DEBEMOS RECUPERAR NUESTROS VALORES.
¿Qué nos está pasando en Chile? Nuestros valores, nuestra ética, nuestra moral han ido desapareciendo y surgen las nubes de la oscuridad que da paso a una impunidad que ofende.
Al Presidente de la República, la Cámara de Diputados le ha aprobado una acusación constitucional por delitos y actuaciones que son incompatibles con su cargo.
Los famosos Papeles de Pandora, continuación de otros denominados Papeles de Panamá, son documentos sacados a la luz pública por una Corporación de Periodistas Independientes de diversos países, cuya verosimilitud nadie pone en duda. Allí aparecen comprometidos conspicuos personajes de varios países del mundo, todos pertenecientes a una élite de millonarios que buscan en paraísos fiscales la forma de evadir impuestos, de ocultar obligaciones o de borrar huellas económicas inconfesables.
En estos papeles también aparece el nombre de Sebastián Piñera y de su familia, vinculados a una operación que comprometía los intereses económicos y medioambientales de Chile.
En el proceso parlamentario, la Acusación Constitucional sufrió las consecuencias de maniobras politiqueras de bajos niveles éticos. También de hechos curiosos, rayanos en el esperpento. Un parlamento que obliga a una votación presencial en vez de hacerlo telemáticamente, como era habitual en tiempos de pandemia. Todo, porque en la oposición había diputados en cuarentena.
La respuesta táctica: un parlamentario habla por más de 15 horas para dilatar la sesión y conseguir que se cumpla el plazo de cuarentena de otro. Y, además, otro diputado que había iniciado un control voluntario y se había hecho una PCR por su cuenta, no espero el resultado (que posteriormente fue negativo) y concurrió al hemiciclo para emitir su voto.
Con estas maniobras, la Acusación Constitucional salió adelante, pero es difícil que prospere, porque en el Senado el panorama es diferente.
En otro nivel, un ex concejal comunista de Chillán, ha sido detenido bajo la acusación de cohecho por parte de la Fiscalía local. Se le vincula al escándalo surgido hace dos años con la adjudicación de un millonario contrato para dotar de luces LED gran parte de la ciudad. El ex concejal y un empresario, se encuentran ahora en detención domiciliaria total y arraigo nacional, en espera de juicio. La presunción de inocencia se mantiene, porque la defensa ha enarbolado contundentes argumentos para desmontar los de la Fiscalía.
La cuestión es ¿qué sucede en Chile que a todo nivel la corrupción sigue poniendo en tela de juicio a personas e instituciones? Este es un asunto de la mayor gravedad, porque erosiona nuestro sistema democrático y pone en duda cualquier acto de gestión administrativa. Como que el “todo vale” para conseguir dinero fácil se puede seguir practicando, sin importar que nuestra sociedad se corroe por todas partes.
Sin duda que este es un problema surgido durante los años de oscuridad dictatorial. Oscuridad que vino acompañada de impunidad, con instituciones que debían garantizar la justicia y la moral ciudadana, pero que también terminaron cometiendo aberraciones inmorales.
Nosotros mismos debemos ser los que limpiemos esta inmundicia. Debemos ejercer conductas que nos devuelvan la ética perdida y retomar la convivencia con justicia, con equidad, con moral a toda prueba. Debemos recuperar la política transversal, con partidos con ideas nuevas, con voluntad de progreso y respeto.
Debemos levantar liderazgos fuertes, nuevos, transparentes, con manos limpias y verdadera voluntad de servicio. Es una hermosa tarea de hombres y mujeres nuevos, que debemos asumirla entre todos, hombro con hombro, solidariamente. Así conseguiremos avanzar en progreso y en paz.
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