
LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y EL CENTRO POLITICO (PARTE 1)
Los partidos políticos tienen un momento histórico que posibilita su irrupción en la vida política, y posteriormente su vigencia. Surgen, cuando son la expresión de un sector de la sociedad en un momento dado, representando sus demandas e intereses. Los partidos políticos que forjan raíces en la sociedad, no son una creación de algún cerebro iluminado. Estamos hablando de los partidos políticos que prevalecen, no de las agrupaciones o colectivos que aparecen y desaparecen sin rastros.
Es la característica de los grandes partidos, de los que han jugado un papel en la historia política del país. El Partido Radical surge desde el interior del Partido Liberal en la segunda mitad del siglo XIX, representando a nuevos sectores sociales, primero a la burguesía minera y más tarde a los nacientes sectores medios, por muchos años.
El Partido Comunista surge en 1912, cuando en Europa se expanden las ideas socialistas, y en Chile surge el proletariado de los sectores mineros y urbanos, apoyando su organización y sus luchas. Más tarde en 1933 surge el Partido Socialista, y logra agrupar a sectores del proletariado y de la intelectualidad, con su sello propio, que se distancia de la vinculación internacional del Partido Comunista.
A fines de la década del 80 surge el Partido por la Democracia, PPD, en plena lucha por la recuperación democrática bajo la dictadura de Pinochet. Logra interpretar a los más vastos sectores sin partido, pero que anhelan el término del pinochetismo.
En suma, los partidos políticos surgen en un momento de la historia interpretando a diversos sectores sociales. Es el caso también, de un gran partido en Chile, la Democracia Cristiana (DC).
Condiciones que dan origen a la Democracia Cristiana
La DC surge en 1957 como fusión de la Falange Nacional (liderada por Eduardo Frei Montalva), el Partido Conservador Social Cristiano (escisión del tradicional Partido Conservador), y corrientes del Partido Agrario Laborista (que agrupa a partidarios del General Ibáñez).
El mundo en que surge la DC en 1957 es el mundo de la Guerra Fría, con una lucha política implacable entre dos sistemas opuestos, socialismo y capitalismo. Las dos grandes potencias de entonces, La Unión Soviética y Estados Unidos, se disputan la supremacía, defendiendo y expandiendo en todos los continentes sus esferas de influencia. A esa contienda no armada se le denominó Guerra Fría. En ese contexto, la DC surge como tercera vía, y plantea otro mundo posible. Frente a la falta de libertades democráticas del universo socialista y las grandes injusticias y desigualdades del capitalismo, abraza el camino de la doctrina social de la Iglesia Católica, y postula una sociedad que llama comunitaria, como un camino intermedio.
No pretende alianzas ni con izquierdas ni con derechas, tiene su propio norte, al contrario de como antes gobernara el Partido Radical, partido de centro que actuaba como bisagra tanto hacia la izquierda como hacia la derecha. La DC gobierna entre 1964 y 1970 como partido único, siguiendo lo que ellos llaman “camino propio”. Es un centro político autónomo, como lo define el autor Arturo Valenzuela (Valenzuela, 1989, Flacso).
Entre esos dos polos opuestos e irreconciliables de la Guerra Fría, tiene sentido histórico el centro político autónomo. Es un camino alternativo entre dos extremos, que se justifica y se hace posible en ese escenario político.
Trayectoria de la Democracia Cristiana
Así se entiende su afamado lema durante su gobierno en la década del sesenta: “la revolución en libertad”. Su contenido es reformar las estructuras de dominación conservadoras, manteniendo las libertades democráticas.
Emprende su camino propio, enfrentando a la oligarquía terrateniente, efectuando la reforma agraria en el campo por medio de la expropiación de los grandes latifundios, para entregar la tierra a los campesinos en sociedades cooperativas. Promueve la sindicalización campesina, organizando a los trabajadores del campo, apoyándolos con créditos, y superando una economía agraria semi feudal. Su reforma agraria es más avanzada que la reforma agraria que acomete la Revolución Cubana en sus inicios, expropiando fundos desde 80 hectáreas en vez de 400 hectáreas de la revolución castrista. En las ciudades impulsa la llamada Promoción Popular, desarrollando la organización de los pobladores y de las juntas de vecinos. Es un gobierno transformador sin lugar a dudas. La Democracia Cristiana se convierte en el principal partido político de Chile.
