra fuerza, esto quiere decir “una modalidad de existencia de la vida comunitaria y a una forma de la acción colectiva”, donde se habla y cobra vida el poder, la ley, el Estado, igualdad, justicia, identidad, diferencia, la ciudadanía y la civilidad; es decir, todo aquello que constituye a la polis más allá del campo inmediato de la competencia partidaria por el ejercicio del poder. En esa línea Moufe aportará señalando que lo político es la dimensión de antagonismo constitutiva de las sociedades humanas.
Lo cierto es que más allá de lo espontáneo e inorgánico del movimiento y si la politización perdurará, todos de una u otra manera estamos haciendo política, desafiando la política e ideología que se esconde bajo la tecnocracia neoliberal, ya que como dijo Lechner, la política no es otra cosa que “la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado”.
Sí claro «Retorno de la política y de los políticos»
Pero, por favor, sin la «clase política», sin Los partidos y menos con los parlamentarios
Profesor.
sus artículos son un tremendo aporte a la comprensión política y social que se vive.
Gracias
Qué buena columna señor.
Mis felicitaciones por su claridad y la profundidad del análisis.