SE NECESITA RESPONSABILIDAD SOCIAL

Especial para La Ventana Ciudadana
Desde Madrid, 27.11.2020

Hay que tener cuidado con los llamados falsos amigos. Porque hay visiones muy parecidas de algunos hechos, pero que significan todo lo contrario. Son similares en su enunciado, pero diametralmente opuestas en sus objetivos, con lo cual se prestan para una grave confusión. Y voy a los ejemplos para que se entienda lo que quiero decir.

En lo referente a la democracia, existen personas de la ultraderecha que dicen que “el sistema no funciona” y que hay que cambiarlo. Pero lo dicen para volver la vista hacia la dictadura o hacia un régimen brutal excluyente.  Desde la izquierda más radical, hay sectores que afirman lo mismo, pero con la intención última de eliminar el sistema y abrir cauces a uno nuevo,  monopólico y totalitario.

La actual coyuntura nos obliga a reflexionar sobre la realidad que estamos viviendo. Para ello, creo que es importante definir que el sistema democrático es lo mejor que se ha inventado hasta ahora para una convivencia racional y en paz. Históricamente, la democracia ha permitido a la especie humana su desarrollo, convivencia y un ordenamiento general del conglomerado social.

Lo malo ha venido cuando la “llave” de la puerta de la democracia, que son los partidos políticos, ha comenzado a ser dirigida por cúpulas con ambiciones desmesuradas, con personalismos aberrantes, incluso con inmorales apetitos.  La formación de pequeños grupos de poder, la ambición del poder por el solo hecho de dominar, la utilización de las instituciones para enriquecerse con rapidez, el surgimiento de la corrupción sin límites, han ido creando confusión en la ciudadanía, desconfianza en los partidos políticos y desprestigio del propio sistema democrático.

Las masivas manifestaciones populares demandando justicia y equidad, exigiendo castigo a los corruptos y a los abusadores, han puesto de manifiesto que entramos en una nueva dinámica del desarrollo social. Aunque esto se vive con fuerza en Chile, es un tema que tiene un cierto paralelismo, una similar base de protesta en otras naciones.

Y la clave está, justamente, en lo que he llamado “la llave” de la democracia, es decir, en los partidos políticos. Allí radica el germen y es en ese punto neurálgico donde se debe actuar. Es decir, se debe participar en tales organizaciones, porque es desde dentro donde se les puede cambiar. Es allí donde se debe corregir el mal funcionamiento general de la actividad política. Se les debe limpiar de corruptos, se deben eliminar de raíz los grupos inmorales, se debe desvincular a los que van a servirse de la política.

El sistema democrático nos permite avanzar, decidir lo que conviene a las grandes mayorías y potenciar el desarrollo con equidad, con visión ancha y solidaria, a toda prueba. Es importante borrar de un plumazo a los falsos amigos, que no son otra cosa que falsos líderes. Son los que tratan de profundizar en la confusión social y quieren utilizar la democracia para su propio beneficio.

Se nos vienen acontecimientos fundamentales para la marcha hacia nuestro futuro consecuente. Y debemos estar ahí, en tal proceso de limpieza y cambio. Pero debemos hacerlo con ideas generosas, amplias, transversales. Con gente con manos limpias y mente abierta. Con la inteligencia que nos conduzca a un mundo más justo, más igualitario, con mayor progreso. 

El futuro nos exige ser muy solidarios y, por sobre todo, muy responsables socialmente.