A 50 AÑOS DEL GOLPE. LA MAYOR TRAGEDIA PARA EL SECTOR CAMPESINO

El campesinado chileno había sufrido por años pésimas condiciones de vida, abandono, injusticias y pobreza producto del sistema de explotación que existía en los fundos y haciendas tradicionales. Esta grave situación de miseria, comienza a revertirse a partir de la formulación de las leyes de Sindicalización Campesina y de Reforma Agraria en el año 1967. La organización sindical crece explosivamente, se presentan cientos de pliegos de peticiones y se logran mejoras salariales y en las condiciones laborales. Al año 1973 se encuentran unos 300 mil campesinos organizados en sindicatos comunales a lo largo de todo el país.

El proceso de Reforma Agraria avanza y al año 1973 se termina con el latifundio, incorporando cerca de 9 millones de hectáreas a la producción de los campesinos del sector reformado, beneficiando a más de 75 mil quinientas familias.

Las familias campesinas reciben además todos los logros de los programas sociales del gobierno popular, en el ámbito de la salud, educación, construcción de viviendas, recreación, cultura y obras públicas.

El campesinado se siente actor en todo el proceso transformador del gobierno de la Unidad Popular. Se siente reconocido, valorado y con dignidad.

Todo el avance logrado por el movimiento campesino en estos pocos años, se derrumba trágicamente con el golpe de la derecha el 11 de Septiembre de 1973. Con el apoyo militar los patrones se alzan con toda su fuerza contra los campesinos de manera de borrar todos los logros por ellos alcanzados. Los campesinos son despedidos de sus trabajos, los dirigentes entregados a los militares, detenidos, torturados, fusilados o hechos desaparecer. Sus locales sindicales allanados, los bienes requisados, las organizaciones disueltas. Se deroga la legislación especial para la organización sindical en el campo.

La crueldad de la represión y muerte queda marcada con los sangrientos y horrorosos casos de Paine, Cuesta Barriga, Hornos der Lonquén en Isla de Maipo, el Laja, la reserva de Malleco, Osorno, Futrono y Valdivia, donde la revancha patronal muestra la crueldad y el odio a esos campesinos que se habían atrevido a luchar por sus derechos.

La mayoría de las tierras expropiadas por la Reforma Agraria son devueltas a sus antiguos patrones. Otras son transferidas a las fuerzas armadas u otras instituciones para ser finalmente licitadas o rematadas a personas no campesinas. Se asignan a campesinos sólo 1 millón ochocientas mil hectáreas en parcelas individuales y mediante un decreto ley se prohíbe asignar tierras a los dirigentes y todos aquellos campesinos que se hubieran tomado el fundo para pedir su expropiación. De esta manera se despide a cerca de cien mil campesinos y sus familias quienes deben abandonar sus casas y tierras.

Po eso el recuerdo del golpe cívil y militar del año 73 representa  un hecho mortal para todas las aspiraciones y esperanzas del sector campesino y sus familias. Un momento de quiebre de esos momentos llenos de vida, libertad, alegría e ilusiones donde parecía que al fin de podrían realizar los sueños de un mundo distinto con justicia y dignidad. Con el golpe el dolor, la muerte y la pobreza vuelven a dominar en el campo.

El daño provocado por la contrareforma agraria implementada por la dictadura, fue de tal magnitud, que a 50 años del golpe civil y militar, y a pesar de políticas parciales aplicadas por los gobiernos luego de la vuelta a la democracia, observamos que son muchos los ámbitos de la vida del campesino que aún permanecen desprotegidos. El proceso democratizador, está en deuda con el sector campesino.

Luis Enrique Salinas C.

Septiembre de 2023