«La injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes».                                        

Martin Luther King

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El problema partidario de republicanos

Sebastián Rumie

Académico Escuela de Gobierno y Comunicaciones UCEN

Michael Oakeshott sostiene en On Human Conduct (1975) que los partidos políticos son un tipo de asociación híbrida. Por un lado, son asociaciones gobernadas por la regla, en el sentido que sus miembros poseen un compromiso formal con respecto a reglas ideológicas e institucionales que le dieron origen a la asociación y que le otorgan su razón de ser. Mientras que, por otro lado, los partidos son asociaciones empresariales, en el sentido de que éstos se organizan para cumplir metas electorales y políticas contingentes que no siempre son afines a las reglas originarias de la organización partidaria. En tal sentido, el problema partidario de republicanos radica justamente en el balance existente entre estas dos formas de asociación.

El Partido Republicano surgió en 2019 como un partido reaccionario que representaba a un nicho de electores, el cual tiene un credo definido e intransable que valora positivamente el legado de Pinochet y que está orientado por ideas conservadoras en lo moral y liberales en lo económico. En tanto asociación gobernada por la regla, la defensa irrestricta de este credo ha constituido la razón de ser de esta organización, de modo que cualquier iniciativa al interior del partido que atente en contra de dicha razón es catalogada como heterodoxa.

Los republicanos, empero, se han visto enfrentados durante los últimos años a un crecimiento electoral meteórico, el que ha derivado en que José Antonio Kast sea actualmente un serio contendiente presidencial; mientras que además derivó en que la mayoría de los miembros del consejo constitucional del último proceso constituyente fuese republicana. Ante esta situación inesperada, los cuadros dirigentes de los republicanos se vieron enfrentados a la necesidad de abandonar la lógica del nicho para obtener mayorías nacionales y liderar un proceso constitucional que debía representar los intereses plurales de los chilenos. Esto último modificó las metas políticas y electorales del partido en tanto asociación empresarial, lo cual produjo un conflicto entre dichas metas y los principios ideológicos originarios del partido en tanto asociación gobernada por a la regla. Todo esto resultó –entre otras cosas– en la fractura de los republicanos tras salida de Rojo Edwards y de otros veinticinco miembros del partido político en el marco último proceso constitucional. Con todo, el problema partidario de los republicanos radica precisamente en el balance existente entre una asociación gobernada por la regla y una empresarial. Si el Partido Republicano aspira a liderar el país respaldado por mayorías que no sean circunstanciales, pues debe flexibilizar en la esfera pública algunos sus principios ideológicos –no renunciar privadamente a ellos– con el fin de representar a un electorado más amplio. De otro modo, el éxito electoral este partido político seguirá atado a su nicho y a las mayorías electorales circunstanciales asociadas, por ejemplo, al desempeño político y económico de la oposición.

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