EL EFECTO CASANDRA
El científico Carlos M. Duarte, experto en biología y ecología oceanográfica, comentó en su ‘blog’, el año 2014: “La ciencia progresa a partir de establecer una serie de hipótesis para explicar observaciones, que, una vez confirmadas, se convierten en teorías que permiten formular predicciones. Compartimos con Casandra la maldición de que la sociedad no nos crea.” [1]
Nos recuerda el profesor Duarte un pasaje de la Historia, aquella del Caballo de Troya: “El dios Apolo, despechado por ser rechazado por Casandra, la castigó con la capacidad de predecir el futuro pero de modo que nadie la creyese. Así fue que los troyanos aceptaron el regalo del caballo de los aqueos haciendo caso omiso de las advertencias de Casandra [1]. Esta analogía también ha sido mencionada por el Profesor Ugo Bardi [2].
Esto, denominado ‘efecto o síndrome de Casandra’, como bien lo explica, se aplica perfectamente a lo que está sucediendo en el mundo desde la década de los 70. A pesar de todos los estudios científicos multidisciplinarios que se han hecho acerca de lo que sucedería en el planeta Tierra, y las advertencias deducidas de ellos -que si continuábamos con las tendencias de crecimiento en cuanto a población, producción de alimentos, industrialización, contaminación, y la continua y creciente emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, los efectos que sufriría la humanidad y la naturaleza serían catastróficos [3]- los gobiernos, los políticos y los grupos empresariales dominantes, siguen sin reaccionar.
La sucesivas reuniones mundiales del ‘Intergovernmental Panel on Climate Change’ (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC en sus siglas en inglés) que hemos presenciado, nos muestran que los acuerdos no se cumplen y que todo continúa más o menos igual. Pareciera que los científicos y pensadores molestasen a los tecnócratas y que estos pensasen –como el ‘Otro yo del Dr. Merengue’ [4]- algo así como “no le hagamos mucho caso a estos agoreros y sigamos trabajando en lo nuestro para continuar invirtiendo en el crecimiento, la única forma de poder erradicar la pobreza en el mundo.”
Del mismo modo que Casandra, los investigadores y científicos que han trabajado en comprender y anticipar los impactos del cambio climático y del calentamiento global en el mundo, han sido castigados, esta vez no por Apolo sino por Mercurio, el dios del comercio y la codicia, con la capacidad de anticipar el futuro pero no ser creídos.
Los últimos informes del IPCC, incluido el último de la reunión de ‘Paris’, basados en las evidencias científicas recogidas cada vez más contundentes han concluido que el cambio climático ya está ocurriendo, y que sus efectos serán cada año que pase más devastadores de los anteriormente previstos, afectando sobre todos a los más pobres y generando graves conflictos. Las catástrofes y sus consecuencias son palpables pues los fenómenos extremos, como las olas de frío y las olas de calor, han aumentado en frecuencia e intensidad. Esto trae consecuencias graves para la economía mundial que está pasando por complicaciones para su reactivación. Ya se está observando que el PIB global (mal índice para medir el desarrollo de los países que debería haberse sustituido por otro más racional) no podrá subir más allá de los 2 puntos porcentuales anuales, lo que nos está indicando que, muy probablemente, estamos alcanzando los límites del crecimiento pronosticados por el grupo investigador del M.I.T. dirigido por el Prof. Dennis L. Meadows en sus informes sobre “Los Límites del Crecimiento [5].”
Los progresos de la ciencia se sustentan en hipótesis y teorías sobre el universo observado y estudiado, con las que es posible emitir predicciones. La capacidad de predecir los cambios derivados de la acumulación de gases de efecto invernadero no se debe a un don de los dioses, sino al trabajo durante décadas de miles de científicos que han asentado la ciencia del cambio climático como una ciencia basada en teorías y fundamentos sólidos capaces de formular predicciones fiables. Sin embargo, aunque las bases de esas predicciones son mucho más robustas que la de Casandra, los científicos comparten con ella la maldición de que la sociedad no les crea (y tampoco los escuche) [1].
