
Tomé y Dichato nexo de Ñuble y Biobío histórico.
Hablar de Tomé y Dichato, nodo histórico de articulación de Ñuble región y el Gran Concepción, cabeza de la nueva región del Biobío, implica empezar por Tomé y sus olvidados molinos de trigo y la historia del auge económico vinculado al trigo, como lo recuerda hace unos días Francisco Iturra en Periodismo Universitario UCSC.
Al respecto, dice: “la industria molinera fue de gran importancia en la provincia de Concepción, especialmente en Tomé. A mediados del siglo XIX el trigo generó cuantiosas ganancias y fomentó el crecimiento en la región del Biobío”, se puede agregar en la actualidad la región de Ñuble, aunque en menor medida, dada la transferencia de plusvalía a favor de la manufactura molinera y su distribución en el mercado mundial y el desvalor de la producción primaria, todavía manifiesta en la agricultura y la ruralidad.
Agrega, F. Iturra: En Tomé, la actividad molinera se inició oficialmente en febrero de 1842 con la apertura del Molino Collén; le siguieron, más tarde, el Molino Tomé, en el mismo año, y el Molino Caracol en 1843. Un sello de estos gigantes fue la tecnología de nivel mundial. En 1850, según el historiador L. Massei, el 67% de la harina chilena era enviada desde Tomé a los Estados Unidos. El Molino California llegó a producir 2570 quintales de harina diarios. Y en 1896, se instaló allí el primer ferrocarril aéreo del país”, desde el barrio California cercano a la actual industria Camanchaca hasta el puerto de Tomé, en aquellos días puerto principal.
La actual región de Ñuble y en parte del Maule estuvo ligada a esta gravitante historia económica de Tomé y el Gran Concepción, inicialmente a través de la ruta caminera de Chillán a Tomé. En ella miles de carretas cargadas de trigo cruzaban las fronteras provinciales de esa época para participar del comercio internacional triguero. Su crisis derivó en la industria textil tomecina que hasta los años 70 del siglo XX alcanzó a tener alrededor de 5 mil trabajadores que producían telas de lanas de primerísima calidad. Muchos de aquellos trabajadores y trabajadoras eran de origen rural, en particular de comunas vecinas de la antigua provincia de Ñuble y su ciudad centro Chillán.
Entre Ñuble y Tomé/Dichato hay entonces una fuerte historia común. Dichato en mi juventud (años 70) era conocido como Chillan chico. El ferrocarril que unía a Chillán con Concepción vía Tomé constituyó un nexo virtuoso en los veranos chillanejos, la bahía artesanal y recreativa de Dichato era un imán para los chillanejos (a) y en general para la gente de Ñuble del recorrido ferroviario. Esta cultura, tuvo un acto notable post terremoto y tsunami del 2010, cuando camiones y buses chillanejos llegaron con ayuda solidaria a Dichato.
Finalmente, me importa agregar una conjetura personal que mentalicé en los primeros años de la Sede de la Universidad de Chile en Chillán, como profesor joven. Las jóvenes chillanejas me parecían más hermosas que las tomecinas de donde soy oriundo, incluso de las penquistas. Ocurrió que muchas tomecinas venían a estudiar a Chillán y pasado un tiempo lograban tal hermosura. Mi conjetura fue que las modistas chillanejas eran de primer nivel, junto al carácter peculiar de Chillán y la chillanejas. Ñuble agrícola y ahora agropecuario e industrial no sólo ha aportado a Tomé y a la región del Biobío materia prima, sino también arte, diseño y belleza.
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