
MENSAJES CIUDADANOS
Me encuentro sorprendido por la falta de sensibilidad de los políticos chilenos ante los constantes mensajes que la ciudadanía les está enviando. En cada elección, en cada proceso democrático, los ciudadanos expresan una opinión nítida y contundente, pero parece que la clase política no quisiera oír.
Para ser simples en la explicación, recordemos que el estallido social de octubre del 2019 se produce por el agotamiento de la gente ante tanta desigualdad, injusticia, abuso y corrupción descarada que se vive en el país. La masiva y espontánea manifestación popular, que llenó las calles del país, reclamaba el término de toda esa aberración.
En tal movimiento ciudadano con motivaciones justas y demandas necesarias, se infiltraron elementos ultras que utilizaron la violencia como método de presión. Afortunadamente, la gente les apartó, aunque sigan provocando hechos atribuibles a tal postura violenta.
Surgió una válvula de escape que permitió quitar presión a la situación: un plebiscito para definir si se elaboraba una nueva Constitución y si los responsables de aquella magna tarea eran elegidos por la ciudadanía. La respuesta fue más que contundente.
La reacción de un sector retrógrado ahora pretende quitar preponderancia a la Convención Constituyente. Y lo hace burdamente mediante el desprestigio de los elegidos o quitándoles legitimidad.
Los resultados electorales de Alcaldes, Concejales y Gobernadores Regionales, también han sido un claro mensaje ciudadano. Y la reacción de la vieja política actúa con el mismo sistema de desprestigio, restando importancia a las nuevas tareas que surgen en nuestro sistema, como es el caso de los Gobernadores Regionales.
Y ahora se producen elecciones primarias para dirimir quiénes van a ser los candidatos a la Presidencia de la República. Los partidos tradicionales vuelven a actuar entre cuatro paredes, eligiendo candidatos gastados o no participando en dicho proceso de primarias. Entonces, los resultados son sorprendentes para ellos, los dejan descolocados y ahora buscan nuevas formas para adecuar la realidad a sus intereses menores, por sobre los intereses generales.
Digámoslo derechamente: nuestro sistema de convivencia social está en crisis y la gente anhela un cambio profundo. La democracia ofrece el voto como camino de expresión ciudadana pacífica… y es una vía que puede resultar contundente.
Reiteradamente hemos dicho que cada votación es un mensaje ciudadano. La alta abstención es la expresión de una voluntad de la gente que no cree en los candidatos presentados. Y los resultados electorales están dando ganadores a candidatos emergentes, a nuevos rostros, con moderados programas que proponen los cambios anhelados.
Sin embargo, aún persisten los políticos de viejo cuño que siguen interpretando estos hechos de manera sesgada, adaptando tales resultados a sus intereses pequeños, de grupos, excluyentes.
La respuesta la tiene el pueblo. Esperamos que la participación ciudadana aumente en el ejercicio de la democracia. Los ciudadanos debemos manifestarnos masivamente. A fuerza de votos contundentes, iremos cambiando pacíficamente la injusta realidad social y política que vivimos en la actualidad.
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