En 1970 tras el triunfo de Salvador Allende, luego de superar enconadas resistencias internas, finalmente permite con sus votos en el Congreso Pleno, que Allende asuma la presidencia. Para ello exige un Estatuto de Garantías Democráticas, que es aceptado por la nueva coalición gobernante. Junto con el nuevo gobierno surge una acentuada división entre sectores progresistas y conservadores al interior del partido. Durante el proceso del gobierno de izquierda, éstos últimos terminan dominando, conformando alianza con los sectores de derecha que tienen sus propios objetivos de derrocamiento del gobierno. Participan en crear un clima de ingobernabilidad, necesario para los planes de la derecha. Este proceso tiene su punto culmine en agosto de 1973, con la histórica declaración de la mayoría de la Cámara de Diputados que acusa de ilegitimo al gobierno, otorgando así el último apoyo que esperaban los militares y la CIA norteamericana para dar el golpe de estado unos días más tarde. (Para una más acabada comprensión de este periodo, ver La Vía Insurreccional al Socialismo y la Vía Política de Salvador Allende, de este mismo autor).
Visto con retrospectiva, el papel de la DC no es muy decoroso. Pretendiendo defender las libertades democráticas supuestamente amenazadas por el gobierno transformador de Allende, su política termina con la instalación de una dictadura, sirviendo a la estrategia golpista de la derecha y de la CIA norteamericana, como está demostrado en documentos oficiales de la inteligencia de Estados Unidos.
Consumado el golpe militar, a los pocos días, solo un puñado de 13 altos dirigentes de la DC, condenan el golpe en una histórica declaración, en defensa del régimen democrático.
Durante la dictadura, la DC juega un papel relevante en la lucha por la recuperación democrática. Sus dirigentes fueron perseguidos, apresados, exiliados y algunos dirigentes intermedios, asesinados. Hasta hoy persiste la incógnita acerca de si su figura histórica principal, Eduardo Frei Montalva, fue o no asesinado por el régimen.
Para el 1° de mayo de 1978, se produce un hito a nivel sindical. Dirigentes gremiales de la DC en coordinación con dirigentes del PC, organizan la primera celebración pública del Día de los Trabajadores, en los alrededores de la Plaza Almagro en Santiago. Participaron entre otros los dirigentes DC, Manuel Bustos, Ernesto Vogel, J Manuel Sepúlveda, y los dirigentes PC, Héctor Cuevas y Alamiro Guzmán. Son reprimidos y dispersados, logrando algunos llegar hasta la Iglesia de San Francisco, en donde se realiza el temerario acto de libertad. Hubo 600 detenidos, entre ellos Bustos, Vogel, Clotario Blest (Álvarez Rolando, Desde las Sombras, 2001, Archivo Chile).
En junio del mismo año 1978, se organiza la Coordinadora Nacional Sindical, en plena dictadura. Presidida por Manuel Bustos (DC), e integrada entre otros por Alamiro Guzmán (PC). El organismo juega un papel relevante en la defensa del mundo sindical, con dirigentes que arriesgaron sus vidas en defensa de las libertades democráticas. En esta columna, rendimos homenaje a la memoria de Manuel Bustos
El 27 de agosto de 1980, en el teatro Caupolicán de Santiago se realiza un histórico acto unitario de toda la oposición a la dictadura, el único acto que se permite a los opositores al plebiscito convocado para aprobar la Constitución de 1980. Se había resuelto en conjunto, que el único orador sería el ex presidente Frei. Habló en nombre de la mayoría nacional: “Después de tantos años, nos encontramos aquí reunidos. Representamos hoy la continuidad histórica de Chile y la voluntad de la inmensa mayoría de chilenas y chilenos”. En su discurso repudia el proyecto constitucional de la dictadura, y propone de inmediato un Gobierno de Transición, para luego elegir una Asamblea Constituyente, u otro organismo representativo, para elaborar un proyecto de Constitución.
Al retornar la democracia en 1990, la Democracia Cristiana lidera la oposición al régimen, y el primer presidente es Patricio Aylwin.
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