El futuro de la humanidad, según los últimos pronósticos del IPCC, es más que preocupante ya que, de no hacer nada, sería catastrófico. Y cada año que pasa nos va quedando menos tiempo para frenar los impactos, controlarlos y asimilarlos o adaptarnos a ellos. Los líderes mundiales no han hecho nada serio aún para afrontar el cambio climático, que no por ignorarlo desaparecerá como por encanto o por el advenimiento de una tecnología salvadora de carácter mágico.
¿Y qué están haciendo nuestros líderes chilenos con todos esos problemas? Pues, al igual que los del resto del mundo, absolutamente nada, solo continuar hablando de crecimiento sustentable y fomentando las contaminantes industrias extractivas de materias primas y propalando truculentas falsedades (‘fake news’) por los medios de comunicación. Asimismo ocurre con los líderes regionales que no quieren oír lo que les estamos advirtiendo. ¿Aprenderán alguna vez que eso ya no funciona? Por lo menos, que cuando sucedan las catástrofes previstas por los científicos, recuerden que Casandra ya nos previno.
[1]https://www.huffingtonpost.es/carlos-m-duarte/el-cambio-climatico-y-el-sindrome-de-casandra_b_5103623.html
[2] https://cassandralegacy.blogspot.com/2011/06/limits-to-growth-revisited.html
[3] https://www.monografias.com/…/Resumen-De-Los-Limites-Del-Crecimiento-P3ZJH22.
[4] https://www.conclusion.com.ar/sin-categoria/el-otro-yo-del-ingeniero-merengue/11/2015/
[5] https://www.crisisenergetica.org/forum/viewtopic.php?showtopic=36576
Realmente un artículo con una visión acertada de la realidad de muchos de los países de la región. Si los pueblos se pusieran de acuerdo como los «los gobiernos, los políticos y los grupos empresariales dominantes». Espero con ansiedad otro artículo como este Carlos. Saludos.
Excelente artículo!!!. Total y absolutamente cierto. Felicitaciones por la capacidad de explicar tan claramente un tema complejo…
Gracias María Teresa, las fuentes están en los enlaces de referencia. Es conveniente que los lean.
Una Analogía espectacular-mente «decidora» para nuestros tiempos y un análisis genialmente argumentado.
Felicitaciones Don Carlos.
Muchas gracias Pedro. Lo que sucede es que descubrí en una revista Playboy, el año 1973, un artículo muy interesante sobre el informe «Los Límites del Crecimiento», D.L. Meadows et al, 1972, que me impresionó mucho y me dejó pensando. Desde ese año a esta parte he estado siguiendo el tema. Capté que el equipo de científicos que trabajó en él problema, con el SOFTWARE World-3, corriendo los algoritmos con esos computadores lentos de esos años que graficaban las curvas con letras, en impresora de matriz de puntos, era muy potente abarcaba muchas disciplinas del saber. Cuando lo leí por primera vez, dije para mí: «son graves las conclusiones y creo muy certero el diagnóstico y muy sabias las recomendaciones, pero me temo que nadie les hará caso y todo continuará sin cambio alguno». De ahí la mención del efecto Casandra.
Sigamos difundiendo esto que es lo único que nos puede salvar del desastre. No hay otro camino, Casandra ya nos lo advirtió.
Y fíjate que es absolutamente lógico detener el CRECIMIENTO y estabilizar los modos de producción centrándonos en el DESARROLLO sin crecimiento, tendremos tiempo de sobra para hacer las cosas bien, en lugar de seguir ‘huyendo hacia adelante’. Es posible, será muy entretenido, un tremendo desafío que, dejando la codicia y la ambición de lado, nos llevaría a poco andar a mejorar y lograr una sociedad verdaderamente sustentable y más igualitaria. Para eso, los gobernantes deben aprender y entender que debemos abandonar la COMPETENCIA y reemplazarla por la COOPERACIÓN. Así es que, ¡¡al diantre con el sermón de la competitividad!!