
LA PAZ
Desde Castelar, Argentina
LA PAZ
Sí, te mira,
nos mira
Desde su sigiloso hábitat observa.
Nada dice
tiernamente sonríe
Ante este grafismo pensará benévola que hice
¿Y la Paloma?
¿Y por qué no este rostro fresco de mirada de universo no puede ser
el rostro de la Paz?
¿Acaso en sus labios no puede sostenerse esta pequeña rama frágil que parte
de su cabeza con esa flor plena de propósito atravesando la mejilla y con gracia
encantadora buscar los labios y terminar en otra orilla?
Como la paloma, la mujer suplica la paz.
Va en ello su vida,
las vidas que engendra.
Sólo ella sabe cómo cada célula de su cuerpo reclama la paz.
Como ante inequidades pensadas por los hombres su voz se anula
pues sólo ellos saben.
¿Saben qué?
Sí, de soberbia, imposiciones, contradicciones, choques, desencuentros, luchas, muertes.
Y la mujer sin ser escuchada está relegada a callar
y aceptar la necedad del poder.
¿Hay en todo esto amor?
Vil simulacro.
Lo demuestra el incendio moral de las sociedades del mundo.
No se avanza,
se retrocede miserablemente.
Mira esos ojos fijamente.
En un momento verás que se borra la sonrisa
Y la mirada antes tierna se endurece y te condena.
La Paz es mujer y tú, simplemente un hombre…
que la niega.
***
Gladys Semillán Villanueva
Argentina.
Marzo 25, 2025.
D.R.A.
Nota:
La obra que ilustra el texto –obra original de la autora– está realizada con tinta y plumín, además de bolígrafos marcadores
Título: LA PAZ.

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