
Pensamientos de Irene Nemirovsky
Irene Nemirovsky nació en Kiev, Ucrania, el 11 de febrero de 1903. Su familia, de origen judío, huyó a Finlandia ante las amenazas bolcheviques. Luego, se desplazó a Francia, país dónde Irene se licenció en Letras en la Sorbona. Publicó las obras “David Golder” (1929) y “El Baile” (1930). Perseguida por las leyes antisemitas del gobierno pronazi de Vichy fue arrestada en 1942 y trasladada a Auschwitz, campo de concentración en que falleció el 17 de agosto de 1942, víctima de tifus. Sus manuscritos fueron ocultados por sus hijas y editados actualmente. Obras principales: “Suite francesa”, “El caso Kurilov”, Los perros y los lobos”, “Jezabel”, “El ardor en la sangre” y “Los fuegos de Otoño”.
“En el fondo, todas las pasiones son trágicas, todos los deseos están malditos, porque siempre conseguimos menos que lo que soñamos”.
“Los seres apasionados son simples”.
“¡Qué tontos éramos cuando jóvenes!”.
“Las madres y las enamoradas, son hembras feroces”.
“Nunca se acaba de conocer a nadie”.
“¡Qué hermosas locuras las del amor!”.
“Toda alegría es contagiosa y desarma los sentimientos de odio”.
“En tiempos de guerra, ninguno de nosotros espera morir en la cama”.
“Tarde o temprano, la vida apaga en nosotros las pasiones más ardientes”.
“Los perros son ellos que van en manada y si les mandan morder, muerden”.
“Cada día que pasa y que has perdido para el amor, es una tragedia”.
“El amor que nace del miedo a la soledad es tan triste y poderoso como la muerte”.
“Somos una raza ávida, hambrienta desde hace tanto tiempo que la realidad no basta para alimentarnos. Necesitamos también lo imposible”.
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