
OPTIMISMO DEMOCRÁTICO
Especial para La Ventana Ciudadana
Desde Madrid, España.
Esta mañana me siento optimista. He visto las cifras que ha entregado el SERVEL sobre las elecciones del 11 de abril de este año y he comprobado que el sistema democrático no sólo funciona en Chile, sino que se refuerza, se recompone y se abre a la participación. Más de 18.000 personas se han inscrito como candidatos en estas elecciones municipales, de convencionales constituyentes y de gobernadores regionales. Esta es la cifra más alta de candidatos registrada en todas las elecciones efectuadas en nuestro país, según lo reconoce el propio SERVEL.
El optimismo crece, porque existe un verdadero regimiento de voluntarios ciudadanos que se ha sido considerado por sus pares como cualificados para representar a los electores en las diferentes instancias de la administración pública.
A la vez, es una constatación de que Chile está viviendo una instancia poderosa de cambios, pero que lo hace dentro de los cauces de la democracia, de la convivencia social en paz y del convencimiento mayoritario de que el sistema está vigente y que ofrece alternativas para realizar esos cambios que el conjunto del país necesita.
Por su parte, los partidos políticos reconocen tales alternativas de participación, se recomponen y aceptan entre sus listados a ciudadanos independientes. Es una forma de interpretar una solución ante la grave situación de desprestigio en que se debaten. Entonces buscan fórmulas para abrir sus puertas a una nueva militancia y tratan de mostrar una transparencia que se estaba convirtiendo en su mayor oscuridad.
Las dirigencias deben reconocer que a los partidos les falta aún por recobrar su identidad ideológica, sus valores ciudadanos y sus aspiraciones legítimas de desarrollo y progreso social. Deben, en consecuencia, desviarse del clientelismo político, olvidarse de que se estaban transformando en agencia de empleo y limpiarse de los que practican en sus filas maniobras destinadas a priorizar sus intereses particulares.
Los partidos políticos son las llaves que abren las puertas de la democracia real. Sus idearios aúnan voluntades ciudadanas que buscan lo mejor para el conjunto de la sociedad. Por lo tanto, deben ser dirigidos por líderes indiscutidos, por los más capacitados, los más transparentes, los mejor preparados.
La crisis social que estamos viviendo y que mostró su cara más desesperada con el estallido social, está abriendo compuertas para avanzar en la democracia participativa, para corregir el rumbo y retornar a los caminos que conduzcan al desarrollo, al crecimiento general ecuánime y transversal.
En esa tarea nos uniremos todos.
Nos queda mucho todavía, como elegir los liderazgos consecuentes, por ejemplo. Pero estamos avanzando en ello al considerar como válido el proceso democrático que culminará el 11 de abril.
Además, todavía van quedando rezagos de aquella época en que nos agobió la inequidad, el abuso, la corrupción y la injusticia. Pero estamos seguros que será la propia sociedad la que los irá borrando del panorama ciudadano.
Ya se vislumbran las alternativas que el pueblo elige para avanzar. A través de esos surcos se llegará de nuevo a la ruta por las que transitará nuestro pueblo en busca de la reconstrucción de la gran nación que nos merecemos.
Déjanos tu comentario: